martes, 14 de junio de 2011

La perturbadora telenovela del "quien soy".

Primero, di a ti mismo lo que quieres ser, y luego ponte a hacer lo que debes hacer para lograrlo - Epicteto.
La identidad se construye en nuestra mente. Es una pequeña historieta que nos contamos sobre nosotros mismos, y que asumimos como cierta. Partes notables de esa historia son trozos de dichos de otras personas sobre nosotros mismos, e incluso afirmaciones que suponemos otros han hecho sobre nosotros.
No es extraño que partes importantes de esa "definición" de cada cual sean perturbadoras, porque con ellas nos descalificamos y etiquetamos de una forma autodestructiva.
No es un tema nuevo en la psicología. Para aquellos con rasgos nerdos, les recuerdo que las identidades se establecen y mantienen mediante la interacción social con los demás (Stryker y Serpe 1994). ya en 1902 Cooley definió el "self del espejo", como un modo de evaluación activo pero inconsciente de construir nuestra identidad a partir de afirmar aquello que pensamos que los demás piensan sobre nosotros. Burke y sus seguidores teorizaron sobre los "reflected appraisals", las percepciones de las reacciones de los demás a partir de las cuales elaboramos y confirmamos una auto-representación.
Dicho en forma práctica, nos "inventamos" nuestras definiciones personales. Pero ese proceso es inconsciente. Para lograr "autodefiniciones" funcionales, tenemos que hacer un proceso consciente: reconocer esos juicios acríticos y frecuentemente devaluadores de nuestras capacidades y potencial, además de falsamente proféticos. No es extraño que nos sintamos incapaces de determinados logros porque hemos aceptado no ser capaces de alcanzarlos. Pues nada, aquel que piense que no podemos cambiar nuestra historia de un modo funcional... pues que comience a escribir su autobiografía. - info@leonardoamaya.com - racionalemotivo.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las redes sociales!

 Hay mucho material disponible en:  https://www.instagram.com/leonardoamayamd/ Sigámonos allí! Leonardo