martes, 25 de octubre de 2011

El liderazgo de nosotros los mediocres

No institution can possibly survive if it needs geniuses or supermen to manage it. It must be organized in such a way as to be able to get along under a leadership composed of average human beings. 
— Peter Drucker
Ninguna institución podría sobrevivir si necesitase genios para manejarla. No, debe ser hábil para construir bajo el liderazgo de personas promedio. ¡Menos mal! Porque la mayor parte de nosotros, somos personas promedio. Incluso promedio tirando para abajo. Más que eso, las personas que destacan en un campo, con frecuencia tienen deficiencias, incluso grandes, en otros.
Ese es nuestro mundo humano, personas promedio. Con errores, con límites. En algunas ocasiones, asumimos que no podemos tomar el timón de nuestra propia vida -primer paso para dirigir cualquier organización- porque no somos especiales, geniales, increíblemente dotados. Pues el gran Drucker nos lo advierte, eso no es lo más frecuente ni sería viable una organización que supusiera distinta la población.
Lógicamente hace falta seleccionar bien el personal y los líderes que colocas en la cabeza de un equipo o de un proceso: podrías tener excelentes tenores en el equipo de fútbol, y eso sería un error de gestión serio. Lo más frecuente, es que tengas algunos buenos jugadores y alguna estrella. Y la estrella quizá no sea el personaje ideal para liderar tu equipo de fútbol. La experiencia lo enseña continuamente. Las habilidades del líder son otras.
Para nuestra vida cotidiana, es importante que tengamos esto en la cabeza: podemos tener ideas sobre-demandantes que nos han llevado a no aferrar nuestro mando. Pues nada, no tienes excusa. Puedes tomar el timón de tu vida, en tu organización y en tu crecimiento personal. Y de hecho, no se trata de una opción, o tomas tú el timón, o quizá no lo tome nadie. racionalemotivo.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las redes sociales!

 Hay mucho material disponible en:  https://www.instagram.com/leonardoamayamd/ Sigámonos allí! Leonardo