jueves, 29 de diciembre de 2011

El loco libro del pasado

La historia persona es... un cuentico que nos inventamos a partir de trozos y eventos. Depende de tí si se convierte en un cuento de terror y lágrimas.
En nuestra historia personal hay siempre algunos eventos difíciles y relativamente duros. No han sido realmente terribles, porque sobrevivimos y estamos aquí. Pero, indudablemente algunas de nuestras historias pueden haber requerido un proceso de superación complejo e incluso aún podemos estar padeciendo algunas consecuencias.
A pesar de esto, raramente nuestra vida es un torrente ilimitado de lágrimas. Hay momentos complicados, pero su duración, comparado con el arco de nuestra existencia, ha sido contenido. Incluso en los peores momentos de nuestra vida, la situación no ha ocupado todos y cada uno de los minutos del día. Más allá, las personas más terribles de nuestra existencia no son un ogro demoníaco cada segundo y cada latido de su pútrido corazón. Incluso Hitler era bueno con sus perros, y a ratos, con Eva Braun. Incluso dedicaba ratos bucólico a pintar algunas acuarelas, quizá un poco mediocres pero románticas. Eso no disminuye la tremenda realidad de los crímenes que se cometieron bajo su mando, pero para este ejemplo, evidencio que incluso uno de los monstruos de nuestra época no era atroz cada minuto. Difícilmente tu antiguo novio / novia será comparable en actos de perversidad a Hitler (aunque lo haya intentado sin cansancio durante esa relación tórrida contigo).
Nosotros construímos nuestra historia seleccionando pasajes y personajes de nuestra memoria. Frecuentemente experimentamos una cierta tendencia a preferir el recuento de momentos difíciles y personajes lamentables. Hay alguna evidencia neurofisiológica que esta situación depende de estructuras específicas de nuestro cerebro. Luego, nuestros hábitos y nuestra cultura impulsan o controlan esta tendencia, con alguna inclinación más bien a estimularla. Así construímos nuestra historia personal, y luego nos dedicamos a rumiarla en los tiempos en que nos sentimos más miserables, de forma tal que nos sintamos aún peor. Esto podría llamarse el loco libro del pasado, donde también hay personas que hemos convertido en el malo de la película y, cada vez que tenemos oportunidad, sacamos al vampiro infecto y le restregamos en la cara que ha sido nuestro propio torturador en jefe. No raramente este recuerdo y confrontación ocurre durante una amable comida que bañamos íntegramente en hiel.
Pues te cuento. Depende de tí. Puestos a inventarnos nuestra historia, escoge mejores capítulos, termínalos bien, y no hagas profecías de las que no tienes ningún soporte. Ponle y acepta el toque de contraste de esos episodios, pero déjalos como son: episodios. No te definen ni definen de forma plena a los personajes de ese evento. Somos humanos, todos, también tú, también esa persona. Podría ser una buena tarea para el nuevo año sentarnos todos con un buen borrador a corregir la autobiografía.
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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Aceptación y Compromiso

Sufrir no es una estrategia.
Yo mismo, ayudado por un vasito de Old Parr.
Aceptación no es quedarse sentado contemplando de forma serena cómo se te cae la casa y dejas de crecer como persona. Se trata de no sufrir, mientras haces lo que buenamente puedes por crecer y darle mantenimiento a tu casa (real o simbólica). La razón de fondo es clara: sufrir no es una estrategia. No se crece como persona sufriendo. No aprendes más sufriendo. No crece tu cuenta bancaria a punta de llanto, culpabilización y requiebros. Y mientras te dedicas a autocompadecerte, quejarte por lo injusto que es el mundo, la gente que te rodea y el destino... no haces nada para cambiar tú mismo, que es el único factor que puedes controlar.
Cuando una persona dice que quiere emprender un camino de crecimiento personal (inteligencia emocional por lo menos...) y sigue pensando que son los demás los que deben cambiar... pues le falta tiempo, no está en la posición ideal para dar esos pasos claves. Mientras esperes que el mundo cambie para ser feliz, pues no has comenzado el camino para serlo. No puedes, porque el mundo... no va a ser como a tí se te da la gana, sino como es. Cuando dejas de culpar de tus "desgracias" a tu papá, a tu mamá, a tu pareja, a tu jefe, ahora sí estas en en el camino del realismo. Pueden tener una parte de la responsabilidad de algunas circunstancias duras de tu historia, pero responsable - responsable, sólo tú. El tema no es si "es justo o no es justo". El tema es que no funciona. El único timón que puedes asumir es el de tu vida. Por supuesto que sería mejor que el mundo fuese como a nosotros nos gusta. ¡Sería genial! pero no es realista. Ése es el problema.
¿Y cómo dejar de sufrir? Aquí vienen unos cuantos consejitos de peluqueria. Recuerda que las emociones son un tipo de pensamiento, sufrimos por cosas que pensamos acerca de lo que pasa, no por lo que pasa:
Combate la idea (irracional, loca, inútil) de:
  1. Los demás son injustos. No: los demás son humanos y... no tienen obligación de hacer lo que tú quieres.
  2. Necesito de alguien para ser feliz. No: sería bacano, puede ser al menos interesante, pero puedes ser perfectamente feliz sólo/sola. Incluso, si eres emocionalmente independiente podrás ser más feliz con otras personas, porque no necesitarás que "ellos" te organicen su felicidad.
  3. Estoy mal. No: en este momento, hoy, estás un poco triste, un poco ansioso, un poco lo que sea. Pero tú no eres "la ansiedad", ni "la depresión", ni "la rabia". Eres mucho más que eso, pero te toca empezar a mirar lo demás. Así de simple. 
  4. No podré reconstruirme de esto. No es verdad: siempre cambiamos, siempre hay oportunidades. Personas en situaciones muy complejas han sido capaces, y probablemente tú mismo / tu misma lo has conseguido en otras ocasiones. ¿Te acuerdas de tus dramas de colegio, de ese noviazgo que pensabas eterno y resultó una relación con el lobo feroz / la bruja mala del oeste? Pues mira que lo superaste. Así que muy probablemente lograrás pronto salir de este hueco, que no es tan grande como piensas. 
  5. Mi vida no tiene sentido. ¡Nooo, que te pasa! Claro que sí. Ese romance se acabó, ese hijo tuyo está en un problema, pero esos son aspectos de la vida. Una parte de la vida. Un tiempo. Vive hoy, trabaja por las soluciones hoy, y ya mañana será otro día. No sufras por adelantado, cuando puedes enfrentarte a los problemas en cómodas cuotas diarias. 
Y dos ideas finales:
  • Disfruta el día. Hoy. Ya mañana veremos que pasa. Trabaja hoy para que mañana sea un poquito más fácil.
  • Has meditación. De algún tipo, incluso la meditación contemplativa del fondo de una botella de Old Parr. Ya verás que hay muchas otras cosas en un día. 
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jueves, 22 de diciembre de 2011

Ayúdame menos

"Ayúdame menos"
Yo mismo, en un momento de particular inspiración.
Las fiestas especiales, incluídas la Navidad, son una ocasión única en que familias perfectamente normales (es decir, moderadamente disfuncionales) aprovechan para encontrarse, comer dietas altas en azúcares y grasas y ponerse al día en la peleas acumuladas en los años. Siempre son también una buena oportunidad para recibir algún que otro comentario bienintencionado y displacentero.
Las tareas de crecimiento personal con frecuencia necesitan el buen impulso de un consejo sincero. Pero, mi experiencia (personal y como terapeuta) es que esos consejos se reciben mejor del psiquiatra, el psicólogo, el cantinero y hasta de la loca de la esquina que de la gente más cercana.
¿A qué se debe esto? Difícil de establecer en cada caso particular. Hay muchos temas mal resueltos con la gente más cercana. Además, no los podemos mandar a la m como sí podemos con los otros personajes, incluído el terapeuta, que además está entrenado para que le importe un chorizo que lo mandes a la m.
Hay unas razones específicas para que nos resulte molesto el comentario constructivo:

  1. Te lo dicen (o lo interpretas así) proveniente de una cierta autoridad. Por ejemplo, cuando la casada, envuelta en un matrimonio sufriente y terrible le recomienda a la soltera recalcitrante que se case. En esas ocasiones, uno podría perfectamente responderle: "precisamente no me caso al ver tu terrorífica experiencia". Una respuesta así puede dar al traste con una cena navideña. 
  2. Te dicen algo... en lo que tienen la razón, al menos en un alto porcentaje. Pero, resulta que el hecho de que alguien tenga la razón y te convenga incluso el consejo, no lo autoriza a decírtelo. Imagínate un vidente que tuviese la capacidad de ver de forma clara los defectos de los demás y de dedicase a pasearse por un centro comercial iluminando a las otras personas con el singular resplandor de la verdad. Le calculo media hora antes que alguien le parta la cara. 

Algo de sentido común entonces:

  1. Tú, yo, la loca de la esquina, el propio consejero, etc., tenemos defectos. Y nos conviene querernos como somos, también con esos defectos. Aceptación y Compromiso. Compromiso con cambiar, ponernos las metas, hacer cosas, y mientras mejoramos, aceptarnos plenamente como somos. 
  2. Podría ocurrir que el hada de los consejos suelas ser tú. Perdóname ser tan claro: te harás insufrible. Amplificarás la percepción de tus propios defectos ante los ojos de los demás. Te recomiendo lo mismo: aceptación y compromiso. Acepto a los demás como son, con defectos, y así tendré la paz y serenidad suficiente para aceptar lo que no puedo cambiar, y ayudar de modo eficaz y silencioso cuando está en mi mano. Piénsalo: ¿alguna de las personas a las que has aconsejado sin que te lo pidieran tomó bien y eficazmente tu consejo? Es una experiencia poco frecuente. Muérdete un poquito más la lengua y piensa mientras tanto cómo podrías ayudar de un modo más funcional... y acuérdate de un pasaje de la Biblia, que recomiendo a algunas personas especialmente: esa que habla de la paja en el ojo del prójimo y la viga en el propio. Con frecuencia nos molestan más los defectos... que sospechamos compartimos. 
  3. Y... dedícate a gozar la Navidad. Habla con los tuyos, escúchalos, diviértete con ellos. Y déjalos en paz. Tienen derecho a tener defectos, como tú mismo tienes ese derecho. No porque seamos mediocres, sino porque somos humanos. 

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jueves, 15 de diciembre de 2011

Decídete a cambiar... sin sufrir mientras tanto.

Salte de la telenovela, y shake that ass.  
-Frase de la cultura popular (la mía).
Suena muy fuerte ponerlo todo en español clarito, pero la idea es clave. Cuando nos sentamos a sufrir porque las cosas que nos gustaría que cambiaran de nuestra vida aún no cambian, conseguimos justamente eso: sufrir. A punta de sufrir no se logra nada. Mientras estamos sentados pensando que: 
El mundo es injusto.
La gente no me apoya.
Me han faltado oportunidades.
Tantas cosas me han salido mal.
Dejo de poner los medios para combatir las ideas locas que me frenan. Porque, son ideas locas. La mayor parte de las veces. Veamos: 
El mundo es injusto. Cierto, muy cierto. Y aveces, el que sea injusto juega a favor tuyo. ¿No te ha pasado que, a pesar de cometer errores y hacer tonterías te va bien en algo? Por eso: porque el mundo es injusto. 
La gente no me apoya. Ciertamente. Ellos mismos tienen sus problemas. De echo, muchas veces es una ventaja que la gente no te apoye, porque ellos tienen sus propias ideas y te pueden empujar a cometer errores que no son tuyos. Por lo menos, equivócate con tus propias metidas de pata. Y además, cuando la gente te apoya, le da por pedirte cuentas. En no pocas ocasiones, uno tiene ganas de pedirle a alguien: "ayúdame menos"
Me han faltado oportunidades. Si, mientras lloriqueas por tus desgracias, se te pasan las oportunidades que no te han faltado. 
Tantas cosas me han salido mal. Si, cierto. Pero alguna te ha salido bien. En el peor de los casos, alguna te saldrá bien en algún momento. No hay persona tan de malas. Y... quien hace cosas, alguna vez se equivoca. ¿Quién te ha dicho que uno triunfa siempre?
Lo decía claramente P. Drucker (Lo he citado varias veces): Deja de pensar en tus sentimientos y ponte a hacer tu deber. Y el mejor día es hoy. 
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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Decídete

Acceptance is not love. You love a person because he or she has lovable traits, but you accept everybody just because they're alive and human.
Albert Ellis
Nos debemos querer como somos. Ya. Por eso, pienso que la idea de "autoestima" suele ser peligrosa, porque se basa en el reconocimiento de los aspectos valiosos que tenemos. Prefiero la de "autoaceptación incondicional", porque es quererme ya, como soy, también reconociendo que tengo defectos y no me hacen una persona globalmente fallida ni mala.
Aún así, es admisible que tengamos aspectos de nuestro modo de ser y nuestro recorrido personal que deseemos mejorar. Incluso situaciones realmente complejas, porque requieran mucho tiempo y varios procesos para alcanzar la meta.
Pues el primer paso es realismo. Y este realismo incluye una decisión: Si quieres mejorar, depende de tí. No del mundo, ni de las otras personas. Los demás no son "culpables" de tu situación. Posiblemente han colaborado, pero tú aceptaste que te importaran más allá de lo razonable las opiniones y sugerencias de los otros. Y digamos, por ejemplo, que fulano contribuyó al fracaso de tu empresa... Pues tú lo tenías como socio, lo dejaste allí o no pudiste deshacerte de él. Así que... responsable, colaborador, pero no culpable.
Y tú tampoco eres culpable. Has contribuído, cometiste errores -eres humano, ¿cierto?- lo pudiste hacer mejor, pero, no decidiste en forma radical destruirte la vida. Y si lo hiciste, pues lloriquear por el pasado no sirve para nada.
Cuando estés con la cabeza llena de un sólo problema, y todo el día deseas volver al pasado y cambiar lo que ocurrió... ¡Despierta! Eso no es realista. Llénate la cabeza de planes y soluciones, levántate de la cama donde te has dedicado a lloriquear y ponte a hacer algo. No eres la primera persona que ha tenido que reconstruirse de cero. En algún momento puedes requerir ayuda profesional, la compañía y consejo de un amigo sensato o quizá hasta algunas cuantas pastillitas. Pero, la solución está en tí. Si esperas que el mundo cambie, que las personas te resuelvan tus problemas... pues es una esperanza peligrosa, porque se apoya en ideas que no son realistas. Tus problemas son tuyos. Nadie los puede llevar con el mismo compromiso que tú. Ni aún tus padres. Ni tu marido, ni tu esposa, ni tus hijos. Tú.
Por supuesto podemos esperar y desear un mundo mejor. Maravilloso. Yo también quiero volar como una foca sin sobrepeso. Pero, las ideas irracionales son disfuncionales por ser irreales, y lo irreal... no funciona en el sentido que estamos hablando.
Así que te toca a tí. Ya verás que puedes, que esa tragedia en la que navegas... pues finalmente no es tan grave (lo único grave de verdad es morirte, y cuando te mueras pues ya no tendrás de qué preocuparte). Mientras, hay un mundo de posibilidades. Todas.
Un libro que puede ayudar en ratos como ese es "El hombre en busca de sentido" de Viktor Frankl, el padre de la Logoterapia. Es accesible y se lo ha leído todo el mundo. Róbaselo a tu amigo de confianza.
Y... otro día comento la cita de Ellis.
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martes, 13 de diciembre de 2011

Aceptando la realidad

Attention in and of itself is curative
Fritz Perls 
Perls, creador de la terapia Gestalt ofrece esta idea clave. La advertencia plena, del presente, es por sí misma una solución al sufrimiento cotidiano y a las decisiones erróneas que acompañan nuestras fugas de la realidad.
Con frecuencia, nos atenazan pensamientos sobre el futuro (tendré esto, aquello se hará difícil...) o sobre el pasado, sufriendo por aquello que pienso es un error, y realmente no puedo cambiar. Este es un primer paso, aceptar el futuro como incierto y el pasado como historia. Esos juicios e ideas ocurren en el presente, ahora, cuando estoy viviendo una determinada situación y hago una predicción de desgracia, frecuentemente sin bases y siempre inútil, o juzgo mi pasado de una forma global negativa, que además de ser poco ajustada a la realidad (difícilmente todas y cada una de las decisiones de mi pasado han sido errores) no sirve para nada, porque el pasado es historia y ya. Puedo aprender de él, pero no me sirve de nada culparme.
Ser consciente de estas ideas es un paso clave: la conciencia del presente ayuda a percibir ese tumulto de juicios y calificaciones que nos llena la cabeza y nos distorsionan la percepción de la realidad. Esa conciencia de nuestras ideas es el centro de muchos modelos de meditación oriental que luego han entrado a la intervención médica y psicológica con resultados positivos.
El percibir esos juicios, siendo atento a esos procesos interiores nos ayuda a reconocerlos como ideas que están en nuestra mente, aceptándolas como son: ideas, juicios, calificaciones.
¿Algunos ejemplos de esas ideas? Cada uno tenemos los propios, pero algunas constituyen grupos bastante frecuentes:

  • Esperar que los demás cambien mi vida: hace que pensemos el mundo como gente justa / injusta, culpables de nuestros problemas. La realidad es que el timón de mi vida lo tengo yo, en lo que es posible dirigir la propia vida. Me corresponde a mí encontrar medios para trabajar con las personas que tengo delante, o aprender de ellas, o dejarlas pasar. Pero no son ellas las que tienen que pensar en resolver mis asuntos, es mi tarea ser responsable de pensar, en cada día, soluciones. 
  • La visión de telenovela, que dispara las ideas de tragedias en el futuro por el evento que estamos viviendo hoy, y nos distrae de pensar hoy las soluciones. En ocasiones, se trata simplemente de aceptar que las cosas son así y ya, y que lo mejor que podemos hacer es concentrarnos en otros temas, que son más importantes. 

Por supuesto, una técnica de Minfulness puede ayudar. Gran oportunidad de internet: consigues ejemplos muy fácil en youtube! En vez de seguir en tu telenovela... busca medios para salirte.
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mamarse la gente inmamable

Siempre está la opción de intentar aprender de esa gente que no te aguantas.
La vida social y profesional nos ofrece notables oportunidades para coincidir con personas que no nos resultan agradables. Muchas veces, se trata de nuestras sobredemandas injustas: porque pretendemos que la gente sea como a nosotros se nos da la gana, y qué le vamos a hacer, todos tiene el derecho de ser como son. El mundo no tiene que ser como nosotros queremos. Esa es la verdad. La solución más fácil es evitar esas personas, pero frecuentemente no es posible o conveniente, porque dependemos profesionalmente de ellas, son nuestros socios, clientes... etc. A veces, el inmamable eres tú mismo, pero ya hablaremos de eso otro día.
Aún así, también es cierto que hay formas del carácter de los que hay un cierto acuerdo de insoportabilidad. Ojo, eso ya es mentira: nos puede costar trabajo, puede ser difícil, pero soportar, lo que se dice soportar, somos capaces. Pero sigamos, hablemos de esos que son pedanticos, un poco sobrados de sí mismos (soy un genio... he hecho muchas cosas, soy divino, tengo el mejor gusto arquitectónico desde que los egipcios hicieron las pirámides, me duele la cara de ser tan bella, y así hasta el infinito y más allá). Veamos algunas pequeñas verdades:
Tienen todo el derecho de ser y pensar de sí mismos lo que se les dé la gana. Todos tenemos derecho a nuestras pequeñas idioteses.
  • Cada persona tiene muchos aspectos de la personalidad, algunos más atractivos que otros. Suponer que esa persona es 100% insoportable es sobregeneralizar. Puedes intentar conocer otras áreas de esa persona. 
  • Que le vamos a hacer, hay personas que realmente son más inteligentes que tú, más bonitas que tú, etc. Que lo comenten todo el día no es muy bacano... pero tienen derecho. 
  • Es mejor estar rodeado de amigos que son más inteligentes que tú, más bonitos que tú, con mejor cuerpo que tu. Eso significa que tienes mucha gente de la que aprender... y digámoslo claro, estarás en un grupo muy bacano. Y cuando te genere un poco de rabiecita... pues acepta con tranquilidad que por lo menos saldrán muy bacanas las fotos.
Por último, siempre puedes aprender. Mira a la cara a esa persona, y disponte a aprender algo. A mi lo que me resulta realmente difícil es soportar a alguien de quien no pueda aprender nada... Y la verdad, aún no me he topado con nadie tan imbécil que no me pueda aportar algo, lo que sea. En estos días le aprendí a un modelo (de esos de revistas) algo sobre cómo hacer abdominales eficaces. A lo mejor hasta hago algunos estos días.
Estos son entonces mis consejitos de peluquería del día:
  • Actitud de aceptación: esa persona tiene derecho, incluso a ser un perfecto imbécil.
  • Actitud de objetividad: busca otros aspectos de esa persona, ¡algo bueno tendrá!
  • Actitud de aprendizaje: ¡venga, voy a aprenderle algo!
Piénsatelo la próxima vez y prueba, verás que sale algo bacano.
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lunes, 5 de diciembre de 2011

Pequeño inventario de ideas locas

La madre de todas las ideas locas: "no puedo cambiar".
Beck y Ellis evidenciaron tres características comunes en las diversas formas como distorsionamos la realidad: Exagerar lo negativo, desconocer lo positivo y generalizar. A partir de allí, vivimos un mundo visto con lentes distorsionados, donde las cosas son terribles, nada de lo que nos pasa es bueno y los eventos son vistos en blanco y negro (de hecho, frecuentemente sólo en negro).
En algún momento somos capaces de darnos cuenta que esa forma de ver el mundo nos hace sufrir, y no vale la pena. Entonces nos enfrentamos a la madre de todas las ideas disfuncionales: "no puedo cambiar".
Esta situación incluso la encuentras cuando la persona acude a consulta y te lo dice. Mi primera pregunta es ¿entonces a qué vienes aquí? Porque resulta un poco caro someterte a unas sesiones que, si fuese cierto el planteamiento, no sirven para nada. Yo tengo claro qué cosa vendo en la terapia: vendo estrategias para ser feliz. Vendo felicidad. Y ese cambio ocurre cuando descubres que tu felicidad depende sólo de tí, y no de que el mundo sea justo o tu pareja / amigos / familia te hagan felices. Es decir, emprendes la tarea de trabajar para ser feliz tú mismo, cambiando el modo sobredemandante e irreal de exigir al mundo, a los demás o a tí mismo.
Y para eso es clave que, cada vez que se te pase por la cabeza que no puedes cambiar (ocurrirá con alguna frecuencia), te exigas demostrartelo a tí mismo. Verás que no tienes razones. No es real. La evidencia cotidiana es contraria: cambiamos a cada momento, incluso a pesar de nosotros mismos. Esa es una tarea básica, y te toca en gran parte a tí.
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Sufrir no es una estrategia

Ante un problema, la mejor elección es hacer algo. Por supuesto, puedes equivocarte, pero siempre es mejor que no hacer nada. 
Todos pasamos, a lo largo de nuestra vida y en cada día, por situaciones más o menos duras. Algunas pueden ser realmente tremendas. Muchas de ellas, casi todas, nos demandan decisiones y posiciones, con frecuencia difíciles de tomar.
Pues bien, sufrir por el problema no soluciona nada. Lo más frecuente es que sufrir nos dificulte decidir y emprender el camino de las soluciones. Lógicamente no somos de palo, y algo de molestia tendremos. Incluso mucha.
Más allá, frecuentemente sufrimos por aspectos bastante irreales que provienen del modo como enfrentamos el problema. Es que sufrimos por lo que pensamos del problema, no por lo que nos pasa. Pensamos que la situación es insoportable. Difícil probablemente, pero insoportable... Hay muchas personas que pudieron sobrellevar el campo de concentración durante el régimen Nazi. Ponme un ejemplo más complicado y vemos... Pensamos que es lo peor que nos puede pasar. Y no, lo peor que nos puede pasar es morirnos, y cuando nos morimos se acaban las preocupaciones. Todo lo demás, son pequeñas historias duras comparadas con morirte. Incluso hay cosas muy duras y menos dramáticas que morirte. ¿Compararías el dolor de esa relación disfuncional en la que vives con la muerte de uno de tus hijos? ¿con un buen cáncer basocelular en la cara? E incluso, luego de la muerte de un hijo o de un cáncer, podrás seguir adelante.
Sufrimos porque pensamos que esos cuernos que te han puesto son terribles. Pero no, no sufres por los cuernos sino porque piensas... que eso demuestra que has fracasado como mujer / hombre; que no lo has hecho bien... que no te podrás reponer de eso ¿seguro? Mira que son ideas con bastante poca evidencia de realidad, pero las aceptamos de forma bastante acrítica.
En ocasiones, aceptamos que "deberemos sufrir" porque no podemos cambiar. Si. Esa es la primera idea loca que no nos deja levantarnos. Si. Sí puedes cambiar, de hecho, has cambiado mucho a lo largo de tu vida. ¡Demuéstrame lo contrario! racionalemotivo.blogspot.com

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