lunes, 5 de marzo de 2012

Estrategias prácticas para amargarse la vida

Para hacerte la vida miserable no tienes necesidad de la ayuda de nadie. Usualmente puedes lograrlo bastante bien tú solo. 
Leonardo Amaya
La vida tiene sus propias dificultades, pero en algunas ocasiones parece que no nos parece suficiente, y nos proponemos ideas y demandas bastante poco funcionales. Hoy propongo un pequeño catálogo, para que mires si a lo mejor estás criando estos pequeños y crueles cuervos en tí mismo:
Las personas (mi pareja, mi familia) no me valoran lo suficiente
Puede ser cierto. Déjame decirte algo muy claro: no debes dejar algo tan importante como tu felicidad y tu auto-valoración en las manos irresponsables de los demás. Tú vales lo que tú te valores. Y por otra parte, las demás personas tienen sus propios problemas: realmente, muchas veces no tienen ni el ánimo ni las fuerzas para pensar cómo hacerte la vida más agradable. Ésa es tarea tuya.
No estoy haciendo lo suficiente en mi trabajo.
A lo mejor es cierto, pero no sufras por eso, ni te condenes por ser un perezoso. Cambia. Ponte a hacer algo. Preocuparte y sufrir no aumenta tu eficiencia.
No estoy logrando las metas de mi vida.
Tú, yo, y cuatro mil millones de personas más tenemos el mismo problema, porque resulta que la metas son eso: un punto de llegada que está siempre en el futuro. Además, revisa bien tu estructura de metas. Mi meta es ser feliz hoy, mientras estoy buscando cómo conseguir ser más feliz aún mañana. Y trabajando, etc. Mira que usualmente trabajamos porque nos ayuda a ser felices, el trabajo, el dinero, el reconocimiento o ambos, pero la meta es ser feliz. Si tu meta máxima es que los demás te admiren... entonces prepárate para pasarlo bastante mal.
Mi pareja no cambia, y eso no me hace feliz.
¡Maravilloso! Esa es una forma muy eficaz para hacerte profundamente infeliz en tu relación. Seamos claros: tú tampoco cambias mucho. Resulta que cambiar es bastante difícil, toma tiempo y cuando nos empeñamos en lograrlo es porque tenemos claro que nos conviene a nosotros mismos. Cambiar por los demás, de hecho, suele ser poco funcional. Así que, mientras logras convencer a tu pareja que cambiar le sirve, gózate la vida con tu pareja tal como es.
Otra cosa es el tema de los acuerdos, que es una tarea clave. Pero eso es otro tema, para otro día.
racionalemotivo.blogspot.com


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