domingo, 22 de abril de 2012

Pequeño inventario de ideas locas sobre las relaciones

Puestos a sufrir, que al menos valga la pena. 
Ya sabemos que el trabajo es un entorno que puede estar lleno de alegrías. También que el trabajo genera una que otra preocupación. El resto del tiempo, es nuestro tiempo social: el que dedicamos a nosotros mismos (que es la persona más importante que conocemos), a los demás (los amigos con los que procuramos quejarnos de todo lo demás) y el tiempo que dedicamos a nuestras relaciones afectivas más intensas... y por tanto con mayor posibilidad de dar grandes alegrías o grandes dolores de cabeza.
Si nuestra vida afectiva está bien, ¡genial! Tengo una amiga con una mentalidad un poco especial que me decía: una buena relación es aquella que está entre dos relaciones fracasadas.
Pero, como no podemos controlar la fortuna, la buena suerte, etc., lo que podemos mirar son las pequeñas cosas con las que nos amargamos la existencia mientras buscamos una relación, mientras la vivimos, y mientras logramos que el otro o la otra se aburran de nosotros. Vamos a ver alguna pequeña galería de la disfuncionalidad, para ver en qué andamos:

  • Necesito a alguien para ser feliz: Idea loca, madre y señora de todas las locuras, sufrimientos y relaciones tóxicas. Primero, por razones prácticas: si necesitas que alguien te haga feliz, estás en la puerta de construir relaciones de dependencia. Y depender afectivamente de alguien es una bomba de tiempo. Por supuesto, genial que alguien te acompañe, te ayude para ser más feliz. Pero eso: para ser más feliz. Porque nadie puede cargar con el fardo de hacer feliz a otro. Esta es una de las cosas tremendas que enseñan las películas románticas y que llevan a la gente de cabeza. Bacano que tengas a alguien, pero para ser feliz, lo mejor es empezar a aprender siéndolo sólo. Puedes. Te sirve. ¿Consejito de Peluquería? Dedícate tiempo, descubre y disfruta tus aficiones. Genial que se te una alguien al plan, pero eso: que se apunte ¡porque ya el plan es bueno!
  • Nadie que valga la pena me va a querer como estoy: ¡Ups! Idea loca y contraevidente. Mira a tu alrededor, y te darás cuenta de las extrañas parejas de cama que hay. Y si la gente no te quiere como eres, mal camino fingir. Ése / esa sí que no vale la pena. 
  • No siento esa pasión de antes...: Gran amenaza... y pensamiento mágico. Para sentir cosas, vete a acupuntura o métete un hongo de esos de Villa de Leyva y verás como sientes cosas. En la vida diaria, en las jornadas sin psicoactivos, uno se va cansando y acostumbrando. Si necesitas "sentir cosas", es el momento que te detengas un rato y te preguntes qué es lo que estás buscando. Porque en el peor de los casos ¡lo encuentras!
  • Ya no es la misma persona que conocí: Ciertamente. A no ser que de repente de esté dando de noche por aullar a la luna, lo más probable es que... esté cambiando. Resulta que las personas cambiamos. ¡Afortunadamente! En lo que usualmente cambiamos poco es en los defectos. Esos sí que tienen una persistencia que no tiene nombre. 

Pero bueno, si te das cuenta con cabeza fría que ya basta, y que vale la pena arriesgarse a encontrarse con otro / otra igual, pues es bueno intentarlo: y entre los dos errores, aprovecha para aprender a conocerte, a disfrutar el tiempo que te gusta, a pensar en tí. Antes de lo que pienses, alguien se puede apuntar al plan. Y si se demora, ¡pues ya lo estás pasando bien!
racionalemotivo.blogspot.com

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