jueves, 21 de junio de 2012

Des-envenenándote

Si te dan ganas de hacer algo bueno, ¡no te las aguantes!
En ocasiones te puedes encontrar en situaciones difíciles generadas por otras personas. Incluso verdaderas cabronadas, actos irresponsables o errores que te generan problemas a tí mismo. Es decir, no estamos hablando de las veces en que tú evalúas mal una situación, sino aquellas en las que realmente te han generado un problema, incluso aunque sea no intencionado.
Algunas de esas ocasiones, quizá las más problemáticas, puede que influyan en que vayamos convirtiéndonos en personas más desconfiadas, menos dispuestas a escuchar los problemas de los demás y comprometerse en ayudar. Las experiencias de decepciones y complicaciones van poco a poco conduciendo a un cierto desencanto por las demás personas.
No estamos obligados a ayudar a nadie. Pero, un mundo donde no nos damos la mano sería bastante difícil de tolerar. Tampoco ayuda para crecer como personas el pasar de largo ante un problema de otro ser humano. Lógicamente, es bueno poner medios para no colocarnos en riesgo o para que esos problemas de otros nos arrastren. Parece lo mejor colaborar siempre de forma defensiva, sin ponernos en riesgos. No siempre será posible: con frecuencia hay un precio, un poco de incomodidad, complicaciones que no se presentarían si hubieses pasado de largo... También amenazas internas, como esa insidiosa tendencia a esperar agradecimiento (suele ser venenoso esperar cosas de ese tipo).
No estamos obligados... pero nos da la oportunidad de controlar nuestras pequeñas miserias, nuestros egoísmos.
Si nos decidimos a hacerlo, entonces prepárate para:

  • Percibir como algunas veces las personas a las que ayudas no reconocen tu esfuerzo e incluso te "complican" la vida. ¡Maravilloso! es la oportunidad de confirmar que apoyas gratis, que es tu contribución a construir un mundo mejor y mejorar tú mismo, también en medio de tus propias fragilidades y tonterías. 
  • Batallar contigo mismo, controlando esa tendencia a esperar que te agradezcan, a pensar que es "justo" que te reconozcan tu esfuerzo. Si no manejas este aspecto, será un simple intercambio comercial de favores, un "doy para que me des". Pones en riesgo la posibilidad de crecer. 
  • Mantener a raya la tentación de "adoptar" al personaje disfuncional. Ayudar a las personas es también contribuir para que crezcan y sean capaces de manejar sus propios problemas. Prepárate para que incluso alguien te llegue a acusar porque no "haces todo lo que puedes". 
  • Gestionar la tentación de convertirte en el "impartidor de lecciones". Si damos nuestra mano gratis, eso no nos autoriza para que demos leccioncitas de vida y convertirnos en una especie de control moral de los demás. Los consejos no pedidos suelen ser bastante poco eficaces, además de frecuentemente molestos. ¿Te acuerdas de "ayúdame menos"?
  • Establece límites. Ayudar ya es generoso. Pero, la generosidad comienza por casa. Primero tú. 
racionalemotivo.blogspot.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las redes sociales!

 Hay mucho material disponible en:  https://www.instagram.com/leonardoamayamd/ Sigámonos allí! Leonardo