miércoles, 26 de diciembre de 2012

El lado oscuro de Papa Noel

"La Navidad la siento a veces como esos brawnies que no sabes si están un poco viejos o si tenían un poco de veneno" - Santiago, filósofo espontáneo en un Efluvio filosófico alcohólico.
Pues sí. Los renos, el pesebre (con o sin burro), la natilla, los buñuelos y los encuentros con la familia conforman un variopinto y contrastante escenario emerge un poco de lo mejor de nosotros, en ocasiones acompañado con rasgos y venenitos viejos, rencorcitos mal guardados y pobremente resueltos, saborizados por del agridulce sabor de la culpa.
Parece un poco horroroso, y sin duda es políticamente incorrecto hablar de algunos aspectos difíciles en estas fechas. Sin embargo es muy frecuente un campo de batallas, la mayor parte de las veces contenidas malamente en nuestro interior. Como la cultura nos presiona de una forma poco perceptible, solemos darnos cuenta de que algo no anda del todo bien cuando percibimos nuestras respuestas fisiológicas al stress o más sonoramente, cuando hacemos alguna cosita un poco rara. Veamos un pequeño inventario de los síntomas navideños, atendiendo claramente para no confundirlos con la indigestión simple, tan frecuente por estas fechas:

  1. Siento una molestia poco definida pero constante ante algunos chistes, comentarios o incluso la presencia de una persona concreta.
  2. Algunas tareas que inevitablemente alguien debe hacer, y me acaban tocando a mí (recoger unos platos, copas... organizar camas para las verdaderas migraciones bárbaras que ocurren en las familias grandes) me parecen "injustas". 
  3. Pienso que algunos miembros de mi familia o amigos no me atienden "como se debería" y me parece que no son lo suficientemente delicados conmigo. 
  4. Tengo la impresión que las personas que me rodean en estos días no me valoran lo suficiente, o no han valorado todo lo que antes he hecho por ellas. 
Date un puntaje: 0, si nada de esto tiene que ver contigo. 1, si algunas veces, y 2 si resulta más bien frecuente. Te puedes colocar 3 puntos si en alguno de los casos es una sensación casi continua  Suma los puntajes y veamos tu espíritu navideño. 
de 0 a 3:
Es lo "normal". Tienes gente cabronceta, tú mismo vives un poco un dramita de vez en cuando, pero no es un tema que te afecte. Estás más ocupado/a en empacar regalos y evitar que tu sobrina se abra el cráneo con una silla que en ti mismo. Es un buen camino para pasarla bien estos días.
de 4 a 6:
Te estás pasando un poco en el plan de la película personal. Es una tasa de sufrimiento soportable, pero quizá hay que asumir que no es el mejor de los mundos. ¿estás pensando que ya hace falta que termine?
7 o más: 
Mmm... quizá es el momento de pensarte hacer algo. Vamos a revisar el temita para tí.

Para ser prácticos, hay dos posibilidades. Incluso, hay una tercera que es la mezcla de ambas: a) te rodean unos personajes egocéntricos tremendos. b) tú tienes una imaginación que te llena la cabeza de ideas un poco locas que deambulan empelota y sin bañarse por tu cráneo. Y la tercera vía, la más probable y frecuente: te rodea gente poco sensible y atenta a ti, acompañadas por esas ideas insalubres en tu cabeza. 
¿Porqué? por algunas simples razones: 
El primer responsable de tu felicidad eres tú mismo/a. Por supuesto, sería espectacular que nos rodearan personas interesantes y amables y dedicadasa exclusivamente a atendernos y alabarnos. Pero si eso no es posible en la dimensión ideal, el mejor camino es aceptar el mundo como es, buscarse alguna compañía mejorcita al menos a ratos y, siempre, ser feliz con lo que hay. Aceptado que las personas suelen tener otros problemas con los cuales lidiar y el sentido de la vida de los demás no somos nosotros. 
Quizá te has convertido en la responsable 1A de las fiestas y de verdad podrías hacer otras cosas mejores para ti... porque o haces gratis lo que generosamente emprendes, o no le das tanta importancia en tu vida. Y eso funciona tanto con la entrega en holocausto heróico a los demás como con la limpieza de los platos del día 25...
La opinión de las personas cercanas sobre nosotros es valiosa. Es genial escuchar los halagos... pero no es indispensable si nosotros no lo hacemos "indispensable". Es importante la opinión de cada persona, pero eso no significa que cada opinión me deba importar a mí. 
Finalmente, la Navidad puede ser, si se te da la gana, una buena excusa para volver a la infancia en la que tantas cosas no eran tan importantes como nos parecen ahora, y gozar de forma más sencilla. También sabiendo que esas personas que hoy tienes a tu alrededor, con sus problemas y sus defectos, pero también con tantas cosas buenas y virtudes son un regalo que no sabes hasta cuándo estará allí. Hoy te acompañan, así que ¡goza lo que más puedas!

Leonardo Amaya - racionalemotivo.blogspot.com




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las redes sociales!

 Hay mucho material disponible en:  https://www.instagram.com/leonardoamayamd/ Sigámonos allí! Leonardo