jueves, 10 de enero de 2013

Relaciones Miserables: con la ira de todos los diablos

#RelacionesToxicas
Cualquiera puede estallar de ira. Es fácil. Pero, estar furioso con la persona correcta, con la intensidad correcta, en el momento correcto y por la razón correcta no está en las manos de todos ni resulta fácil. 
- Aristóteles.
Mira que la cita es vieja. Seguimos siendo muy parecidos a pesar de los avances de la civilización, tales como los increíblemente instructivos reality y el uso de los pantalones descaderados. Mira tu: la civilización avanza, y seguimos sin ser prácticos a la hora de volvernos unos iracundos fosos de lava. Vamos a seguir el consejo de Aristóteles para tener "iras contenidas".
Primero, bájale el volumen. Estar un poco molestos en algunas situaciones es una reacción normal y sana. No es muy humano ser un individuo que no reacciona ante la corrupción, ante la injusticia y ante un senador cualquiera. Ser un "palo" no es nada humano.
Pero, entre la molestia que nos permite reaccionar de forma productiva y emprender tareas para resolver o manejar la situación injusta y la explosión de ira, hay un cambio importante: acuérdate de tu último ataque de ira. Eso pasa: no hacemos nada más que estallar, buscarnos una úlcera y... nada más. Tomamos decisiones bastante tontas cuando dejamos que explote toda nuestra indignación. Finalmente, es muy parecido a una cuestión de volumen: bajarle de Ira en 10 grado a Molestia en 2 - 3 grado.
Estar furioso con la persona correcta
Cuesta un poco de trabajo... sobretodo cuando la persona equivocada eres también tú. Y el "también" se debe a que en una relación los responsables son dos. Incluso cuando el cabrón en es el otro o la otra... activamente habíamos ignorado señales, elegimos mal al personaje, le pasamos muchas antes. Por supuesto que no se trata de sentirnos mal sino de aprender: si no reconocemos que nos equivocamos, difícilmente aprenderemos. Porque si somos perfectos ¿que vamos a cambiar?
Con la intensidad correcta
Evidentemente hay situaciones que son molestas. Incluso muy molestas. En esas ocasiones, es normal que nos ofendamos, que nos molesten algunas cosas. Incluso muchas. Pero, dejar que el mundo se nos convierta en un drama, es consecuencia de asumir que el mundo "debe" ser distinto. Y resulta que no, que el mundo es así y que algunas personas algunas veces actúan del modo que a tí no te gusta. Peeeero, en ocasiones, también nosotros somos mierditas con alguien, porque siemplemente hacemos las cosas como nosotros queremos y no para servir a los demás.
En el momento correcto
Éste es un punto absolutamente práctico. Si te vas a arriesgar a que te de una taquiarritmia por la ira, incluso que abones en la cuenta de una úlcera, que por lo menos sirva para algo. Hay momentos que son realmente inútiles para manifestar la molestia. Traga, cuenta hasta diez, y espera al momento ideal, al golpe de efecto.
Por la razón correcta
Ups. Esta sí que es complicada y requiere mucha cabeza fría. Pensarse bien la razón. Y que la razón sea válida. Finalmente, todos, también nosotros, debemos orientar nuestros actos de un modo defensivo, del modo que nos convenga. Así que esperar que los demás actúan como si tú fueses el centro del universo es poco realista, injusto con las demás personas y... peligroso. Mira que con frecuencia nos damos cuenta que hay personas que nos "ayudan demasiado". Pon atención: gente tan generosa hay muy, muy poquita (yo conozco sólo cuatro...) y no siempre es muy sano algo así. Así que, ten claro porqué te pones furioso/a: si se rompió un acuerdo, si una persona fue desleal ante un tema que habías dejado claro, etc. Y aprende... para que no se repita: tropezar en una piedra es normal. Enamorarse de la piedra es otro tema...
racionalemotivo.blogspot.com / Leonardo Amaya

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