sábado, 10 de agosto de 2013

De navegar y esas cosas

No puedes cruzar el mar simplemente estando de pie y mirando al agua. - Rabindranath Tagore
En REBT (rational emotional behavioral therapy) hay una gran tradición en el uso de las metáforas. Suelen ser muy pedagógicas y fáciles para manejar, y construir metáforas más sanas ayuda a re–estructurar las otras metáforas, espontáneas y tóxicas, que en ocasiones nos hacen sufrir y tomar decisiones inconvenientes oara nuestros intereses.
En algunos temas vitales importantes, relacionados con el crecimiento y el desarrollo profesional y personal, hay una imagen que es muy gráfica: Podemos pensar en nuestra vida como un viaje en un barco que pasa por diferentes puertos.
En cada puerto, te encuentras con personas: algunas significativas para aprender de ellas, otras significativas para aprender a evitarlas. También vives eventos e instituciones que te ayudan a crecer, o te sirven para aprender de tus errores y los de esas empresas, acumular experiencias, etc.
Cuando toca crecer, cuando es el momento de dar otro paso en lo afectivo y en lo profesional, entonces toca levar anclas y emprender el camino para el siguiente puerto de la vida. Algunos de los personajes del puerto en que te encuentras ahora se embarcarán contigo, y seguirán acompañándote en tu camino. Otros, deciden quedarse o tu decides que es el momento de dejarlos en la historia.
Para que pueda zarpar el barco de tu vida, tienes que soltar las amarras que te atan a los que se quedarán atrás. Esas personas, eventos, etc., quedan en tu historia. Una historia valiosa, pero claramente historia.
Se trata simplemente de avanzar, de seguir el camino. Algunas de esas personas, quedan en la historia como momentos valiosos de la vida, como ese conjunto de fotografías felices que llevamos en nuestra memoria. Fueron momentos compartidos bellos, alegres, que pasaron y que por eso mismo son un tesoro en la memoria. Sufrir porque ya no están con esas personas no tiene sentido: afectas la magia de tus recuerdos. También hay otras personas y eventos que quedarán en la historia... afortunadamente: porque fueron malas decisiones, malos «castings» de los que has aprendido con no poco costo personal. Es una dicha que hayas podido dejarlos en la historia.
Aprende de esas situaciones. ¿No te ha ocurrido que, al ver alguna fotografías te preguntas: cómo fue posible que yo me juntara con esta gentecita? Pues eso. No sufras por los errores del pasado, aprende de ellos. Cuando te queda atado al pasado... No puedes avanzar. Hay una frase muy repetida, de la que no sé su autor original: para encontrar a la persona correcta, tienes que dejar la persona equivocada. Se aplica mucho, mucho.
También te puedes atar a un recuerdo bueno, pero que ya pasó, porque esa persona o evento siguió otro camino, tú debiste tomar un viaje de muchas millas... Y ya no coinciden en el espacio o en el tiempo. Disfruta los recuerdos sin romper la magia intentado revivirlos o mantenerlos de forma heroica. Goza el recuerdo, y acepta que por ser eso es mágico. Y date la oportunidad de vivir otros momentos espectaculares, y conocer otras personas maravillosas que están en los otros puertos que puedes visitar.

Vamos a unos consejitos de peluquería que pueden ser útiles para cortar esos cabos inadecuados con el pasado y poder seguir adelante, al siguiente puerto:
–Acepta la historia como es. Cuando quedamos atrapados en un «cuento viejo», con alguna frecuencia está causado por una cierta tendencia a asumir que el final de una mala historia incluye que los demás son unos demonios terribles y tú un ángel de los cielos. Ni lo uno, ni lo otro. Todos tenemos rasgos cabroncetes. Evidentemente en ocasiones las faltas de los demás han sido más serias, por ejemplo, cuando alguien te ha agredido física o moralmente. Pero incluso ese personaje seguro tiene alguna cosa buena. Así te evitas las sobre–demandas irreales de «justicia» y aceptas que también algo bueno te dejó, incluso no voluntariamente y quizá fue simplemente el aprendizaje de no tratar más a gente así.
Quizá te equivocaste de «casting» y eso es lo que hay. Para ser claros: dejar pasar. Porque el rencor también es una forma de quedarse atado al pasado. Por supuesto, no significa que te olvides de reclamar lo que sea justo para compensar los daños causados. Pero si quieres de verdad vengarte, en muchos casos la mejor venganza es el olvido.
–La naturaleza aborrece el vacío. Nuestra vida tiene muchos espacios significativos. La sabiduría popular lo dice: un clavo saca a otro clavo. Llena tu día de actividades con sentido para ti, controla la tendencia loca de vivir para otros, y ponte en la tarea de pensar en que, para dar, primero tienes que tener algo dentro de ti. Ponte en la tarea de encontrarte con nuevas personas, nuevas experiencias y dedícale tiempo a tu arte, a tus aficiones. A lo que disfrutas hacer. Y procura hacerlo con gente valiosa. Si te quedas encerrado sollozando por lo que no es, tampoco dejas partir el barco.
–Observa las experiencias con perspectiva. Todos aprendemos de circunstancias nuevas si nos lo proponemos. ¿Recuerdas las situaciones por las que sufriste de forma loca hace dos o tres o cinco años? En la mayor parte de los casos, ahora tenemos claro que... no era para tanto.
Y tu... a que puerto tienes ahora que aprovechar?
Leonardo Amaya - racionalemotivo.blogspot.com

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