martes, 17 de junio de 2014

Budismo de oficina - 3

Libérate de la necesidad de ganar
Ésta necesidad sí que es la madre de todas las rabietas y rollos en la oficina. Todos hemos alimentado más o menos un ego que se hincha como sapo en muchas ocasiones.
Vamos a entendernos, no significa no establecer unos estándares, unos precios de acuerdo a cierta tareas, sino a esa tendencia a sentirnos ofendidos y declararnos en drama cuando no ganamos en una proposición, cuando alguien no está de acuerdo con nuestra postura, etc.
Mira, si el objetivo es llegar a una solución, en muchas ocasiones será la suma de varias posturas válidas y el acuerdo de intereses diversos. Y si se trata de ganar una propuesta, pues el objetivo no es tu satisfacción emocional y reconocimiento, sino la firma de un contrato y la consignación en un banco. Así de simple.
Déjame me salgo un poco del tema: también pasa en la vida en pareja, en las situaciones afectivas. Entramos en histeria porque no logramos una determinada cosa. Entonces, quedamos como una persona perturbada candidata a la "doble H": hospitalización psiquiátrica y Haloperidol en el café de la mañana. El tema es lograr lo que quieres, no que te "den la razón". Y sin embargo, nos enganchamos en la cosa loca de batallar por ser la mente más clara y veraz de este lado del Atlántico.
Mira que la idea es clara; no se trata de renunciar a ganar, a lograr metas, a batallar por tus objetivos. Se trata de vencer la necesidad: el "debería ser" "siempre me deben dar la razón" "yo en esto no me equivoco" y así hasta el infinito y más allá. Vámonos a la pregunta básica: ¿te ha servido alguna vez? ¿quizá hay formas más fáciles y menos conflictivas de lograr lo que buscas? Pues eso: la mejor rabieta es la falsa: la que armas porque estratégicamente te conviene. Y la mayor parte de las veces, sin rabieta es mejor. Pues eso.
@leonardoamayaMD

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las redes sociales!

 Hay mucho material disponible en:  https://www.instagram.com/leonardoamayamd/ Sigámonos allí! Leonardo