sábado, 30 de agosto de 2014

Esa gentecita que vas conociendo...

El tiempo no es lo que te hace madurar. Es el contacto con las demás personas, que poco a poco te van haciendo más duro, más frío, más cabrón, más hijodeputa. 
Comentario filosófico-etílico
El Old Parr es, en mi amplia experiencia personal, una fuente insondable de filosofía. De hecho, luego de la primera botella suelo imaginarme que estoy bebiendo con Kant, Sartre, Marco Aurelio. Y de repente, me despierto con ideas geniales. Pero esta vez no fue así, alguien comentó la frase que encabeza este escrito de forma clara, organizada, explosiva y gangosa. En medio de los problemas de articulación con los que esta persona luchaba, el pensamiento brotó como brotan los granos en la adolescencia: de forma imprudente e inesperada.
Este es el verdadero origen de la construcción de la identidad, y el santo grial de la psicología del desarrollo: son los demás los que te van construyendo*. ¿Te acuerdas de ese novio querido, detallista y de corazón de oro? ¿el que ahora es un puto sin corazón que maltrata psicológicamente a su novia? ¿Te has preguntado qué le pasó? Pues que tú, la otra, aquella y la de más allá lo trataron como una basura, le pusieron los cachos y lo dejaron botado en un callejón. Así llegó a ser el cabroncete de ahora.
¿Te acuerdas de Luisita, la niña linda del colegio, que te trataba bien y que parecía un sol de mujer? ¿la que ahora es una perra sin corazón que apuñala al que puede? ¡Le pasó lo mismo! La trataron como una basura, la dejaron plantada en las mejores fiestas y no la invitaban a divertirse.
¿Te acuerdas del buen amigo que siempre estaba allí cuando lo necesitabas, el que no te juzgaba y siempre era un consuelo en los problemas? ¡siiiii! es el hijodeputa insensible que le importa un pepino los problemas de los demás y que de vez en cuando usa técnicas de tortura psicológica que ya le podrían dar un PhD en la Guantanamo Army University.
Pues eso nos pasa a todos, a unos y a otros. La batalla es intentar encontrar el equilibrio entre ser una persona que piensa que lucha por ser valiosa y que sabe darse su valor, colocar puntos de respeto y marcar fronteras cuando toca. En general es una buena idea ser una persona que "vale la pena", sensible a los problemas de los demás, dispuesto a poner su parte cuando hace falta ayudar a los otros, actuando de forma generosa con su tiempo y su conocimiento. Pero... con unos límites mínimos. Lo regalado no suele valorarse: si das de forma ilimitada, muchas personas darán por descontado que siempre estás disponible.
El truco de los trucos: actuar de cara a tu conciencia, y saber que por el mundo hay mucho cabroncete suelto. Así que aprende a dar con la gente que vale tu esfuerzo, y prepárate para aclararle límites a uno que otro cada semana. Pues eso. Psicología del desarrollo.
@leonardoamayaMD

* Un poco se seriedad: la teoría de construcción narrativa de la identidad es un campo teórico y experimental apasionante con notables aplicaciones en múltiples áreas de la práctica psicológica. 

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