lunes, 30 de enero de 2012

Deja de sufrir, y ¡¡Shake that ass!!

I have been alone since my husband died. I stay in my home. I don't date. It's hard to date when you're at home. Nobody knows you. Anna Nicole Smith - Modelo de Playboy (1967-2007)
Pienso que estando en enero no hay que ser demasiado universitario en los comentarios, así que hoy traigo una cita de una persona como cualquiera de nosotros: Ann Nicole. Bueno, también una actriz porno, pero una persona como tú o como yo al fin y al cabo. Y con un gran sentido común: Cuando murió su marido, se quedaba encerrada en la casa, y no tenía citas. Y lo deja claro: Es muy difícil tener citas cuando estás encerrado en tu casa. Nadie te conoce.
Sorprendentemente, para tener clara esta idea no hace falta ser actriz porno. Es una sabiduría al alcance de cualquiera. ¿Que nos detiene cuando estamos experimentando una situación frustrante? con frecuencia alguna de las siguientes ideas locas que albergamos con mucho cariño y cuidado en nuestra cabeza:

  • Nadie me querrá nunca, porque soy una vaca / un monstruo / no valgo la pena. 
  • Nunca saldré adelante en mi trabajo, porque soy un fracaso total
  • Jamás lograré lo que quiero, porque hasta ahora no me ha salido nada bien

Pues vamos a ver. Por partes, como Jack el Destripador:
Primero, mientras nos quedamos lloriqueando y lamentándonos en la casa, sufriendo de manera loca por lo que nos pasa... no hacemos nada más. Sólo sufrimos. Puestos ya a sufrir, bien podrías ir a sufrir de una manera más funcional:

  • Enfrentándote a buscar a la persona o el persono que te gustaría. Ya que vas a sufrir igual en la casa, pues sufre intentándolo. Si te dicen que no, pues a buscar otro. Igual en la casa ya la pasas mal!
  • Mueve el trasero y vete a buscar las personas que te pueden facilitar alcanzar el trabajo de tus sueños. Incluso, ya que igual estás pasándola fatal en tu casa, pásala terrible en la universidad haciendo una maestría que te sirva para lo que quieres. 

En todo caso, me parece más funcional no sufrir. Y como sufres por unas ideas bastante raritas, vamos a verlas:

  • Nadie me querrá nunca, porque soy una vaca / un monstruo / no valgo la pena:
Esto es una profecía. Y me parece que puestos a ser profetas, profetiza el número del baloto. El que hayas tenido toda una serie de fracasos emocionales no significa que siempre los tendrás. Mira, hace unos días veía un especial de televisión sobre personas con obesidad supermórbida. Había un personaje que pesaba 460 libras. Nada menos. Y tenía una pareja que se dedicaba a consentirno y hacerlo engordar aún más. Es el ser humano más gordo del mundo. Tú no le ganas. Y su pareja estaba bastante bien. Así que decíme porqué tú no vas a poder? Pero, hay que intentarlo, y divertirse mientras lo intentas. Evidentemente en algunas ocasiones será difícil, y podría ser conveniente que buscases ayuda profesional para resolver alguno que otro temita (no hace falta estar loco para ir a terapia...) pero, mira a tu alrededor y te darás cuenta que mucha gente bastante más loca y disfuncional de lo que tú nunca has sido se consiguen su maromo.
  • Nunca saldré adelante en mi trabajo, porque soy un fracaso total
¿Si? Ésta sí que es fácil. Estamos en un mundo con muchos, muchos mediocres de lo peor. Todos somos un poquito mediocres, porque somos humanos. Pero, algunos se pasan. Pues como ellos han podido lograr alcanzar un trabajo incluso bueno, no tienes evidencia que tú no puedas. Aquí también ayuda aprender a venderse, y dejar de darse mala vida con la exigencia de ser perfectos: nunca lo lograrás porque eres humano. Mi política de calidad es la mejor que puedo dar: calidad parcial, que es la calidad a escala humana. Eso es lo que hay.
  • Jamás lograré lo que quiero, porque hasta ahora no me ha salido nada bien
¡¡Otra profecía!! Me gusta mucho la experiencia de Coronel Sanders, el creador de KFC. Búscala en internet, que aparece en todas partes. Él creó su franquicia cuando era un personaje "fracasado". Presentó su propuesta a más de 100 personas que le rechazaron. Y lo logró. Si se hubiese quedado en la casa... Pues nada. Ese es el consejito de peluquería de enero:
Deja de lloriquear por lo que no tienes, y sal de casa a buscarlo. Shake that ass.
Leonardo Amaya, PhD. racionalemotivo.blogspot.com


domingo, 22 de enero de 2012

Nosotros, los mediocres

¿Y si me equivoco?
(Quién no lo ha pensado cuando debía tomar una decisión clara)
Hay algunas realidades de "puño", poco discutibles y evidentes cotidianamente, y aún así, difíciles de aceptar. Les propongo una de esas:
Somos mediocres. 
Claro, hay diferentes niveles de mediocridad, relacionada con las causas y razones profundas. En relación con esas causas, con la realidad, podemos mirarlas. Existe la mediocridad que proviene del simple descuido y el desinterés por crecer. Esa es una mediocridad que no es muy sana, y luego hablaremos de ella: hay razones profundas para ese tipo tan frecuente, y es conviente controlarla. Quiero comentar el tipo de mediocridad que compartimos todos, todos: la que simplemente proviene de ser humanos.
Somos humanos. No podemos evitar cometer errores. Es la realidad: los cometeremos. Pero, eso no es una excusa para aprender, ni una razón para condenarnos. 
Hay ocasiones que, a pesar de ser conscientes de esta verdad esencial, nos martirizamos y sufrimos, nos amargamos nuestra vida y la de los que nos rodean quejándonos y lamentándonos por algo que... no va a cambiar. Pero, esto genera algo peor: no aprendemos, porque estamos dedicados a quejarnos por lo injusto que es el mundo, lo terribles que somos y las desgracias infinitas que vamos a tener por ese error. Nos metemos de lleno en la telenovela, y cerramos con llave por dentro.
Está muy vinculado a un frecuente proceso loco: la tremenda y enfermiza tendencia a buscar culpables en vez de buscar soluciones.
Evidentemente hay responsables, y en algunas ocasiones es importante tener claro quien era el responsable de ese proceso, pero seguro, siempre, lo más importante es buscar soluciones. Ya luego habrá que garantizar que esa persona en concreto tenga claro algunos puntos. Pero, soluciones. De nada sirve buscar al culpable del choque del Titanic cuando ya está hundido. ¡A tapar el hueco! y luego le damos la perorata al tipo. Y si yo fui el responsable, pues a arreglarlo: Alguna vez, a pesar de toda la preparación, lo que hemos planeado no va a salir y... será responsabilidad nuestra. 
Entonces se trata aprender. Martirizarte no es un proceso de aprendizaje. Por lo menos, no es el más funcional. Incluso puede llegar a ser ilegal. Lógico que puede ser divertido someter a un empleado al Potro de Martirio (la tortura medioeval) pero... la ley no deja. Que le vamos a hacer. Además, ese método parece que no fue muy eficaz para lograr el desarrollo de empresas. Imagino que por eso se dejó de usar. Tampoco parece que ayude mucho para mantener un matrimonio funcional o relaciones de amistad duraderas. Así que... deja de torturate y torturar a los otros y acepta la realidad: eres mediocre. Cometerás errores. Entonces, dedícate a aprender de tus metidas de pata. Mientras te quejas, lo dejas de hacer.
racionalemotivo.blogspot.com





lunes, 16 de enero de 2012

Frustraciones insoportables

Menos da una piedra
-Cultura popular española
Con frecuencia en nuestra vida, incluso cada día, las cosas no salen como queremos y como lo habíamos planeado. Forma parte de la realidad del mundo y en ocasiones, las amplificamos por nuestras sobre-demandas.
Algunas de esas frustraciones pueden ser realmente impactantes, y nos generan una cierta molestia que puede extenderse durante el tiempo.
Hay dos trampas fuertes, la trampa del pasado, que nos lleva a condenarnos por decisiones que ya no podemos cambiar, y la trampa del futuro, predicciones para las que tenemos muy pocos puntos de apoyo: el malestar emocional que nos generan estas dos 'fugas en el tiempo' nos distraen de lo único real, que es el presente, y nos quitan energía para asumir las decisiones y acciones que podemos tomar hoy, las únicas que pueden contribuir al cambio de nuestra vida.
Pero, en ocasiones, el malestar permanece taimado allí, y queda como una especie de molestia sorda que surge en varios momentos. Aveces, este malestar está relacionado con otra ideíta tonta pero muy activa: "no voy a poder soportarlo". Si lo miras con objetividad, por supuesto que es molesto y quizá intenso, pero soportar, soportar, has podido otras veces. Lo único realmente insoportable es morirse, y cuando te mueres, ya no tienes más preocupaciones.
Tres ideas (consejitos de peluquería) para meternos en la cabeza cuando estemos en uno de esos días:
Bien, vamos a concentrarnos en lo de hoy: ¿qué debo hacer ya para hacer las cosas mejor mañana?
Ok, estar un poco perturbados es normal. No soy de piedra. ¿Dime quién no ha pasado por un mal rato y aquí está?
Molesta, he tenido un evento malo -que no ha ocupado tooooodo el día, sólo un rato difícil, sin duda, pero  vamos a poner piedra por piedra para que las cosas cambien.
Bueno, esto salió mal. Vamos a probar con otro.
El objetivo del pensamiento sano es disminuir las emociones disfuncionales, pero no se trata de convertirnos en un palo. No es realista ni humano no tener emociones. Pero, llorar alguna vez no es malo. No da cáncer. Estar mamado del trabajo un día no es terrible: es una experiencia bastante frecuente... y exagerada muchas veces. Y... Menos da una piedra: siempre se puede sacar algo de las experiencias difíciles, por lo menos, aprender.
racionalemotivo.blogspot.com

sábado, 14 de enero de 2012

Culpa y Realismo

Yo no tengo la culpa de que la vida se nutra de la virtud y del pecado, de lo hermoso y de lo feo. 
-Benito Pérez Galdos
Las emociones disfuncionales, es decir, aquellas sensaciones que nos hacen sufrir y que influyen en que tomemos decisiones poco útiles e incluso dañinas, son exageraciones de las emociones funcionales, útiles, que nos hacen humanos. Nuestra ira loca es una exageración de la molestia normal que nos generan ciertas situaciones; la angustia que nos lleva a sufrir ante riesgos futuros, es una amplificación dañina de la controlada preocupación por situaciones difíciles previsibles y que debemos enfrentar.
Así que el límite es el problema: es fácil identificar cuándo nos estamos pasando de la raya: porque sufrimos y hacemos cosas locas de las que luego, más tranquilos, somos capaces de reconocer como errores.
Esas emociones provienen de nuestras ideas: ideas sobre-demandantes para el mundo o para nosotros mismos que nos llevan a la frustración porque son precisamente eso: sobre-demandantes. No son realistas. No es lo que ocurre verdaderamente. No se trata de dejar pasar todo, pero sí de aceptar que el mundo es como es, y el cambio de nos parece adecuado necesitará tiempo, en ocasiones, mucho tiempo.
Así que se trata de tener claro que lo que nos gustaría, es decir, el mundo ideal que gira alrededor de nuestros deseos y nosotros mismos como seres perfectos es eso: una preferencia, un gusto, casi tanto como nos gustaría poder volar por nuestra cuenta. Y que por tanto, es eso: me gusta, pero no debe ser así. Porque nada puede obligar al mundo, a los demás o a mí mismo a ser de acuerdo al modelo ideal. Aceptar lo que es, lo que somos, y comprometernos con poner los medios cada día, sin angustias ni locuras para hacer más probable un mundo mejor para nosotros y los demás.
Hay una emoción que es muy frecuente, que llena nuestros días y que nos hace sufrir tontamente. Esa es la culpa, exageración de la responsabilidad. Pongo un ejemplo: eres responsable de esa decisión que finalmente demostró no ser para nada conveniente, incluso muy inadecuada. Ok, eres responsable, pero:

  • Eso está en el pasado, no lo puedes cambiar. Es historia. Puedes poner medios para contener el problema, pero no puedes volver atrás. 
  • Esa decisión no te convierte en una persona terrible. Te convierte en un ser humano, susceptible de errores, y capaz de mejorar. Pues condenarte a tí mismo y decirte que eres una basura no hace que cambie el pasado: sigue igual. 

En últimas, sentirte una porquería no sirve para nada más que para sufrir.
En otras ocasiones, por desgracia muy frecuentemente, mantenemos una constante búsqueda de las personas que en nuestro pasado nos hicieron algún daño, la mayor de las veces involuntario por parte de ellos. Y nos amargamos, y borramos gente de facebook, del teléfono, mantenemos activamente guerras absurdas y vamos quedándonos aislados cada vez de más personas.
por supuesto puedes poner distancia de personas que realmente no te aportan demasiado. Pero, la realidad es que no resulta nada fácil rodearse de gente perfecta, porque no existen y los que creen que son perfectos son habitualmente inaguantables.
Hay algunos puntos de realismo que nos pueden ayudar a manejar esas ideas de fondo que nos hacen sufrir en relación con la culpa:

  • Realmente el mundo no gira alrededor de tí. Esas personas posiblemente no estaban centradas en satisfacer tu vida y tenían -siguen teniendo seguramente- sus propios problemas y fantasmas. 
  • La gente perfecta no existe. Rodearte de los mejorcitos es una buena idea, pero no son muchos y no hay ninguno que sea perfecto. Así que si comienzas a quitar de tu lado a la gente con defectos, te acabarás quedando solo. 
  • Mientras tú te preocupas y sufres por la gente, ellos están en sus propios temas. Es decir, que tú sufras no hace que ellos centren su vida en tí. Una cosa un poco más dura: deja de pensar que los demás te hacen la vida difícil. Lo real es que el mundo es difícil y que sufres porque no te decides a dejar de exigir lo que no puedes conseguir. 
  • La culpa nos hace vivir en el pasado, que no podemos cambiar, cuando sería más funcional trabajar por lo que tenemos hoy en mano.

Manejar la culpa no es nada fácil, así que no sufras por lo que demore. Ponte un esfuerzo diario, examinando las ideas de sobre-demanda, suelta el libro de las retaliaciones, y dedícate a pensar en tí, en qué debes hacer hoy por tí. Mañana es otro día, y ya veremos.
leonardoamaya.com

lunes, 9 de enero de 2012

Solos y solas contraataca

Supongamos que alguien abusó sexualmente de tí. Tú tienes aún una posibilidad: lo que te digas -aunque no sea lo mejor- a tí misma sobre el abuso.
Albert Ellis
Hay dos cambios en nuestras ideas son claves para comenzar el camino a dejar de complicarnos la existencia. son dos cambios en las cosas que nos decimos a nosotros mismos, algunas veces de forma poco consciente:

  1. Ser feliz depende de mí. No puedo esperar que los demás o el mundo cambien para que se adecuen a lo que yo preferiría. 
  2. Mientras voy creciendo en ese camino, me enfrentaré a momentos que no serán agradables y que incluso serán duros. Pero, puedo soportarlos y nada garantiza que sean eternos.

Comprensiblemente, no es fácil controlar que estas ideas perturbadoras aparezcan en nuestra vida. Muchas veces, porque la cultura que nos rodea plantea unos ideales rígidos e inamovibles. Pongo el ejemplo de una familia de ideas locas que nos perturban con frecuencia: Estoy solo / a. Y algunas veces, huyendo de esa "terrible" soledad consigues lo que faltaba, sufrir con otra persona.
Detrás de esas ideas, se agazapan otras perturbadoras y falsas: estar sólo es malo, y una persona sola no es feliz. ¡Mentira pútrida! Hagamos un pequeño inventario de esas ideas locas:

  1. Si nadie me quiere, entonces debo ser infeliz: ¡Mentira varias veces! Primero, raramente eso será verdad. Incluso Hitler en sus peores momentos recibía cariño de Eva. O de Blondi, su perra. 
  2. Siempre voy a estar sólo / sola, porque muchas relaciones han terminado mal: Esa es una profecía. No tienes elementos para garantizar que sea así. Y claro, estás suponiendo que estar sólo es terrible, y no lo es. Puedes preferir (no siempre) estar con alguien, pero eso no implica que no puedas ser feliz sin nadie. Incluso, es más fácil conocer personas nuevas si no eres dependiente de nadie y estás abierto a pasarlo bien con cada persona que conozcas, sin pretender el matrimonio hasta la muerte. 
  3. Necesito a alguien [para ser feliz]: No. Necesitamos comida y líquido, y ropa... pero para ser feliz, sólo te bastas tú. No hay relación entre felicidad y compañía. Mira algunos de los matrimonios que te rodean y lo verás. 
  4. Si estoy sólo / sola es lo peor que puede ocurrirme y no puedo soportarlo: Tú puedes. Muchas personas han podido. Tú mismo en muchas ocasiones pudiste superar momentos de soledad. Y nada garantiza que incluso luego de estar rodeado de muchas personas vuelvas a estar sólo nuevamente. Y lo único realmente malo es morirse, porque se acaban las oportunidades. Así que mientras estés vivo, hay cosas que hacer y posibilidades que explorar. 

Por último... que las ideas sanas sean lógicas no significa que logres siempre controlarte. En ocasiones, lo pasarás mal, pero lo podrás superar si te sientas delante de tus ideas locas y las debates. Hay algunos consejitos de peluquería que pueden servirte:

  1. Anota todas las cosas buenas que tienes, y déjalo en una caja, para sacarlos y leerlos en los momentos malos. 
  2. Medita. Los medios para control del estrés basados en meditación son una gran ayuda para ir creciendo en la paz con los demás y con nosotros mismos.
  3. Ten algún voluntariado. Ayudar a los demás es un buen camino para dejar de pensar tanto en nosotros mismos y lo que "necesitamos".
  4. Propónte gozar cada momento, con las personas con las que estás. Goza al que toca hoy, ahora. 
  5. Acumula recuerdos positivos. Apúntalos. Toma fotografías (incluso mentales) de esos lugares que has gozado, y repásalos cuando te estés "empeliculando" con tus dramas.
  6. Dedícate tiempo a tí. Aprende a dedicarle tiempo a tus aficiones, a tus gustos, a tu cuerpo. Vete al spa, a Yoga, al curso de cocina. Aprende a divertirte contigo.
  7. Celebra. Tómate un buen vino cuando logres algo, pequeño o grande. Ten guardada una buena botella para celebrar contigo mismo tus éxitos. 

No será siempre fácil, pero puedes. Intentarlo vale siempre la pena, porque la persona más importante que conoces y conocerás jamás, eres tú mismo.
racionalemotivo.blogspot.com

sábado, 7 de enero de 2012

Recetario de la felicidad - o algo por el estilo


"La felicidad es una decisión"
-Passim
Hay palabras que usamos mucho y a pesar de eso, su definición práctica no es clara para nada. Una muy importante, es 'felicidad'. Me parece más práctico ahora clarificar qué cosa no es: al menos así tenemos claro lo que nos aleja de ser felices.
La intranquilidad no es felicidad. Si la felicidad no es estar tranquilo, sin duda se le parece bastante. Debe ser uno de los elementos representativos de ser feliz. La perturbación que nos generan las emociones disparatadas, tampoco me parece que conduzcan mucho a ser feliz.
Luego de esta poco útil disquisición, vamos a pensar que podemos hacer para mantener un poco de tranquilidad en medio de las tonterías con que llenamos nuestro día. Quizá podemos establecer un camino de ideas más sanas:

  • Los eventos que juzgo negativos en mi vida y en las personas son muchas veces una interpretación. 
  • Porque si el evento es incluso cierto, no es completamente malo. En el peor de los casos es una posibilidad en el futuro.
  • Porque el mundo ni las personas tienen que ser como a mí me gustaría. Es poco probable que la realidad se adapte a mí, y sufrir porque las cosas son como quiero no las cambian (sufrir no es una estrategia de cambio).
  • Porque incluso si las personas y las cosas tienen aspectos negativos, no convierten la realidad ni las personas en infiernos totales. 

Pero, la trampa de la culpa en ocasiones nos agria el presente porque nos condena por el pasado. Así que aquí van otras ideas en esa línea:

  • No puedo cambiar lo que ocurrió. 
  • Lo más funcional no es condenarme (no me convierte en un demonio cometer errores, me convierte en humano). 
  • Condenarme me dificulta aprender de los errores porque me concentra en lamentarme y no en cambiar.

Hay dos pasos adicionales que son como la maestría de este camino, y que van de la mano, aceptación y compromiso. En este caso, el compromiso es un regalo que le hacemos al mundo (y a nosotros mismos) y que se me parece el kindergarten de la espiritualidad:

  • Que no me auto-condene porque la gente sufra  o ha sufrido por mí: porque no puedo controlarlo, porque no soy capaz de hacer la gente feliz (no puedo garantizarlo) y, aunque puedo hacerles las cosas más fáciles, finalmente ellos deciden sufrir.

Como me parece que esa primera parte se queda corta, propongo una que suele ser un poco más complicada:

  • Que no me importe contribuir a la felicidad de la gente, aunque en ocasiones piense que hacen unas cabronaditas o no me han ayudado a hacer mi vida más fácil. Este es uno de los caminos para romper el ciclo de las venganzas y vengancitas tontas que llenan el entorno de veneno.

En ocasiones el obstáculo para actuar bien es un contenido un poco negativo de nuestra cultura, la idea de "el que me la hace, la paga". Así nos pasamos con venganzas y vengancitas que llena el día de veneno. Y el problema es que con alguna frecuencia la cultura nos dice que eres tonto si no te desquitas. 
Así que toca ver esa idea tóxica que nos frena a ser mejores personas: No somos tontos porque nos comportemos bien con los demás, incluso con aquellos que no lo han hecho como a mí me gustaría porque...

  • Son humanos. 
  • Yo mismo cometo errores. 
  • Y finalmente no gano nada con ser un cabrón. 
No estamos hablando sobre el personaje que te dispara, estamos hablando de las rencillas que amargan tu relación con tu esposo, tu esposa, tus hermanos, tus primos, el vecino, el jefe, el compañero de oficina, el que conduce al lado tuyo, el que hizo una maniobra de riesgo en el parqueadero, y así hasta el infinito y más allá.
Porsupuesto no renuncies a pedir compensaciones cuando corresponda, mantener una distancia segura de gente que tiene una mayor densidad de mierdita, etc... pero amargarte sólo logra eso: amargarte.
racionalemotivo.blogspot.com


miércoles, 4 de enero de 2012

Maldita Miss Universo

"Yo, con tu pinta, sería actor porno".
-Me stesso.
Si. Estás gorda. Estás flaca. Pareces acabado. Etc, lo que quieras. Esas impresiones pasan con alguna frecuencia por nuestra cabeza, incluso en gente que uno podría considerar libre de toda preocupación física. En varias oportunidades le he escuchado quejas serias sobre su imagen física a personas que realmente me dan envidia: mira lo injusto que es el mundo, pero ¡alégrate! ¡Los bonitos también lloran!
El tema de fondo son realmente dos:

  1. La belleza es una evaluación.
  2. Incluso si no eres el ideal de belleza... puedes ser feliz (Y sufrir no te hace mejorar)

Vamos a ver. Raramente somos unos monstruos integrales. Tenemos alguna cosa bella, aunque sea la forma de barbilla. Lo sorprendente es que, usualmente, tenemos más cosas atractivas -como nos han reconocido otras personas- de las que nosotros vemos. Hay una práctica que le he recomendado con alguna frecuencia. Lo llamo "la prueba del espejo". Consiste en varias fases, que comienzan con una primera etapa: ponerse frente al espejo y hacer un "escáner" lento del reflejo de tu cuerpo, desde la frente hasta la punta del dedo gordo, despacio, lentamente, primero observando con detenimiento aquellas cosas que tenemos bacanas. Y eso, varias veces a la semana. Con el tiempo se va logrando un poco más de objetividad en evaluarse a sí mismo.
Luego, y es la parte que considero más importante, también miras lo que menos te gusta. Y lo aceptas y lo quieres como algo tuyo. Lógicamente aceptar no es amar, y si es ese gordito lamentable que recuerda el logo de Michelin, pues tienes tarea para trabajar en el gimnasio y cerrando la boca, pero no puedes odiar una parte de tí mismo /a. Incluso, odiarte no te hace bajar de peso.
Buena cosa para pensar ahora que, luego de las fiestas de fin de año, muchos hemos subido algún kilito.
racionalemotivo.blogspot.com

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