sábado, 5 de diciembre de 2015

¡Temporada de música!: Olvidarte, Felipe Santos

He estado un poco descuidado de escribir, así que vamos a comenzar suave. Con temporada de música y todo.

Bueno, la música nos conecta emocionalmente. Con eso no estoy haciendo ningún descubrimiento spartiacque. Y es que habla de temas muy humanos. Algunos, un poco dark, nostálgico - suicida - místico - nostálgico, diga usted las Bienaventuranzas de Vladimir Martynov,

https://youtu.be/BzqjhC2OYnM

No entiendo cómo puede oírse a Martynov sin llorar a moco tendido.

Si te oyes una ópera (telenovela cantada...) te habla de esos encuentros / desencuentros / dramas y acaban incluso con muerto a bordo. Piénsate un Norma, Otello, o el dramononón de Tosca.
Pero, vamos a algo más contemporáneo. Hoy, Felipe Santos. Pero, tienes que oírla primero:

https://youtu.be/SUoDo0pj6nA

Pues esto. Un dramonón como Tosca. Sólo falta un cañonazo desde Castell Sant'Angelo.  Es el duelo lacrimógeno mismo. "Poco a poco entenderé que nunca volverás".

Y ese es el tema duro. Las cosas terminan. En muchas ocasiones, es mejor que terminen. Pero, te va a doler. Porque somos humanos... y tenemos un área cerebral bastante egoísta, que nos apega a lo que sea. A lo bueno y a lo malo.

Toca "hacer la vuelta". Tienes que hacer lo necesario para olvidar... La tarea no te la ahorra nadie. Y vas a llorar, y no te vas a morir por eso. No hay reportes médicos de muerte por llanto. (sí hay una muerte causada por un ataque de risa).

Raramente se termina una relación porque el otro es malo. Casi nunca estás con Darth Vader, pero la realidad, no hace falta que la otra persona te conduzca al lado oscuro para que no te convenga estar con ella. Simplemente basta con el hecho de estar en diferentes caminos o en momentos personales distintos de forma importante.

El problema es que nuestro sistema límbico puede no tener las ideas tan claras. Vamos a explicarlo. El sistema límbico -llamémosle "limbi" por cariño- es una importante parte de nuestro cerebro que, además de ser sumamente vieja es notablemente activa. Es profundamente útil. También es increíblemente peligrosa cuando no lo regulamos un poco.

Allí está nuestro sistema de "alarmas", lo que nos ayuda a cruzar las calles de nuestras caóticas ciudades. Está diseñado para ayudarnos a sobrevivir en malos momentos: por eso es radicalmente acumulador y se apega de forma obsesiva a casi cualquier cosa.

Tiene miedo de abandonar algo que podríamos necesitar después. "Limbi" está organizado para ayudarnos a sobrevivir en situaciones de necesidad, como cuando estábamos empelotos en África (Nuestra bisabuela, el Australopithecus Afarensis (1) vivió hace unos 3 millones de años).

El reto es que este egoísmo y esta tendencia a acumular hace difícil que nos despeguemos de cosas (y sobre todo de gente) que deberíamos dejar atrás. Pasa con la basura, pasa con las malas relaciones. Entonces, cuando nuestra corteza cerebral, que es la que piensa, nos dice: "dejemos que este personaje se vaya", limbi nos dice: Noup. Qué va, mejor consérvalo porque a saber si consigues algo similar en esta estepa de África.

Ese es el problema, limbo actúa un poco como si continuásemos en la estepa africana, por allá por la zona de la tribu Afar. Resulta que hay más personas, puedes apostar nuevamente a conseguir algo mejor, o por lo menos, a plantearte un cambio. Por lo menos a renovar el nombre de los bichos con los que uno se mete a veces.

Además de Limbi, es importante tener claro que sería una meta difícil si no eres realista: no puedes apostarle a una relación de verdad si estás esperando cumplir una meta del canal Disney.

Así que arranquemos con la dura verdad:
1) Te va a costar trabajo. Vas a sufrir un poco y vas a experimentar la soledad durante un tiempo. Pero, es importante que aprendas a ser feliz solo. No porque siempre debas estar así, sino para que no "rellenes" tu tiempo con cualquier cosa. Luego, sufrir un poco no es ningún drama. Muchas veces, lo que cambias es sufrir de un modo más intenso -hacer el "duelo" porque terminó algo que no funcionaba- por suspender un sufrimiento menos intenso pero más tóxico y venenoso: el dolor de no ser querido como esperabas, pero paralizado sin darte la oportunidad de cambiar.
2) No existe la relación perfecta.
3) No existen personas perfectas.
4) Nos gusta quedar en la historia de las personas... saber que fuimos importantes...
4) También tú eres complicado y difícil.
5) Te va a tocar ver al otro personaje vestido de felicidad... y tú en la inmunda de las inmundas.
6) Aaaggg te va tocar mamarte que esa persona te olvide antes. Si, quizá descubrirás que no te quería como tú querías... o simplemente se fue antes de la relación. Y tú te quedaste ahí.
5) Date tiempo. Poco a poco entenderás que nunca volverá, como te dice Felipe Santos. Y ya llegará alguien.

Nota Nerdoscópica
(1) Por supuesto que Lucy (A. Afarensis) no es un un antepasado indiscutido, sino un bípedo facultativo que está en nuestra línea evolutiva (del genero homo). Hay importantes dudas sobre si su nivel de subjetividad y abstracción es suficiente para colocarlo en una posición destacada de nuestro árbol genealógico. Pero esta discusión no es para trasnocharnos hoy.

martes, 25 de agosto de 2015

Autopirateándome (2) sobre crianza

En Profesión Hogar RCN, con la cordial invitación del equipo de este programa, hablé un poco sobre sexualidad y afectividad. Ahora, quiero responder algunas de las preguntas que recibí por el twitter @leonardoamayaMD. Vamos por partes!

http://programas.canalrcn.com/profesion-hogar/ph-video/que-hacer-cuando-mi-hijo-esta-enamorado-48509

  • La psicología ha considerado desde sus inicias la forma como los humanos crecemos y desarrollamos nuestra mente y nuestras relaciones. Sin embrago, hay muchos elementos que provienen de otras disciplinas, como la antropología, la sociología y la etnografía. El objetivo de estas respuestas es meramente divulgativo, y orientado a personas que no tienen necesidades especiales (quienes serían beneficiadas por la terapia o una intervención personal). En ese sentido, las recomendaciones son ideas generales que requieren mucha evaluación personal y muchos casos, la revisión individual por el experto. 
  • La pubertad es un proceso biológico, que se evidencia por los cambios orgánicos. biológicos y hormonales que influyen en la conducta. La adolescencia es un proceso cultural, social. Y por eso, tiene notables variaciones en el tiempo, los entornos sociales y la influencia del contexto. Por tanto, la pubertad es relativamente universal, mientras que la adolescencia tiene notorias diferencias en el tiempo (era distinta en la época de los padres y ahora...) y recibe múltiples influencias. Para entender mejor esto, hay un artículo disponible en red de MC Tenorio, psicóloga cultural y A. Sampson, psicoanalista: http://www.psicologiacultural.org/Pdfs/Sampson/Pdf%20Sampson%20capitulos/Cultura%20e%20infancia.pdf
  • También hay evidencia de un progresivo adelanto de la edad en la que se inicia la pubertad, pero este no es el tema ahora. 
  • La normas en la crianza parecen ser un elemento básico en la construcción de la conducta funcional (véanse por ejemplo las investigaciones de Clotilde Pontecorvo) y apoyan que los adolescentes alcancen una adecuada tolerancia a la frustración, muy necesaria en la vida cotidiana como adultos. En este campo, mi profesora Ann Vernon es una importante referencia. (https://www.researchpress.com/authors/359/dr-ann-vernon). 
  • El problema es cómo establecer las normas y lograr que se cumplan. Para esto, puedo enumerar algunas recomendaciones básicas: 
  • Puede que los papás estén en desacuerdo sobre algunas normas. Lo que no parece funcionar es que estas diferencias sean visibles para los hijos. Enciérrense en una habitación y "mátense" de razones, y cuando salgan a hablar con los muchachos, que exista una sola voz. 
  • En las parejas separadas esto es CLAVE. Los hijos no son pieza de batalla, y cuando se usan para agredir al otro, lo que consiguen es destruir en ellos el proceso de crianza. Además de generarles un dolor emocional innecesario y colocarlos en la injusta e incómoda posición de tomar partido. Si el matrimonio no pudo funcionar... que al menos funcione la paternidad y maternidad. 
  • Más que castigos por las faltas, lo que interesa que se aprenda es que las acciones en la vida tienen consecuencias. Así la acción sea no estudiar y entonces... no hay Nintendo por un día. Pero, la norma debe cumplirse. Las consecuencias que no se cumplen, no sirven. Es muy evidente, pero en ocasiones se olvida. Por eso no tiene sentido advertir de consecuencias que los padres no son capaces de hacer cumplir. 
  • La investigación ha enseñado que la paternidad y maternidad son importantes para el desarrollo. Para decirlo más claro, sirve ser padres. Más que ser "amigos" de los hijos. Por supuesto es importante ser cercanos, pero la "cercanía" no incluye ser "cómplices". O padres "regalones". Esto tiene consecuencias. En ocasiones hay un componente de culpa, de sentirse responsables o culpables por el tiempo que, por razones laborales, no se puede dedicar a los hijos, y entonces se compensa en los momentos en los que se está con ellos. Hay una interesante investigación de MC Tenorio, disponible en línea, sobre las prácticas tradicionales de crianza en Colombia que puede ayudar a comprender cómo no hay un "estilo" único de cercanía con los hijos, y que el "niño rey" es más una consecuencia de algunos rasgos de nuestras "patologías sociales". Puede descargarse aquí: http://psicologiacultural.org/Pdfs/Materiales/Ponencias/Para%20que%20sirven%20las%20practicas%20culturales.pdf
  • La crianza implica esfuerzo. Así de simple. Los hijos son una responsabilidad, y los padres pueden ser mediadores de las influencias que pueden recibir de sus pares, de la cultura y de los medios. Para esto, es indispensable que se desarrollen espacios de diálogo, en los que se converse sobre las situaciones cotidianas. (Esta es una idea muy desarrollada por C. Pontecorvo, de quien hablé en la entrevista). Atreviéndome a resumir mucho sus investigaciones, podría decir: a) crear y sostener momentos en los que la familia habla en común sobre lo cotidiano, NO SÓLO cuando hay problemas, sino siempre. Por tanto, no es momento para estar juntos con televisor encendido. No. TV apagado. b) el método "interrogatorio" paterno no sirve. Busca más preguntar, dejar que hablen, preguntar qué piensan tus propios hijos sobre lo que hacen y dicen sus compañeros, sin "saltar" a juzgar y condenar algo. No porque sea "malo", sino porque no sirve. 
  • Controlar el "escándalo". Sirve muy poco comenzar a gritar y alarmarse porque el mundo está terrible, porque tal o cual amigo es una "mala influencia". Como siempre, no es porque sea "malo" sino porque no sirve. Causas que disminuya la comunicación, es probable que si haces una desgracia de cada comentario sobre el colegio, ellos prefieran mejor no contarte nada. 
Pues eso, espero haber respondido algunas de las preguntas más frecuentes!

sábado, 18 de julio de 2015

Filosofía Musical

Giorgia Vivi Davvero

La nostra cara Giorgia Trodani (Roma, 1971) canta a grito herido un trozo de filosofía musical que vale la pena comentar -y quizá hasta bailar: Vivi Davvero. Vive verdaderamente.
Y no es la típica canción que propone la solución de la felicidad "contra la pared". Mira lo que nos dice Gio:
Questo è il prezzo che
Questo mondo impone a noi
Di vivere senza certezza alcuna
Este es el precio que el mundo nos impone: vivir sin ninguna certeza. Y se nos olvida, sobre todo en lo afectivo. Esperamos tener seguridades, esperamos que no nos cueste sostener y trabajar en una relación, esperamos que el otro nos ofrezca un seguro. Y así, sólo podemos frustrarnos, pelear de forma infinita y sufrir de forma loca.
La realidad, es que cada camino, cada persona y cada relación son una apuesta. Tenemos algunos datos, alguna información, pero, suficiente y clara, no. Toca apostar. Y apostar un día y otro. Claro, no se trata de una suerte loca, también debes utilizar algunos medios. Buscar que puedes aportar tú a la relación, a tu vida profesional también. Apostar no es nada seguro si lo que pretendes es que el otro cambie para que se adapte a ti, o encontrar a la persona "perfecta". Eso sólo ocurre en Disney Channel, y la vida real se parece más a Animal Planet.
Es decir. Te toca apostar un poquito. Tendrás que vivir con la incerteza. Tendrás que poner de tu parte. Y puede que aún así, alguna vez tengas que retirarte de la mesa de 21 y pasarte a la de tarot. Pero, nuestra amiga Giorgia nos da un poco de esperanza:
Mi pento mi dolgo per questo peccato
Ma quando respiro mi accorgo che esisto davvero
Me arrepiento y me duelo por este pecado, pero cuando respiro, me doy cuenta que me ¡Vivo de verdad! Eso es. Salte de la telenovela y ponte en la vida real.
@leonardoamayaMD




lunes, 29 de junio de 2015

Del filósofo Diomedes

"Si la vida fuera estable todo el tiempo, yo no bebería ni malgastaría la plata"
Diomedes Díaz, Filósofo Vallenato
Diomedes fue un personaje con algunas ideas muy polémicas, como su visión de la mujer. En ese campo mejor no meterse mucho. Pero, en lo que te cito, señaló una de los rasgos más significativos en el momento de tomar decisiones vitales importantes: No tenemos certezas en puntos fundamentales de la existencia, como el romance, la fortuna, el éxito profesional, etc. Cada vez que debemos elegir el algún campo realmente importante, nos enfrentamos a la significativa dificultad de no contar con información fundamental que nos permita elecciones seguras.
En esto, la vida se parece mucho a las opciones de inversión en bolsa. Eliges una determinada acción, inviertes con algunos elementos, pero al final, si quieres verdadera rentabilidad, debes arriesgarte con pocos datos. Así pasa en las decisiones románticas: si quieres algo seguro, seguro, entonces toca bajar tanto los estándares que quizá no vale la pena.
Pero, el romance se parece también a las bolsa de valores cuando decidir si inviertes más o te retiras, con una pérdida significativa en ocasiones. De allí podemos ver varios ejemplos útiles. Invertir todo, todo, a la primera, por un impuso, suele causar pérdidas espectaculares. Retirarte antes, puede significar que dejes pasar una buena oportunidad.
En casi cualquier relación hay subidas y bajadas. Al comienzo y en los momentos de crisis es cuando consideras si debes seguir invirtiendo. Algunas veces, los problemas al inicio de la relación deberían ser una alarma, porque te hablan de temas importantes en los que no están de acuerdo, o de situaciones que son realmente inaceptables (por ejemplo, la violencia o el maltrato psicológico: ¡huye!). Sin embargo, los problemas más frecuentes son menos clamorosos y te obligan a pensar en seguir invirtiendo o desistir de la oferta.
En las crisis (que siempre habrá), el reto es similar. ¿Boto a la basura tiempo, emociones y posibilidades, o vuelvo a invertir? Es muy poco probable que tengas seguridad suficiente como para que la decisión no implique riesgo. Si te paralizas por el miedo a perder en esta elección... no te olvides de Diomedes. O te quedas, o te vas. Pero permanecer en la mitad, no funciona. Porque en la mitad, sufren ambos. Sufres tú, que es lo más importante. Elegir significa vuelvo a intentarlo, me quedo. O me voy. Pero, un estado intermedio del tipo "vamos a ver" no es tomar una decisión, y por tanto no funciona. Es como quedarme sentado en la oficina de la comisionista de bolsa con el dinero en el bolsillo. O voy y lo invierto, o como Diomedes, a beber y malgastarlo fuera. Bueno, con moderación, porque siempre te puedes ir a invertir en otro sitio. @LeonardoAmayaMD

lunes, 15 de junio de 2015

Feat Aristóteles: la enfermedad del éxito

"La felicidad es el sentido y el propósito de la vida, la meta última de toda la existencia humana"
-Aristóteles

La enfermedad del éxito (feat. Aristóteles) 

Nuestra sociedad es bastante exigente con nosotros sobre el éxito. Lo que sea que eso signifique cada día. Y, con frecuencia, esta “toxicidad” nos lleva a sufrir y a tomar decisiones que finalmente no nos sirven -incluso para esa misma meta-.
Por supuesto que ser exitoso en el camino que emprendamos genera satisfacciones. Incluso, (feat. Aristóteles) lograr el desarrollo de nuestros talentos es camino para la felicidad. El problema viene cuando confundimos el éxito con lo que podría ser sus consecuencias: el dinero y el reconocimiento. Y esta confusión, nos suele llevar de cabeza.

¡Vamos por partes! 

1. Lo que importa finalmente es ser felices. En ocasiones pensamos que el único camino para ser felices está por fuera de nosotros (la pareja ideal, determinada cantidad de dinero, que los demás hablen de nuestras maravillas, etc). Y entonces, sacrificamos nuestra felicidad porque la persona que tienes al lado no cumple tus expectativas, no has alcanzado determinado carro, o ropa, o etc… Por supuesto que, siguiendo la filosofía de Pambelé, “es mejor ser rico que pobre”. Pero, tendrás que tener fuerza interior cuando debas recuperarte de una dificultad financiera -cuando incluso descubrirás quienes son tus verdaderos amigos-.
2. Sufrir por el reconocimiento (que los demás acepten que eres exitoso - inteligente - brillante, etc) te distrae de hacer las cosas bien, de crecer, etc. Incluso, te pone en riesgo que mientras piensas en lo que los demás piensan, te distraes de tu verdadero trabajo. Tu empresa no te paga por pensar si eres maravilloso sino por hacer tu tarea.
3. Sufrir por la aceptación de los demás te puede conducir a que tomes decisiones que finalmente no te convienen: porque no las orientas a crecer sino a aparentar que estás creciendo.
4. Estar preocupado por lo que los demás piensen te hace más frágil. La opinión de las personas -también la tuya y la mía- son bastante inestable, inconsistentes y muchas veces, inexactas. Claro que es importante escuchar a las personas cercanas y a quienes son representativos en tu gremio, pero, para aprender. Ellos mismos se habrán equivocado y saben que lo importante es la habilidad para corregir los errores, y no el ser impecables, que raramente seremos.

¿Y que hacer entonces?

Pues algunos truquitos de peluquería:
1. Ten claro lo que deseas lograr. Piensa bien que ocupación te hace más feliz y cumple mejor tus expectativas. Es más fácil esforzarnos en lo que nos gusta y nos resulta más agradable.
2. Distingue el logro de sus consecuencias. La meta es ser mejor, trabajar mejor, disfrutar lo que haces. La señal del camino correcto es la felicidad y… tener una vida. El dinero y el reconocimiento puede ser una consecuencia, pero no la “prueba” del éxito.
3. Valora la amistad. Ten claro que personas son las que te rodean y son valiosas. No se trata de rechazar a los demás, siempre es bueno un grupo de personas amplio. Pero, claridad: quienes son los que aportan, quienes son las personas que vale la pena escuchar, y quienes son las que forman parte del paisaje.
4. Concéntrate en lo que haces hoy, para que tengas claro qué es lo que te está conduciendo por el camino que deseas. En muchas ocasiones el preguntarse y sufrir por el futuro, además de una pérdida de tiempo, sólo te resta fuerza. El futuro lo construyes ahora, con lo que haces hoy, con lo que trabajas hoy.
5. Ten claro que los trabajos honestos reclaman esfuerzo. (Incluso los deshonestos, como la política, por ejemplo, también demanda trabajar e ir trepando, pero claro, como es un trabajo asqueroso, rodeado de basura y de la peor gente de una sociedad, usualmente). Nadie dijon que sería fácil.
6. Si una de las metas es producir dinero (que es una buena meta, claro) ten claro que por las vías decentes, el dinero se produce con más dinero: invirtiendo, analizando inversiones, etc. A lo mejor la parte inicial la construyes con el trabajo, pero recuerda que las finanzas son un negocio muy específico.
7. Ten claro que todo finalmente cuesta. Si prefieres determinado logro, por algún lado lo vas a pagar. También lo bueno. Y claro, que si, por ejemplo, tomas la terrible decisión de conseguir la felicidad a través de otra persona… serás esclava de esas personas que escojas para una tarea tan improbable.
8. Ten aficiones fuertes. No te olvides que descansar es importante, mejor en algo que sea también una pasión. Es muy frecuente que tengamos varios talentos y vocaciones. A lo mejor eres un excelente abogado, y también un maravilloso compositor, o cantante de vallenatos, o cocinero. Y esa ocupación tan diferente puede ser tan fuerte como el derecho. Sólo que a las leyes le dedicas de 8 a 5. 9. Has un buen “casting”. Rodéate de personas que te aporten. de esas personas se aprende, suelen ser un impulso positivo y por lo menos, una cercanía sincera.
@leonardoamayaMD

domingo, 7 de junio de 2015

Lo fácil de las cosas difíciles

Las personas enfrentan dificultades, sin importar lo que hagan. Yo enfrento dificultades con muchas cosas. Enfrento dificultades cada día, pero esto no me afecta. Aquí estoy.
Nicki Minaj
Pues mira. Una frase de la Minaj. Incluso para una persona que se dedica al mundo del espectáculo, que nos puede parecer más fácil, aparecen dificultades importantes.
Resulta que en la vida no puedes evitar los problemas. Y cuando alcanzas un cierto grado de visibilidad aparecen las envidias. Y cuando estás en escenarios en los que el poder es importante, algunos rasgos humanos muy desagradables comienzan a ser relativamente frecuentes. Pues sí, mal de muchos, consuelo de tontos, pero como todos somos un poco tontos, pues aprovechar el consejo.
La frustración no proviene sólo de la oposición de las circunstancias o de algunas personas que se pueden sentir amenazadas. También proviene de las mismas exigencias de cualquier trabajo o tarea compleja, como la vida misma, las relaciones humanas, y nuestro proceso de crecimiento profesional y personal.
Así que es momento de algunos consejitos de peluquería para esos ratos donde sentimos más que el esfuerzo reclama un empujón.

Ten una meta 

Este es un consejo de... Aristóteles. Otro día hablaremos con más detalle del personaje, pero por hoy, recordar que las metas nos ayudan a que las tareas cotidianas dispendiosas tengan sentido y podamos enfrentarlas. Hay muchas cosas que hacemos porque vale la pena: porque construye algo por lo que vale la pena. Una relación personal, un desarrollo profesional, etc.

Ten una afición que sea tu trabajo 

Este es el mejor de los mundos: hacer lo que te gusta y que te paguen por eso. Sin embargo, ¡no te olvides que el que te guste algo no significa que no te canses y que no te cueste esfuerzo! 

Ten un grupito de metas frívolas

No todo en la vida puede ser tan serio. Y además, hablando un poco más seriamente, solemos tener varias vocaciones, varios tipos de tareas que nos gustan. Algunas podemos convertirlas en nuestro trabajo, y otras pueden quedar como aficiones muy fuertes, casi profesionales. Y estas vocaciones pueden ser muy distintas, e incluso algunas muy serias y otras... más ligeras. Estas aficiones fuertes son el mejor descanso muchas veces: hacer aquello que nos hubiese gustado como trabajo, pero preferimos elegir otro. Puede pasar: Quizá en unos años, ese hobby sea tu trabajo de tiempo completo

Pues eso. Tres consejitos mientras te hacen el blower. @leonardoamayaMD 




lunes, 25 de mayo de 2015

Felicidad, o algo por el estilo

La felicidad es, finalmente, una decisión.
Nuestra vida está llena de guerras un poco sobrevaloradas. Muchas veces, nuestra misma cultura nos obliga a batallas épicas que tienen poco sentido. Debemos ser exitosos, debemos ser "líderes" -lo que sea que eso signifique-. Debemos ser la pareja perfecta, la madre perfecta, el amante perfecto (ojalá con performances dignos de actor porno). Y estas exigencias nos conducen a un mundo maravilloso donde se pasa de la alegría total al trauma más estrepitoso, ¡muchas veces en la misma semana!
En otras ocasiones, le pedimos a nuestra pareja, a nuestros papás, a nuestros amigos una hoja da vida intachable, donde no puede haber errores y todo debe estar reluciente.
Así, nos condenamos a nosotros mismos por la terrible obligación de ser perfectos y hacemos sufrir a los que nos rodean. Y en esa batalla, llenamos días y días. En alguna ocasión, un profesional muy exitoso me decía: "llegué a donde nunca pensé que llegaría, y ahora no estoy seguro si tomé el camino correcto". Tampoco hace falta ser tan dramáticos. Por una simple razón: la vida raramente es un camino recto y organizado como se ve en algunas biografías un poco "mejoradas". La inmensa mayoría de las historias son una serie de caminos, curvas, reversa, y volver a empezar.
Cuando caemos en estas encrucijadas emocionales suele estar en el fondo de nuestra mente un par de mitos: suponer que existe el camino correcto y confundir la meta con los medios para alcanzarla. La meta, es ser felices. La trampa, que solemos asumir que la felicidad requiere una serie de cosas para alcanzarla. La pareja perfecta, el trabajo perfecto, la cantidad de dinero perfecta. Claro, usualmente no lo pensamos de forma tan directa: simplemente lo asumimos como real, y nos vamos adelante.
La felicidad es lo único que realmente buscamos. Pero, suponemos que es imposible ser feliz sin ciertas cosas. Un gran amigo me lo enseñó tres semanas antes de morir de una enfermedad muy demandante: estuvo feliz hasta el último momento. Hasta tuvo tiempo para despedirse de todos.
Pues eso. O somos felices con la realidad, con lo que tenemos en ese momento, o no seremos felices nunca. Nuestra mente demandante y los rasgos locos de nuestra cultura siempre nos podrán ofrecer razones para no ser felices. Depende de nosotros decidirlo. Si. Ser feliz es, en el fondo, una decisión.
@LeonardoAmayaMD

jueves, 14 de mayo de 2015

Aprendizajes aeronáuticos: el síndrome del piloto experto

Aprendizajes Aeronáuticos.
La experiencia aérea ha enseñado mucho, también a otros campos. Varios de esos aprendizajes tiene un alto contenido psicológico. Por ejemplo, que la mayor frecuencia de errores humanos los cometen pilotos en dos momentos bastante distintos en su recorrido: los muy jóvenes, por inexperiencia o por impericia. Y los expertos, por las dificultades para pensar por fuera de su habilidad acumulada, perdiendo la oportunidad de aprender o trabajar con común con personas menos expertas o con menos recorrido, pero que poseen información clave o puede ser una oportunidad de crecimiento.
En el momento que dejamos de escuchar, dejamos de aprender. Y cuando estás en una cierta posición de éxito, te arriesgas a aislarte en tu pedestal y así te quedas, como una columna vieja. Esto ha causado eventos lamentables en la historia de la aviación, y también puede ocurrir en otros campos.
Hace unas semanas, tuve ocasión de presenciar algo similar, en un entorno extra-aeronáutico: un personaje muy experto y reconocido en su campo tuvo  problemas importantes para captar elementos significativos de un problema porque asistió a la reunión con una visión bastante rígida de la situación, que además no era de su campo de pericia y reconocimiento de la situación. Incluso perdió el control y se levantó de la reunión. Me parece una persona admirable por su recorrido y precisamente por eso, su reacción me sorprendió. Así, que decidí escarmentar en cabeza ajena.
Ya me explico:
En algún momento, y siempre en un entorno muy restringido del conocimiento, podemos llegar a ser expertos. Si llega ese momento para mí, espero acordarme de esta experiencia: siempre podremos aprender, si tenemos la suficiente humildad para reconocer que muy frecuentemente necesitaremos información, nuevo conocimiento y siempre, del apoyo de otros.
Por supuesto espero no perder el control como esa persona, a la que además respeto en sus logros profesionales. Si él pudo perder las luces de ese modo, cualquiera también. Ahora, quizá tengamos menos esa posibilidad si aprendemos de esa experiencia.
Por contraste, hace unos meses tuve la ocasión que dialogar con una persona verdaderamente genial. Y humanamente muy divertida. Le hice un comentario muy informal sobre un tema de su competencia, y él me dijo: mm no estoy seguro de lo que dices, pero voy a pensarlo. Era una broma. Y él, un Maestro de vida. Con este aprendizaje, me encantaría alcanzar a ser así: sin falsas humildades (él tiene claro que es muy bueno en su campo) pero también sin falsas soberbias: no somos perfectos.
¿Te sirve este aprendizaje a ti?
@leonardoamayaMD

martes, 5 de mayo de 2015

Pequeña lista de la disfuncionalidad

¡La lista práctica para sufrir cada día!

Una advertencia preliminar: no me parece un buen camino vital sufrir. Sin embargo, en ocasiones es conveniente tener claro los medios para lograrlo, de tal forma que te decidas a revisar si los haces y a partir de allí, a cambiarlos. Esta es una pequeña mirada a los caminos disfuncionales que en algunas ocasiones recorremos:

1. Revivir hoy lo que no funcionó en el pasado.

Hay una frase muy realista que me encanta: “no hay nadie inocente, solo personas insuficientemente investigadas”. Si. En nuestro pasado hay equivocaciones, incluso graves. Algunas consecuencias de esos errores podemos resolverlos hoy, y otros en cambio, no podremos. Entonces, sirve de muy poco sufrir por esos errores. Si miras en lo que te has equivocado, que sea para aprender. Para quejarte y dolerte por lo que no puede ya cambiar… es por lo menos una pérdida de tiempo tóxica.

2. Culparte por el pasado

Es muy, muy frecuente, y muy practico para sufrir en cualquier día que decidas dedicarte a esa afanosa labor. Todos tenemos temas en el pasado para arrepentirnos, maltratarnos y culparnos. Hay por lo menos una razón loca que justifica esta condenación: estamos juzgando con nuestra experiencia de hoy a las decisiones inmaduras e irresponsables del pasado. No siempre fuimos viejos y sabios: antes éramos jóvenes y tontos. Pero, nos divertíamos.

3. Distraerte de trabajar hoy por preocuparte sobre el futuro

Excelente medio para traer al presente las tragedias que aún no han ocurrido, y entonces, dedicar el tiempo precioso del que disponemos para crecer para dedicarnos en cambio a preocuparnos y dolernos por lo que ocurriría en el futuro. En cambio, deberíamos quizá concentrarnos en trabajar para que ese futuro sea mejor. Y el tiempo para poner esos medios es ahora. ¡Pero ah! estás más ocupado sufriendo. Pésima inversión.

4. Apegarte a ser impecable

La calidad total a escala humana es calidad parcial. Una meta vital realista y sana es el trabajar para lograr la mejor versión de nosotros mismos. Cada día. Aceptando y reconociendo que siempre tendremos algunos temas para mejorar.

5. Asumir que eres una mala persona porque has cometido errores

Claro, cuando se pone así de evidente resulta notable que es una tontería. No eres malo por cometer errores. Lo que eres es defectuoso un poco, como todos los humanos. Claro, en cualquier momento te puedes encontrar con esos personajes que sí se creen perfectos (el típico perfil Opus, por ejemplo) y ya ves: miran a la gente como “pobrecitos” y claro, eso los hace unos cabrones insufribles. Eso sí que me parece malo.
La realidad es que la vida es un camino para ir creciendo, y esa es la meta, lo que has crecido hoy. Los errores que cometas son simplemente la realidad de no ser perfecto. Una de las más importantes habilidades humanas es saber “sacar la pata”, porque la meterás muchas veces.

6. Necesitar cosas

No te voy a proponer que vivas en una cueva. Sabemos que es divertido y una buena posibilidad vital rodearte de algunas comodidades y uno que otro “lujito”. Pero, depender de cosas para ser feliz es un verdadero camino de desgracia. ¡Porque te acostumbras a todo! y lo que nos parecía indispensable luego se torna trivial. Gozar lo que logramos tener es un buen picante para la vida. Depender de algo para ser feliz… un producto bastante venenoso del mercadeo.

7. Necesitar personas

Evidentemente los amigos y las personas significativas ayudan mucho y son un gozo vital. Pero, nadie es responsable de la felicidad de otro. Es una tarea tan demandante y personal que sólo cada uno puede asumirla. Cuando comienzas a depender de la gente, además, te haces bastante pesadito y se hace más complejo convivir contigo. El camino para liberarse de esto es fácil en la teoría y bastante complejo en la práctica: aprender a ser feliz contigo mismo, a valorar tus aficiones, a disfrutar de lo que tienes. Entonces es incluso más fácil que la gente te rodee, porque resultas una persona menos compleja y por lo menos, causas paz.

8. Considerar indispensable el ganar siempre

Una cierta competitividad te empuja a crecer. Un exceso, a competir con todos, sufrir por los éxitos de los demás y padecer el fracaso general en cada frustración normal. Además, ya la vida nos ha enseñado como termina el estilo tiburón de finanzas… (Enron, Interbolsa, etc).

9. Tener una caja de recuerdos disfuncional 

Si vas a conservar recuerdos, que sean los que te llevan a los aprendizajes y a revivir momentos gratos. Para revivir lo difícil y doloroso, nuestro cerebro requiere poca ayuda.

10. Guardar rencores que te envenenan a ti mismo

En la vida todos nos hemos encontrado con personas que estaban en un mal momento o en un mal lugar… con las que simplemente no lo logramos. Quédate con lo aprendido, deja ir lo que te perturba.
@LeonardoamayaMD

viernes, 24 de abril de 2015

Frustración, la gente y esas cosas cotidianas...

¿Quién te dijo que era fácil?
Las relaciones humanas pueden ser una fuente muy importante de felicidad. También pueden ser un pozo sin fondo de dolor y conducirte al mundo del sufrimiento.
De hecho, la búsqueda de la pareja, la ausencia de alguien especial, la misma presencia de la persona especial pero difícil, las personas que nos rodean en el trabajo, y un largo etcétera han llevado a sentencias tan violentas como el célebre: "el infierno es el otro" (L'enfer, c'est l´Autre, Jean Paul Sartre).
Hay que ser un poco justos. Ni tú ni yo somos fáciles. En el sentido que, si tenemos una toma de decisiones sana, preferimos nuestros intereses a los de los demás. Frases como "entrégate a los demás", "piensa primero en los otros" son aplicables como ideales en situaciones muy específicas, por ejemplo, en las acciones ciudadanas. Pero, como política vital continuada, es insostenible.
Claro, puedes usarlo como ideal. Pero, usualmente, es una postura un poco hipócrita. Recuerdo alguna persona de una organización religiosa bastante radical que decía: "primero los demás, primero los otros" y el cabroncete vivía en un palacete en un barrio muy-muy en Roma, y no se bajaba nunca de un Mercedes-Benz. Claro, a mí también me gusta la estrellita de tres puntas, pero no ando por el mundo colocándome como ejemplo de entrega a los demás.
Pero volvamos a lo importante. Los demás, y tu y yo, preferimos nuestras demandas a las de otros. En algunas ocasiones nos proponemos cumplir lo que otras personas desean, y entonces nos comprometemos personalmente. Pues así les pasa a los otros. Ellos también tienen sus preferencias, que pueden ser muy diversas a las tuyas. ¿Porque diablos a tu pareja le debe gustar exactamente lo mismo que a ti? Alguna vez puede que te acompañe a ese plan que detesta, pero colocar como meta que siempre haga lo que para ti es mejor... es pasarse.
El problema es que estamos llenos de reglas de la cultura, de "mitos" de las relaciones de pareja: "Mi pareja debería comprenderme siempre"; "una relación es aquella en la que uno lee la mente del otro", etc. La última frase me la decía alguien hace unas semanas y le pedí que me dejara usarla, luego que descubrió el nivel de locura de esa exigencia. ¡Puestos a leer mentes, que monten un circo!
La respuesta de las respuestas es: Negociación. Llegar a acuerdos. Y para encontrar puntos medios, hace falta que uno ceda y que el otro también de espacio. Es muy improbable lograr acuerdos cuando se construye a partir de una exigencia que no es realista. Si le pedimos a la realidad lo que no puede dar... pues nos vamos a frustrar. Y para poder exigir lo que nos puede dar la realidad... pues toca ser realista.
¿Un consejo de peluquería? Mira lo que es REAL en cada persona y en cada relación en la que estás. Luego, piénsate hasta dónde pueden lograr acuerdos. No lo que te "gustaría", porque muy probablemente pertenece al mundo de los ideales. Lo que puedes realmente conseguir. Y a divertirte en el intento: no dejes tu felicidad para cuando tengas todo lo que deseas, porque tendrás que esperar mucho. Más de lo que vale la pena.
@leonardoamayaMD

domingo, 5 de abril de 2015

Las tragedias griegas que nos montamos

"Las personas no se perturban por lo que les ocurre, sino por lo que piensan sobre lo que les ocurre" - Epícteto (55 - 135 d.C.)
La vida nos da abundantes razones para ser felices. También nos proporciona un buen grupo de ocasiones para no serlo. Pero, una buena parte de nuestro sufrimiento proviene de nuestra propia cabeza, del modo como asumimos lo que nos ocurre.
Esta realidad ya la había reconocido un autor clásico, Epicteto: “las personas no se perturban por lo que les ocurre, sino por lo que piensan sobre lo que les ocurre”. Este planteamiento de más de dos mil años le sirvió de soporte a Albert Ellis, el “abuelo” de la psicología cognitiva.
Es decir, sufrir se trata no de las “tragedias” sino de lo que nosotros asumimos que es una tragedia. Basta mirar cómo diferentes personas reaccionan de forma distinta a situaciones iguales. Para algunas, una situación dramática vital es una ocasión para crecer, y para otras, una ocasión de hundirse en la profunda miseria. Depende de cómo te lo tomes.
El problema con esas formas de asumir lo que ocurre es que estamos llenos de "mitos" donde reglamos los "debería ser". Estamos llenos de normas sobre cómo debería ser el mundo ideal, la pareja ideal, la relación ideal. Y entonces, la realidad se encarga de decepcionarnos ampliamente. Y le resulta muy fácil, porque estamos esperando situaciones que no son reales fuera de nuestra mente.
Pues esto lo tenía bastante claro hace casi dos mil años nuestro amigo Epícteto.
Para mejorar un poco nuestra tasa de sufrimiento hay un camino práctico y antiguo: desea los ideales, pero acepta la realidad y trabaja con el mundo como el mundo es.
@leonardoamayaMD

lunes, 30 de marzo de 2015

Ira, quejas airadas y otras pataletas inútiles

Albert Ellis proponía una frase que es muy realista:
"El mundo es injusto, acostúmbrate a eso"
Muchas veces luchamos contra esa realidad. Claro que nos gustaría un mundo mejor, donde las personas no enfrenten la injusticia, no deban tolerar conductas egoístas de los demás y todos piensen en el bien ajeno. Si, sería muy lindo. Pero no es así. No se trata de una visión negativa, también somos capaces de altruismo y no es extraño encontrar personas que actúan desinteresadamente. Sin embargo, las incompatibilidades de intereses personales y la realidad de las dificultades de la vida nos recuerdan que no es lo más frecuente.
Oponernos a esa verdad causa un dolor verdaderamente inútil. Porque sufres, y no pasa nada. Las cosas seguirán igual. Evidentemente vale la pena esforzarse por un mundo mejor: pero sufrir no es método. No sirve para que las cosas cambien. Simplemente, sufrir, quejarnos y retorcernos no produce ningún cambio. No se trata de renunciar a la construcción o a la denuncia de mejores condiciones. Se trata de aceptar una verdad más simple:
Sufrir no es un método. Incluso es probable que perturbarte te conduzca a actuar en una forma aún más contraproducente.
Te pongo un ejemplo.
Imagínate un jefe o colaborador hostil, que en una reunión hace un gesto burlón luego de tu exposición de una propuesta. Su acción es injusta, porque, si tiene dudas sobre tu trabajo, hay medios para contribuir con de un modo proactivo al cambio. Pero que proactivo ni que ocho cuartos. Un cabroncete. No tiene derecho a una agresión personal. No ha sido física, no es gravísima, pero es una acción inadecuada y molesta, y sin duda, injusta.
Ok. Imaginemos que tu asumes que esta ofensa es muy grave, que se suma a otras y que es una situación intolerable. Si asumes estos pensamientos, es muy probable que pierdas el control de tus emociones, te molestes y lo expreses, e incluso, que tomes la decisión de irte de la reunión, interactuar menos con esa persona, o quizá allí mismo reconvenirle por sus actos.
Pues esta persona se ha mofado de forma discreta, y quizá sólo para ti ha sido evidente. Es probable que los demás consideren que tu reacción ha sido excesiva, desproporcionada. Alguien puede pensar que eres tú quien manifiesta poco profesionalismo por ser "tan sensible". Acabas perdiendo. Te has sentido muy mal y finalmente, no sólo no ha pasado nada, sino que quien parece intolerante y con alguna perturbación no es él, sino tú. Tampoco cambia.
El realismo ayuda a que no nos exaltemos emocionalmente y podamos manejar estas situaciones, por lo demás inevitables, de forma más funcional.
¿Que es la realidad, aunque sea injusta?
Lo real es que hay personas difíciles. Hay individuos cuyos estilos de liderazgo corresponden a edades primitivas de la humanidad. Hay gente que es bastante mal educada y no tiene los mínimos estándares de conducta. Hay personas que su crianza no les ha permitido tener mejores herramientas de negociación. No los justifica, pero es lo que hay.
Te pongo otro ejemplo.
Imagina que te molestas y perturbas porque la persona de atención al cliente con la que has interactuado por teléfono ha sido displicente y poco colaboradora. Dime, ¿esto es la excepción, o lo que es estadísticamente más frecuente? ¿Te sirve de algo molestarte y discutirle? A lo mejor te sirve aparentar estar molesto: en algunas ocasiones te ayudará a conseguir algo mejor en tu negociación. Pero, gritar, dejar que la ira te domine como Otelo en sus mejores tiempos, es demasiada inversión. Finge. Miente. Pero no te alteres. Y para no alterarte, acepta lo real: lo más probable es que la persona que te atiende tiene bastantes carencias profesionales y su trabajo es también para ella, un verdadero suplicio. Debería mejorar, podrías enviar una queja. Recuerda: la mayor parte de las veces que las personas se alteran por una situación, finalmente no hacen nada para que esa situación cambie. ¡Mira en tu propia historia!
¿Cuantas cartas de quejas has colocado? ¿Cuantas acciones legales has emprendido? Lo más probable es que sólo gritaste y te alteraste. La mayor parte de las personas que amenazan con emprender una acción de queja, real y efectiva finalmente no lo hacen y se contentan con simplemente gritar. Y así, la mayor parte de las veces no pasa nada porque no queda ningún testimonio.
Y si nos vamos a un entorno más complicado, como nuestras relaciones afectivas y románticas, has hecho algo? Ha cambiado tu pareja con los gritos y trifulcas? Casi nunca. Y si lo consigues, el precio suele resultar alto, porque va empeorando la calidad de tu interacción y cada vez tus "shows" pierden más eficacia. No te digo nada que no sepas: mira tu propia experiencia. Hay formas más fáciles, y para lograr emplearlas, debes estar en calma, y para estar tranquilo, toca aceptar la verdad, lo que es. Si, aceptar que ocurren cosas injustas. No se trata de validarlas ni de omitir nuestro esfuerzo por que cambien: se trata simplemente de utilizar métodos menos costosos emocionalmente... Porque son más eficaces.
@LeonardoamayaMD

domingo, 8 de marzo de 2015

Bombones envenenados

En la vida real, el camino más corto entre dos puntos no es una recta, sino una curva. 
En la vida raramente los caminos fáciles acaban finalmente siéndolo.
Cuando debemos tomar decisiones importantes, con frecuencia se nos presentan alternativas que aparentan ser el camino más fácil. Y entonces, con frecuencia, es importante distinguir las verdaderas soluciones de los "bomboncitos envenedados": las salidas aparentemente simples, lo "mejor", la salida más fácil.
Las tareas importantes de la vida cuestan esfuerzo. Y no sólo una vez: con frecuencia debemos hacer "inversiones" que contribuyen a construir lo valioso de nuestra existencia: nuestras relaciones, el avance en nuestro trabajo, las metas de cooperación, etc. Las crisis son las ocasiones en las que se nos presenta claro el costo de lo significativo.
Por ejemplo, en las relaciones de pareja, tirar una relación sólida a la basura ante una complicación, aunque sea grave, deja de lado una realidad: que las relaciones son exigentes. hay un "otro" con su mundo, sus necesidades, sus historias, su pasado. Y coordinarlo con tu mundo, tus metas, tu pasado... requiere esfuerzo y ajustes.
Ante los retos profesionales o las dificultades que se presenten, un bombón envenenado puede ser la "oportunidad" de cambiar nuestro recorrido por algo menos exigente... Y entonces, "vendemos" en promoción nuestro sueño, lo que hemos estado construyendo. Cambiar nuestro recorrido profesional, ante una temporada profesional compleja, deja de lado el esfuerzo que antes hemos depositado. Por supuesto que algunas veces los cambios radicales son una salida necesaria. Pero, es una decisión tan seria que debemos tomarla con mucho peso. Quizá, en ambas decisiones, botamos a la basura cosas muy importantes.
Evidentemente hay relaciones que terminan, así como hay ocasiones en la vida en las que debemos replantearnos nuestro camino profesional. Pero, estas decisiones difíciles se suelen tomar bastante mal cuando estamos en medio de una crisis. El miedo es un factor muy peligroso como elemento para una decisión importante.
Lo que nos atemoriza puede ser importante para analizar y menos para decidir: si temes la soledad, quizá valoras más la compañía de quien sea antes que a tus valores y tu identidad, que es lo que dejas de lado cuando te quedas con la persona incorrecta por miedo a la soledad. Ése sí es un punto clave porque quizá debes evaluar lo que te significa estar sin alguien, y esa puede ser la solución: entender que debes trabajar mejor lo que consideras valioso y lo que no, reconsiderar si estás colocando demasiado en la balanza.
En el caso de los "bombones envenenados", quizá estas olvidando que todo lo que vale cuesta. Si realmente estás construyendo una relación importante en tu vida, hay que considerar lo que la convivencia cuesta. No puedes pretender que alguien valioso no te demande algunas negociaciones personales. Si pretendes en una relación poner todas las condiciones, quizá no estás siendo justo y posiblemente tu relación fracase, porque alguien que se valora no aceptará ponerse en promoción. Y si eres tú quien acepta todas las condiciones del otro, o estás viviendo en el mito "todo por amor" o... simplemente no te valoras lo suficiente. Quizá incluso no te conoces lo bastante para saber que también tienes valores. Y si tú no crees en tí, ¿cómo vas a esperar que los demás lo hagan?
También debes valorar lo que eres. Entender que tú eres tu propia marca. Si te "pones en promoción" quizá "te vendas" un poco más, pero quizá el precio que pagues por venderte sea muy alto, y acabes regalándote. Las promociones sirven en casos muy contados cuando se refiere a lo valioso por sí mismo. No hay problema que ese shampoo ahora cueste 25% menos. Lo que te debes preguntar es si luego, cuando vuelva al 100% las personas prefieran comprar otro. Sirve cuando vendes al mayor, pero las personas nos "vendemos" siempre al detal.
Un "bombón envenenado aparece con la apariencia de una ventaja. Es muchas veces un camino que parece más fácil a primera vista. Pero, a la larga, es más costoso. Quizá pagas demasiado por el atajo... y ese atajo, no valía tanto la pena. Porque los atajos, finalmente, pueden que te lleven a un lugar al que no te interesa ir. Sí, más rápido, pero a un sitio que no te interesa.
@LeonardoamayaMD

sábado, 14 de febrero de 2015

Botiquín para sobrevivir a San Valentín

Si. Otra vez San Valentín. 
Otras vez comienzas a dudar si estás con la persona correcta... porque no te llama, porque el plan parece organizado a la carrera, porque se le olvidó. O finalmente estás en la casa porque no estás saliendo con nadie (o con nadie que valga la pena).
Pues lo sabes perfectamente pero te lo voy a recordar. Es una fecha comercial. Está organizada para vender una serie de objetos cursis, llenos de corazones, que luego no vas a saber qué hacer con ellos. También es un momento bueno para los restaurantes, para vender esos vinos así como mediocritos que se han quedado en la bodega. Momento de ponerles unos pompones, una tarjetica en forma de corazón, ¡y sale!
También esta fecha es ocasión de grandes angustias (inútiles, ya verás) por la situación emocional de cada cual. La verdad, el consejo más importante es: ¡no te dejes guiar demasiado por las fechas comerciales! Pero, está muy metido en la cultura y como solemos compararnos con imágenes ideales -precisamente las que vemos en las propagandas y en el cine- pues acabamos sufriendo un poco.
Así que te dejo aquí una pequeña guía de supervivencia, de acuerdo al estado en que te llegue esta fecha:

Si estás en medio de una relación genial

¡Maravilloso! estás en el mejor de los mundos. Sin embargo, sufres porque... (1) El personaje no parece estar "tan enamorado" como a ti te gustaría. (2) La celebración no fue "tan especial" como el año pasado. (3) Te esfuerzas por sonreír todo el tiempo pero estás con miedo porque "esto puede terminar". 
El consejo es muy fácil: Concéntrate en lo que tienes. Hoy. Celebra por ti. Goza lo que puedes con lo que en cada momento tienes. Y por favor... deja de comparar tu vida con las películas.

Si estás en una relación en crisis

Ok. de acuerdo en que no estás en el mejor momento. Pero, esto es también una oportunidad. Tienes al menos tres salidas: (1) Te concentras en gozar hasta el último centavo de tu víctima. (2) te decides a celebrar por ti misma / mismo y no te preocupas por la cara del otro personaje: que cada cual lleve su batalla. (3) Pues nada, el personaje se presentó "porque le tocaba". Pues resulta, que a falta de mejor plan, ese es el que hay. ¡a divertirse! Ya mañana es otro día y verás qué decides. Pero hoy, puede esperar.
Ahhh, pero si el personaje no aparece, momento de salir a gozar con lo que te gusta y ¡toma la decisión que has estado aplazando tanto!

Si estás en una relación tóxica

Esta es muy fácil: escucha con cuidado, como si fuera una tarea de la Universidad, "Vete" de Felipe Santos. Ya él lo dice claro. 

Si estás saliendo de una tusa

Mira lo que NO puedes hacer: Quedarte en casa a revisar facebook. No. Muy tóxico. ¡A la calle, a hacer lo que te guste! Lo que sea. Momento de concentrarte en ti, vestirte para ti, ir a la peluquería, compara ropa, lo que se te ocurra y que te encante. Esos pequeños gustos costosos que le dan sentido al día sin sentido. ¡A la calle!

Si estás encerrada para que nadie vea que estas sola

Pues lee la anterior. ¡A la calle, a la calle! Se trata, como muchas tareas en la vida misma, de dos letricas: A y C. Aceptación y compromiso. 
Aceptación en sentido realista y no en de forma dramática. Se trata de reconocer que en ese momento de nuestra vida estamos así. Y tener claro que la felicidad la tenemos que encontrar en el presente real y no en un pasado que ya no existe o con unas condiciones que tampoco están ahora. 
Compromiso personal con dos cosas: vivir del mejor modo posible nuestro presente mientras trabajamos por lo que queremos en el futuro. 
La "aceptación llorosa" sirve de muy poco, se trata de saber "esta es mi realidad, así que es el mejor mundo posible, ahora". Es decir, no se trata de aceptar como acepta uno una desgracia "Oh, una vaca ha volado por encima de mí, y ahora me rodea el resultado de su digestión". No. Se trata de realismo: este es mi mejor mundo. Ahora. Y ahora voy a trabajar por el mejor mundo de mañana. 

Si te estás acordando de quien no debes

¡Alarma! En ocasiones se nos pasa por la cabeza mirar atrás. No sirve de mucho... si es para aprender, adelante! Si es para reafirmar una decisión, genial. Pero, si lo piensas para "retomar lo que salió mal"... es el momento de sacar lápiz y papel, ponerte en la tarea de recordar porqué ese personaje salió de tu vida, y así tener claras las razones por las que no debe volver. Estos días de pereza, nos confunden y nos dejan tener recuerdos muy parcializados y peligrosos: porque son irreales la mayor parte de las veces, son incompletos. 
La vida es, si queremos usar una metáfora, un camino. Y en ese recorrido te encuentras con gente interesante, que sigue contigo de algún modo, aunque quizá hoy no estén físicamente a tu lado. Pero, en ese camino te encuentras también algunas personas que quizá fueron significativas un tiempo, y luego no, o siempre... fueron candidatos a ser un "aprendizaje". 
Esas personas que han sido en tu vida un "curso de la gente con la que no me debo ver y las relaciones que no debo tener". Ya hiciste el curso. Ya ganaste esa. No vuelvas atrás!

@leonardoamayaMD

domingo, 25 de enero de 2015

Ligeros de equipaje...

El único real viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos horizontes, sino en lograr mirar con nuevos ojos. 
Marcel Proust
Esta es una de esas frases que me generan envidia y me hacen pensar ¿como es posible que a mí no se me ocurran esas frases? Pero bueno, este no es el tema. Hoy, hablemos un poco de viajes. De aquellos interiores que deben ser consecuencia de los viajes exteriores.
Nuestra vida, en cierta forma, es un viaje muy articulado y complejo. Crecer como persona te reclama ese "abrir los ojos nuevamente" muchas veces. y otras, abrimos los ojos viajando, conociendo nuevas formas de ver el mundo, mirando "in situ" como otros miran de otras formas el mundo.
Viajar es un poco eso, "encontrarte" con lo que puedes ser, si decides abrir tu mente, si decides soltar las amarras de las ideas preconcebidas, de las peligrosas zonas de comodidad que nos paralizan.
Y claro, para poder ir a nuevos puertos, tienes que soltar las amarras con las que estás atado al último. Algunas personas, recuerdos, experiencias y emociones viajarán contigo en ese nuevo curso. Otras -personas, experiencias- se quedarán atrás y es muy bueno que atrás queden. Pero, incluso muchas cosas serán la razón de la buena nostalgia, de esa alegría que sientes cuando miras objetos viejos, mensajes del tiempo, fotografías que conservas también en el alma. Honrar a esas personas y recuerdos es, muchas veces, seguir adelante sin apegos indebidos, sin dejar cabos sueltos y sutiles. Lo que vale la pena de tu historia, viaja contigo. Y en los caminos del mundo te re-encuentras con esos amigos e historias que no has visto en años, pero con los que te sientas a tomarte un café que parecería habías interrumpido ayer. ¡Adelante! Ligeros de equipaje.
¡Feliz viaje! para ese nuevo reto que comienza ahora, para esa nueva oportunidad que te da la vida.
@leonardoamayaMD

martes, 20 de enero de 2015

¡Metas y acciones!


Cuando es evidente que no vas a alcanzar las metas, no cambies tus objetivos sino tus acciones. 
Atribuído a Confucio, traducción adaptada.
En nuestra cultura de occidente, estamos en inicio de año. Es una fecha arbitraria hasta cierto punto, de hecho, el año nuevo se celebra en fechas distintas para otras culturas. Por ejemplo, el año nuevo Chino es el comienzo del año 4713, se celebrará en nuestro 19 de febrero y será el año de la Cabra. Muchos lo celebraremos, por ejemplo, los que estamos como las cabras.
El comienzo del año es siempre un reto interesante: tenemos nuevamente la oportunidad de decir mentiras o emprender procesos que permitirán nuestro crecimiento. Esta es la época en que te das cuenta de golpe que no cumpliste buena parte de lo que deseaste y te propusiste hace doce meses.
Quizá este recuerdo te golpeó mientras cumplías otro de los rituales de estas fechas: hacer aseo a fondo de tu escritorio y de tu armario, y considerar con dolor tu volumen abdominal consecuencia de las natillas irresponsables. Si, es el tiempo en que se tiene un abdomen masmeliforme.
Pero, finalmente estamos en esas fechas. Y con alguna frecuencia es la ocasión de repensar lo que no hicimos, lo que quedó pendiente y bueno, la ocasión del "ahora sí". 

Generalmente estas situaciones nos producen emociones bastante negativas: la culpa loca por lo que ha quedado pendiente y nos esperó en la oficina hasta el día de comienzo, los logros que no alcanzamos, y tantas cosas que decidimos hacer hace meses y no hemos hecho. Todo esto nos apabulla en un momento de particular fragilidad: cuando además hemos descubierto que otra vez tragamos como poseídos en las fiestas y ahora nos acompañan diez kilos de más que nos recuerdan la navidad.
La culpa es esa emoción que surge cuando miramos el pasado para condenarnos y acusarnos por lo inconstantes y mediocres que hemos sido en algunos campos. Y es una emoción que no sirve para construir nada. Nos concentramos en considerar los errores cometidos en el pasado pero convertimos esta evaluación en sufrimiento. Nos maltratamos por realidades que no son nuestros mejores productos pero finalmente no podemos cambiar.
Es mejor invertir esa fuerza en volver a mirar tus objetivos, proponerte metas evaluables en el futuro (nada puedes hacer con lo que no hiciste) y proponerte desde ya acciones pequeñas, cotidianas, específicas para cada día: serán finalmente esos esfuerzos de cada día los que permitirán cambios en tu vida, acercarte a esos objetivos grandes que no vas a lograr en una semana, pero sí en la suma de lo que hagas cada semana.
@leonardoamayaMD


lunes, 12 de enero de 2015

Recetas de vida fácil

Felicidad es, muchas veces, una decisión.
Hay muchas definiciones de la compleja noción que llamamos Espiritualidad. No me voy a meter en esa tarea, que además, puede importar poco para la meta de hoy. Espiritualidad suele estar relacionada con alcanzar la paz en medio de las circunstancias personales, logrando que las dificultades y el dolor no conduzcan a la perturbación y una cierta distancia de los objetos a los que nos apegamos, también cuando estos "objetos del afecto" son personas. Estaría cerca de poder amar sin depender, donde radica el sano egoísmo de amarse más a uno mismo que a cualquier otro. Para efectos prácticos, podemos considerar a una persona espiritual como alguien que vive y comunica la paz sin ser por eso un personaje rarísimo que se pone permanentemente como ejemplo. Por tanto, será una persona que no juzga a los demás como malos, ni se califica a él como bueno. Quizá es alguien que simplemente acepta cómo somos, humanos, y acepta el mundo como es. Y mientras tanto, vive el día y lo deja vivir a los demás. Muy fácil para escribirlo, un poco más difícil lograrlo.
Y esa situación de "felicidad - paz - imperturbabilidad" ha sido el tema del pensamiento psicológico, incluso cuando formaba parte de la filosfía, más de 23 siglos atrás.
Está en la línea de las tareas humanas más importantes, en las que estar en el camino es por sí mismo un logro y donde alcanzar tal meta es un ideal. Para un escrito de fin de semana de inicio de enero, basta con ver algunos puntitos que son, en el fondo, consejitos de peluquería.

Resulta que las personas sufrimos mucho por interpretaciones, peleamos por etéreos como "respeto", "reconocimiento", "aceptación", etc. No se trata necesariamente de vivir sin disfrutar estas posibilidades, sino de no sufrir cuando no lo obtienes siempre ni de todas las personas. Gózalo cuando lo logres, que será algunas veces, de algunas personas. En las demás ocasiones, se trata de dar las batallas que quieras dar sin sufrir por eso.

Usando un estilo que el padre de la Terapia Cognitiva, Albert Ellis, usaba como "canciones racionales" o poemas racionales... podemos resumir esto en una batallita articulada: 
  • Que no me haga sufrir lo que piensa o me da la gente.
  • Porque muchas veces es sólo un que yo tengo reglas muy exigentes.
  • Porque si es incluso cierto, no los hace malos: no tienen que actuar siempre como a mí me gustaría.
  • Porque incluso, si lo hacen, no los hace personas terribles, los hace humanos.
Y otra...
  • Que no me haga sufrir lo que no me gusta de lo que me pasa ahora
  • Porque sufrir no es un método, y por tanto no cambia nada
  • Porque siempre habrá una meta pendiente o un deseo no alcanzado
  • Y mientras batallas por ellos, sufrir y quejarte no te aporta nada.
La gente no me quiere
  • La gente no me quiere como a mí me gustaría, y tienen ese derecho... incluso nosotros no queremos a todas las personas como cada una de ellas querría ser querida
  • No me importa que la gente no me quiera como a mí me gustaría
  • No es malo que la gente no me quiera como a mí me gustaría
  • No me importa tratar bien a la gente, aunque no me trate como a mí me gustaría (No soy tonto porque trate a las personas mejor de como pienso que ellos me tratan)
Pues eso. Feliz año nuevo, y ya estamos en enero para poder comenzar otra vez las guerritas del día!
@leonardoamayaMD

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