miércoles, 30 de abril de 2014

Memoria, Oro y Mierdita

Happiness is nothing more than good health and a bad memory. -Albert Schweitzer
El amigo Albert era un personaje de mucha teoría. Médico, filósofo, teólogo, músico. Vale la pena leer un poquito sobre lo que escribió, incluso cuando algunas de sus ideas nos puedan parecer un poquito pasadas de religión.
Sin embargo, un personaje con tanta formación también nos dejó algunos consejitos de peluquería muy significativos: la felicidad no es nada más que buena salud y mala memoria. Más claro para dónde. Ya sabemos que igual nos acordaremos de cosas del pasado, lo que importa es seleccionar bien de qué nos acordamos.
A medida que pasa el tiempo, los años y las historias personales, tienes suficientes recuerdos malos como para sufrir cada hora del día. Cada uno de nosotros ha acumulando a lo largo de su vida experiencias con personas que le han hecho sufrir, gente que ha sido menos fiel de lo que nos gustaría, relaciones que consideramos fallidas, proyectos comunes que no han salido como planeábamos. Eso es la vida real.
Al lado de estas malas experiencias también hay muchos recuerdos positivos y experiencias valiosas, esa es la verdad completa. Es decir, que la vida está constituida por oro y mierdita. Hoy vamos a concentrarnos en la infaltable mierdita. Y vamos con consejitos de peluquería:

Odiar es una forma de apegarse

Apegarse a lo malas experiencias y recuerdos de tu vida es tan tóxico como guardar un zapato sucio de caca en el armario. Y nos apegamos a estas experiencias cuando nos permitimos mantener odios y rencores. Nos quitan energía. Nos llenan el día de "pasado". No lo puedes cambiar. Y es injusto con nosotros mismos y con todas las personas que han llenado nuestra vida de oro en cantidades pequeñas o grandes, pero finalmente dorados recuerdos.
Además, no sirve para nada sufrir. El pasado es para aprender de él, pero lo que hay de posibilidades en nuestra vida es de presente: lo que hacemos, decidimos y experimentamos hoy. Y desde hoy, construímos nuestro futuro. El pasado, pasó. No lo puedes cambiar. Ni un punto, ni una coma. Eso es lo real. Pasó. Así que aprende de él, y saca ese zapato asqueroso de tu armario de memoria.

Somos tan mediocres que ni procurando ser malos llegamos a ser Hitler

Muchas veces sobrevaloramos la capacidad de maldad de los demás: no todo mundo llega a ser Hitler. Es decir, hasta en eso la mediocridad humana se manifiesta: las personas que consideramos malas son usualmente tan mediocres que se quedan en malitas, y si lo miras bien, no han sido tan terribles. Y nosotros en cambio sobrevaluamos esos malitos de barrio y les damos mucha más importancia en nuestra vida que lo que merecen tener. ¿De verdad vale esa persona como para que te quite un rato de alegría? Vamos a ver, puestos a vengarnos, la mejor venganza es el olvido y la indiferencia.

Tan pobres pendejos como tú y como yo

En no pocas ocasiones, las personas que nos han hecho una "jugadita" simplemente han hecho lo que podían por causa de sus situaciones. Mira, la gente tiene muchas "películas" personales. Muchos, tienen "rollos" mucho peor que los tuyos. En estos días, un taxista me cobró de más hacia el aeropuerto, con una teoría bastante rara.
Yo hubiese podido armar un "show", llamar a la policía, etc. Pero, no alcanzaba a mi vuelo, que era mucho más importante y costoso. Claro que es importante denunciar los abusos, pero no alcanzaba. Así que asumir la realidad: el taxista tiene muchos más problemas que yo. Y ya está bastante castigado por la vida al deber trabajar como taxista en el tráfico de Bogotá. Conducir todo el día en Bogotá no se lo deseo ni a mi peor enemigo. (Bueno, no tengo muchos enemigos, pero sí que les deseo esa desgracia: que manejen todo el día en nuestro tráfico).
Así que nada. Si estás enfermo, pues a vivir la porción de salud que toca: ninguno está completamente sano después de los 18 años. Así que goza tu "partecita" sana y... ejercita la mala memoria.
@leonardoamayaMD 

domingo, 27 de abril de 2014

Telenovelas de trabajo

Sabía que algo malo estaba pasando hoy: ¡Mañana es lunes! 
Comentario real escuchado en Diletto de Rosales, en Bogotá
Pues sí. Cada semana tiene un lunes, y cada lunes, oficina, y cada oficina su propio drama. La razón es bastante básica: en las empresas trabajan personas que, como tú y como yo, tienen la cabeza llena de pendejadas. Desde el gerente más reconocido hasta el último mico de la cola, tiene sus películas sin resolver.
Sin embargo, solemos pensar de forma bastante poco realista que "las personas dejan sus asuntos personales en su casa". Seamos realistas, lo que con frecuencia dejamos en la casa son problemas sin resolver.
Como estamos a inicio de semana, unos consejitos básicos sin mucha historia, para que no perdamos mucho tiempo en rollos:

  • Las personas reaccionan muchas veces por esas "películas mentales" y no por lo que está pasado. Es decir: muy probablemente no te odia tu jefe, simplemente necesitaba una víctima. 
  • En general, cuando las personas queremos comentar nuestros problemas, los comentamos voluntariamente. No solemos tener problemas tan básicos en la toma de decisiones. Así que, a) meterte a psicóloga voluntaria de tus pares garantiza que pisarás callos. b) preguntar lo que la gente no quiere decir, lleva a que te dirán cosas que tampoco a ti te gustarán. c) si te parece que uno de tu equipo está meditabundo, irritabundo y quizá explosivo, es muy probable que tengas razón: así que, ¿porqué no lo dejas en paz?
  • Si eres tú el que está en crisis, dramita, o pendejadita... pues no te olvides que los demás no tienen la culpa y luego podrían desquitarse. Así de simple. 
  • Recuerda que en la oficina, como en un juicio, todo lo que digas podrá y será usado en tu contra. La sobre-revelación y comunicar de forma abierta lo que te pasa, te dejará expuesto a personas que son tan perversitas como tú y como yo. 
Y luego... no te olvides que así como cada semana tiene se lunes, cada lunes tiene también sus cosas buenas. Concéntrate en mirar lo bacano de tu trabajo. Lo malo, finalmente tendrás que tragártelo. ¡Pues disfruta lo bueno! No te olvides que la felicidad es una decisión también aquí...
@leonardoamayaMD

lunes, 21 de abril de 2014

Tácticas autodestructivas

La felicidad se apoya en una mala memoria selectiva y una buena política de devoluciones
En terapia cognitiva, se resumen de forma muy práctica las disfunciones no psicóticas en dos rasgos: se sufre y se hacen tonterías. Así, si quieres saber si esa idea que te ronda es sana o no, simplemente considera esos dos puntitos: ¿Esto que estoy pensando me hace sufrir? ¿he tomado decisiones tontas, locas e inadecuadas para mis intereses? Con frecuencia pensamos que sufrimos por lo que nos pasa, por ejemplo, porque descubrimos que fuimos idiotas en una relación (bienvenidos al club...). Pero, si miras con atención, sufrimos por lo que pensamos sobre esa relación: "he sido idiota", "otra vez he cometido el mismo error", "nunca voy a ser feliz"... y así, hasta el infinito y más allá.

Con frecuencia, sufrimos cuando nos hemos sentido defraudados o estafados en una relación cuando pensamos que esa persona ha sido injusta. Asumimos que "debía habernos tratado mejor", "haber sido mejor persona conmigo", asumimos que fue "injusto que nos pagaran así con todo lo bueno que habíamos sido"... Pero, más que sufrir por el pasado, debería servirnos para procurar no repetir esas metidas de patas.

Mira tu historia. Piensa en esas personas que han respondido mal a tu dedicación y tu tiempo. Y fíjate que muchas veces las habías seleccionado mal, o decidiste darles de más a quienes no podían manejarlo: no todo mundo es capaz de responder a tu generosidad como a ti te gustaría. Y peor aún, esas personas muy frecuentemente no te pidieron que dieras tanto. Esto suena un poco a dar a las personas en relación con el modo como nos respondan. Suena super interesado, y tú podrías pensar: pero es que el amor no hace cuentas, el romance está en dejar la piel. Listo, sí. Eso, ni en las películas de Disney. Si das sin cuenta, entonces prepárate para que te usen y sufras porque las personas no te respondan igual. Y algo más, cuando damos a los demás en plan ilimitado... pues muchas veces estamos queriendo comprar afecto, que no es nada funcional ni sano.

Si lo piensas con más detalle, muchas de las veces en las que hemos querido ser generosos sin cuento, lo que hemos pretendido es que finalmente nos paguen con algo. No somos tan desinteresados como decimos y... sí estábamos esperando algo a cambio. Cuando se da gratis, no se espera absolutamente nada a cambio. Así que si te entregaste gratis, ¿porqué te molesta que no te hayan pagado? ¿no que era gratis?

No somos malos y terribles por esperar una respuesta a lo que damos. Es decir, si quieres dar gratis, entrégalo a una fundación. A los demás, intercambio comercial controlado. Fíjate que incluso a esos amigos a los que les damos a manos llenas, sin pensar, son habitualmente los que se "lo merecen": esos amigos nos han dado o nos dan algo. En ocasiones, basta con la buena compañía. Y se las pagamos bien. Es un intercambio inconsciente.

El problema viene cuando no hay proporción: Cuando das de más, con la ilusión de autoengaño de "ser generoso y dar gratis... ya sabes que es mentirilla que te dices. Lo más grave es que te devalúas, porque de lo que hay mucho se valora poco. Gratis gratis, bueno, la ficción de gratis, a Dios, a Budha, a Pachamama, a una fundación y a esos dos o tres amigos que valen la pena. A los demás, por ventanilla y llene el formulario. No hace falta que seas un cabrón, puedes decirlo con una sonrisita.

@leonardoamayaMD

miércoles, 2 de abril de 2014

La mala costumbre de vivir como una víctima

"No hay nadie inocente, sino insuficientemente investigado" Cultura popular
Con una frecuencia disfuncionalmente elevada, asumimos que somos víctimas de la fatalidad, de la crueldad de las personas que nos odian o de las lamentables y perversas fuerzas de la realidad. Y nosotros, como inocentes ovejas que padecemos todos los males, las personas lamentables que nos maltratan, y las parejas terribles que el destino pone a nuestro lado.
Estoy hablando de las desgracias cotidianas, y no de la acción de la naturaleza -un Tsumani- o el trabajo de un déspota como Hitler o Göering, e incluso de un déspota tropical y analfabeto
como Maduro. No: hablo de lo cotidiano. De la universidad, del trabajo, del romance tóxico de cada día.
El problema con sentirnos víctimas es que renunciamos a ser protagonistas de nuestra vida y nuestras decisiones: si todo depende de los actores externos, de las crueldades del destino y de las perversidades del resto del universo, entonces no tendría sentido trabajar por el cambio o poner medios para que mejore nuestra vida.
Pero vamos por partes. Mira, tu y yo sabemos que somos en ocasiones cabroncetes. Yo no llevo a cabo todos los homicidios que se me ocurren por las complicaciones que genera, como deshacerte del cadáver, limpiar la sangre y recoger las vísceras. Entonces, me consuelo con desearles la mujer por cárcel y cosas así.
Hay algo más terrible aún. Muchas veces somos cómplices de las situaciones lamentables en las que nos encontramos. Primero, porque sufrimos desproporcionadamente por pendejadas. Sufrimos porque evaluamos como tragedias cosas que no lo son. Tememos que no podremos soportar la soledad y nos enfurece a muerte que ese personaje o personaja nos haya dejado tirados. Consideramos insoportable situaciones que hemos soportado otras veces... Mira que muchas veces hemos superado las "tragedias" que nos caen encima. Mira, mira... seguro que si nos hacen la cuenta bien, muchos de nosotros nos merecemos bastantes cositas difíciles. En algunas ocasiones, porque en contra del sentido común y de los consejos de la humanidad toda, en contra de la opinión de nuestra madre, de nuestra abuela, de la señora que vende cigarrillos en la esquina, nos metemos con una persona que nosotros mismos sabemos que no nos conviene. Y luego, nos ponemos en la irrealidad de atribuirlo a la mala fortuna. No: son simplemente las consecuencias de nuestros actos. Así que si te metes con el equivocado, has desde ya la reserva para psicoterapia al terminar o disfruta en lo posible a esa persona tóxica y ¡huye cuanto antes!
¿Y sufres por el resultado de la Universidad? Si, acéptalo: incluso te merecías menos. No es que el profesor te odie. Seguramente podría tener razones, pero quizá tiene otras personas más significativas para él a las que detesta y les dedica toda su energía negativa. A ti, simplemente te puso la nota que te merecías. El problema de creerte víctima aquí es que no aprendes. Mientras consideras que tu profesor es hijo de una meretriz que se vende en la calle por tres pesos, te olvidas de lo más importante: que lo que no estudiaste son temas que serán importantes para tu vida. Y que, finalmente, eres una vaga redomada o un perezoso inconsecuente. Es duro reconocerlo, pero reconocer su responsabilidad ayuda para que te propongas mejorar un poco y llegar al envidiable nivel de mediocre funcional.
Y el trabajo... vamos a ver, ¿te sirve de algo sufrir todo el día y odiar a cada persona que vez? ¿se lo merecen porque son injustos contigo? Sufrir no sirve para nada. Te hace aún más insufrible cada minuto que pasas allí. Y ellos... pues quizá son cabrones algunos. Pero es poco probable que cambien para que tú no sufras. ¡Si no les importa que sus hijos, su mujer, su madre y la señora de la lavandería sufran!
Sentirte víctima no cambia el hecho que el timón de tu vida sólo lo puedes llevar tú. Sentirte víctima te hace abandonar la tarea de construir una vida mejor y te concentra en la inútil tarea de sufrir... Además, incluso en el caso real de estar bajo un jefe terrible y una pareja insufrible, eres mucho más que una víctima. Encuentra la fuerza en ti para cambiar de situación, crecerte ante las que no puedes cambiar y concentrarte en los otros mundos que habitan en ti. Y siempre, piensa hasta dónde tú eres cómplice de lo que te pasa, para que te "pases" a tu lado y juegues tu juego por ti mismo.
@leonardoamayaMD - racionalemotivo.blogspot.com

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