lunes, 29 de junio de 2015

Del filósofo Diomedes

"Si la vida fuera estable todo el tiempo, yo no bebería ni malgastaría la plata"
Diomedes Díaz, Filósofo Vallenato
Diomedes fue un personaje con algunas ideas muy polémicas, como su visión de la mujer. En ese campo mejor no meterse mucho. Pero, en lo que te cito, señaló una de los rasgos más significativos en el momento de tomar decisiones vitales importantes: No tenemos certezas en puntos fundamentales de la existencia, como el romance, la fortuna, el éxito profesional, etc. Cada vez que debemos elegir el algún campo realmente importante, nos enfrentamos a la significativa dificultad de no contar con información fundamental que nos permita elecciones seguras.
En esto, la vida se parece mucho a las opciones de inversión en bolsa. Eliges una determinada acción, inviertes con algunos elementos, pero al final, si quieres verdadera rentabilidad, debes arriesgarte con pocos datos. Así pasa en las decisiones románticas: si quieres algo seguro, seguro, entonces toca bajar tanto los estándares que quizá no vale la pena.
Pero, el romance se parece también a las bolsa de valores cuando decidir si inviertes más o te retiras, con una pérdida significativa en ocasiones. De allí podemos ver varios ejemplos útiles. Invertir todo, todo, a la primera, por un impuso, suele causar pérdidas espectaculares. Retirarte antes, puede significar que dejes pasar una buena oportunidad.
En casi cualquier relación hay subidas y bajadas. Al comienzo y en los momentos de crisis es cuando consideras si debes seguir invirtiendo. Algunas veces, los problemas al inicio de la relación deberían ser una alarma, porque te hablan de temas importantes en los que no están de acuerdo, o de situaciones que son realmente inaceptables (por ejemplo, la violencia o el maltrato psicológico: ¡huye!). Sin embargo, los problemas más frecuentes son menos clamorosos y te obligan a pensar en seguir invirtiendo o desistir de la oferta.
En las crisis (que siempre habrá), el reto es similar. ¿Boto a la basura tiempo, emociones y posibilidades, o vuelvo a invertir? Es muy poco probable que tengas seguridad suficiente como para que la decisión no implique riesgo. Si te paralizas por el miedo a perder en esta elección... no te olvides de Diomedes. O te quedas, o te vas. Pero permanecer en la mitad, no funciona. Porque en la mitad, sufren ambos. Sufres tú, que es lo más importante. Elegir significa vuelvo a intentarlo, me quedo. O me voy. Pero, un estado intermedio del tipo "vamos a ver" no es tomar una decisión, y por tanto no funciona. Es como quedarme sentado en la oficina de la comisionista de bolsa con el dinero en el bolsillo. O voy y lo invierto, o como Diomedes, a beber y malgastarlo fuera. Bueno, con moderación, porque siempre te puedes ir a invertir en otro sitio. @LeonardoAmayaMD

lunes, 15 de junio de 2015

Feat Aristóteles: la enfermedad del éxito

"La felicidad es el sentido y el propósito de la vida, la meta última de toda la existencia humana"
-Aristóteles

La enfermedad del éxito (feat. Aristóteles) 

Nuestra sociedad es bastante exigente con nosotros sobre el éxito. Lo que sea que eso signifique cada día. Y, con frecuencia, esta “toxicidad” nos lleva a sufrir y a tomar decisiones que finalmente no nos sirven -incluso para esa misma meta-.
Por supuesto que ser exitoso en el camino que emprendamos genera satisfacciones. Incluso, (feat. Aristóteles) lograr el desarrollo de nuestros talentos es camino para la felicidad. El problema viene cuando confundimos el éxito con lo que podría ser sus consecuencias: el dinero y el reconocimiento. Y esta confusión, nos suele llevar de cabeza.

¡Vamos por partes! 

1. Lo que importa finalmente es ser felices. En ocasiones pensamos que el único camino para ser felices está por fuera de nosotros (la pareja ideal, determinada cantidad de dinero, que los demás hablen de nuestras maravillas, etc). Y entonces, sacrificamos nuestra felicidad porque la persona que tienes al lado no cumple tus expectativas, no has alcanzado determinado carro, o ropa, o etc… Por supuesto que, siguiendo la filosofía de Pambelé, “es mejor ser rico que pobre”. Pero, tendrás que tener fuerza interior cuando debas recuperarte de una dificultad financiera -cuando incluso descubrirás quienes son tus verdaderos amigos-.
2. Sufrir por el reconocimiento (que los demás acepten que eres exitoso - inteligente - brillante, etc) te distrae de hacer las cosas bien, de crecer, etc. Incluso, te pone en riesgo que mientras piensas en lo que los demás piensan, te distraes de tu verdadero trabajo. Tu empresa no te paga por pensar si eres maravilloso sino por hacer tu tarea.
3. Sufrir por la aceptación de los demás te puede conducir a que tomes decisiones que finalmente no te convienen: porque no las orientas a crecer sino a aparentar que estás creciendo.
4. Estar preocupado por lo que los demás piensen te hace más frágil. La opinión de las personas -también la tuya y la mía- son bastante inestable, inconsistentes y muchas veces, inexactas. Claro que es importante escuchar a las personas cercanas y a quienes son representativos en tu gremio, pero, para aprender. Ellos mismos se habrán equivocado y saben que lo importante es la habilidad para corregir los errores, y no el ser impecables, que raramente seremos.

¿Y que hacer entonces?

Pues algunos truquitos de peluquería:
1. Ten claro lo que deseas lograr. Piensa bien que ocupación te hace más feliz y cumple mejor tus expectativas. Es más fácil esforzarnos en lo que nos gusta y nos resulta más agradable.
2. Distingue el logro de sus consecuencias. La meta es ser mejor, trabajar mejor, disfrutar lo que haces. La señal del camino correcto es la felicidad y… tener una vida. El dinero y el reconocimiento puede ser una consecuencia, pero no la “prueba” del éxito.
3. Valora la amistad. Ten claro que personas son las que te rodean y son valiosas. No se trata de rechazar a los demás, siempre es bueno un grupo de personas amplio. Pero, claridad: quienes son los que aportan, quienes son las personas que vale la pena escuchar, y quienes son las que forman parte del paisaje.
4. Concéntrate en lo que haces hoy, para que tengas claro qué es lo que te está conduciendo por el camino que deseas. En muchas ocasiones el preguntarse y sufrir por el futuro, además de una pérdida de tiempo, sólo te resta fuerza. El futuro lo construyes ahora, con lo que haces hoy, con lo que trabajas hoy.
5. Ten claro que los trabajos honestos reclaman esfuerzo. (Incluso los deshonestos, como la política, por ejemplo, también demanda trabajar e ir trepando, pero claro, como es un trabajo asqueroso, rodeado de basura y de la peor gente de una sociedad, usualmente). Nadie dijon que sería fácil.
6. Si una de las metas es producir dinero (que es una buena meta, claro) ten claro que por las vías decentes, el dinero se produce con más dinero: invirtiendo, analizando inversiones, etc. A lo mejor la parte inicial la construyes con el trabajo, pero recuerda que las finanzas son un negocio muy específico.
7. Ten claro que todo finalmente cuesta. Si prefieres determinado logro, por algún lado lo vas a pagar. También lo bueno. Y claro, que si, por ejemplo, tomas la terrible decisión de conseguir la felicidad a través de otra persona… serás esclava de esas personas que escojas para una tarea tan improbable.
8. Ten aficiones fuertes. No te olvides que descansar es importante, mejor en algo que sea también una pasión. Es muy frecuente que tengamos varios talentos y vocaciones. A lo mejor eres un excelente abogado, y también un maravilloso compositor, o cantante de vallenatos, o cocinero. Y esa ocupación tan diferente puede ser tan fuerte como el derecho. Sólo que a las leyes le dedicas de 8 a 5. 9. Has un buen “casting”. Rodéate de personas que te aporten. de esas personas se aprende, suelen ser un impulso positivo y por lo menos, una cercanía sincera.
@leonardoamayaMD

domingo, 7 de junio de 2015

Lo fácil de las cosas difíciles

Las personas enfrentan dificultades, sin importar lo que hagan. Yo enfrento dificultades con muchas cosas. Enfrento dificultades cada día, pero esto no me afecta. Aquí estoy.
Nicki Minaj
Pues mira. Una frase de la Minaj. Incluso para una persona que se dedica al mundo del espectáculo, que nos puede parecer más fácil, aparecen dificultades importantes.
Resulta que en la vida no puedes evitar los problemas. Y cuando alcanzas un cierto grado de visibilidad aparecen las envidias. Y cuando estás en escenarios en los que el poder es importante, algunos rasgos humanos muy desagradables comienzan a ser relativamente frecuentes. Pues sí, mal de muchos, consuelo de tontos, pero como todos somos un poco tontos, pues aprovechar el consejo.
La frustración no proviene sólo de la oposición de las circunstancias o de algunas personas que se pueden sentir amenazadas. También proviene de las mismas exigencias de cualquier trabajo o tarea compleja, como la vida misma, las relaciones humanas, y nuestro proceso de crecimiento profesional y personal.
Así que es momento de algunos consejitos de peluquería para esos ratos donde sentimos más que el esfuerzo reclama un empujón.

Ten una meta 

Este es un consejo de... Aristóteles. Otro día hablaremos con más detalle del personaje, pero por hoy, recordar que las metas nos ayudan a que las tareas cotidianas dispendiosas tengan sentido y podamos enfrentarlas. Hay muchas cosas que hacemos porque vale la pena: porque construye algo por lo que vale la pena. Una relación personal, un desarrollo profesional, etc.

Ten una afición que sea tu trabajo 

Este es el mejor de los mundos: hacer lo que te gusta y que te paguen por eso. Sin embargo, ¡no te olvides que el que te guste algo no significa que no te canses y que no te cueste esfuerzo! 

Ten un grupito de metas frívolas

No todo en la vida puede ser tan serio. Y además, hablando un poco más seriamente, solemos tener varias vocaciones, varios tipos de tareas que nos gustan. Algunas podemos convertirlas en nuestro trabajo, y otras pueden quedar como aficiones muy fuertes, casi profesionales. Y estas vocaciones pueden ser muy distintas, e incluso algunas muy serias y otras... más ligeras. Estas aficiones fuertes son el mejor descanso muchas veces: hacer aquello que nos hubiese gustado como trabajo, pero preferimos elegir otro. Puede pasar: Quizá en unos años, ese hobby sea tu trabajo de tiempo completo

Pues eso. Tres consejitos mientras te hacen el blower. @leonardoamayaMD 




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