Muchas veces no necesitamos personas que nos desanimen. Basta con escuchar el demonio autocompasivo y depresor que tenemos dentro.En la vida son normales los altos y los bajos emocionales, personales, relacionales, económicos, laborales, y un largo etcétera. Tendremos problemas, batallaremos con situaciones y momentos difíciles. Es precisamente en esas ocasiones en las que no debemos escuchar la vocecita desalentadora que nos dice: "es imposible", "pobre de ti que te pasan esas cosas", "que dura es tu vida". ¿Porqué? por que no sirve para nada. Nos sentimos mal, concentramos nuestras fuerzas en sufrir y lamentarnos, lloriquear... y no hacemos nada para enfrentar la situación.
Además de hacernos insoportables y molestos para las personas que nos rodean, alimentamos las raíces del fracaso.
¿El camino para salir de aquí?
- Entender que lamentarnos no sirve para nada.
- Tener claro que es una salida tan tóxica como cómoda: no haces nada, sufres... y tampoco te esfuerzas. Pero, te toca pagar un precio loco por esta pereza.
- Saber que hay un mundo mejor, y tener claro que nada nos ahorrará el esfuerzo para trabajar en construirnos nuestras soluciones.
- Decidirnos, sí, decidirnos a re-orientar nuestras fuerzas hacia las soluciones de hoy.
Decídete a enfrentar tus problemas. No se resolverán solos. Ni lloriqueando por las dificultades, a las que nos toca enfrentar todos.
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