martes, 20 de enero de 2015

¡Metas y acciones!


Cuando es evidente que no vas a alcanzar las metas, no cambies tus objetivos sino tus acciones. 
Atribuído a Confucio, traducción adaptada.
En nuestra cultura de occidente, estamos en inicio de año. Es una fecha arbitraria hasta cierto punto, de hecho, el año nuevo se celebra en fechas distintas para otras culturas. Por ejemplo, el año nuevo Chino es el comienzo del año 4713, se celebrará en nuestro 19 de febrero y será el año de la Cabra. Muchos lo celebraremos, por ejemplo, los que estamos como las cabras.
El comienzo del año es siempre un reto interesante: tenemos nuevamente la oportunidad de decir mentiras o emprender procesos que permitirán nuestro crecimiento. Esta es la época en que te das cuenta de golpe que no cumpliste buena parte de lo que deseaste y te propusiste hace doce meses.
Quizá este recuerdo te golpeó mientras cumplías otro de los rituales de estas fechas: hacer aseo a fondo de tu escritorio y de tu armario, y considerar con dolor tu volumen abdominal consecuencia de las natillas irresponsables. Si, es el tiempo en que se tiene un abdomen masmeliforme.
Pero, finalmente estamos en esas fechas. Y con alguna frecuencia es la ocasión de repensar lo que no hicimos, lo que quedó pendiente y bueno, la ocasión del "ahora sí". 

Generalmente estas situaciones nos producen emociones bastante negativas: la culpa loca por lo que ha quedado pendiente y nos esperó en la oficina hasta el día de comienzo, los logros que no alcanzamos, y tantas cosas que decidimos hacer hace meses y no hemos hecho. Todo esto nos apabulla en un momento de particular fragilidad: cuando además hemos descubierto que otra vez tragamos como poseídos en las fiestas y ahora nos acompañan diez kilos de más que nos recuerdan la navidad.
La culpa es esa emoción que surge cuando miramos el pasado para condenarnos y acusarnos por lo inconstantes y mediocres que hemos sido en algunos campos. Y es una emoción que no sirve para construir nada. Nos concentramos en considerar los errores cometidos en el pasado pero convertimos esta evaluación en sufrimiento. Nos maltratamos por realidades que no son nuestros mejores productos pero finalmente no podemos cambiar.
Es mejor invertir esa fuerza en volver a mirar tus objetivos, proponerte metas evaluables en el futuro (nada puedes hacer con lo que no hiciste) y proponerte desde ya acciones pequeñas, cotidianas, específicas para cada día: serán finalmente esos esfuerzos de cada día los que permitirán cambios en tu vida, acercarte a esos objetivos grandes que no vas a lograr en una semana, pero sí en la suma de lo que hagas cada semana.
@leonardoamayaMD


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