miércoles, 26 de diciembre de 2012

El lado oscuro de Papa Noel

"La Navidad la siento a veces como esos brawnies que no sabes si están un poco viejos o si tenían un poco de veneno" - Santiago, filósofo espontáneo en un Efluvio filosófico alcohólico.
Pues sí. Los renos, el pesebre (con o sin burro), la natilla, los buñuelos y los encuentros con la familia conforman un variopinto y contrastante escenario emerge un poco de lo mejor de nosotros, en ocasiones acompañado con rasgos y venenitos viejos, rencorcitos mal guardados y pobremente resueltos, saborizados por del agridulce sabor de la culpa.
Parece un poco horroroso, y sin duda es políticamente incorrecto hablar de algunos aspectos difíciles en estas fechas. Sin embargo es muy frecuente un campo de batallas, la mayor parte de las veces contenidas malamente en nuestro interior. Como la cultura nos presiona de una forma poco perceptible, solemos darnos cuenta de que algo no anda del todo bien cuando percibimos nuestras respuestas fisiológicas al stress o más sonoramente, cuando hacemos alguna cosita un poco rara. Veamos un pequeño inventario de los síntomas navideños, atendiendo claramente para no confundirlos con la indigestión simple, tan frecuente por estas fechas:

  1. Siento una molestia poco definida pero constante ante algunos chistes, comentarios o incluso la presencia de una persona concreta.
  2. Algunas tareas que inevitablemente alguien debe hacer, y me acaban tocando a mí (recoger unos platos, copas... organizar camas para las verdaderas migraciones bárbaras que ocurren en las familias grandes) me parecen "injustas". 
  3. Pienso que algunos miembros de mi familia o amigos no me atienden "como se debería" y me parece que no son lo suficientemente delicados conmigo. 
  4. Tengo la impresión que las personas que me rodean en estos días no me valoran lo suficiente, o no han valorado todo lo que antes he hecho por ellas. 
Date un puntaje: 0, si nada de esto tiene que ver contigo. 1, si algunas veces, y 2 si resulta más bien frecuente. Te puedes colocar 3 puntos si en alguno de los casos es una sensación casi continua  Suma los puntajes y veamos tu espíritu navideño. 
de 0 a 3:
Es lo "normal". Tienes gente cabronceta, tú mismo vives un poco un dramita de vez en cuando, pero no es un tema que te afecte. Estás más ocupado/a en empacar regalos y evitar que tu sobrina se abra el cráneo con una silla que en ti mismo. Es un buen camino para pasarla bien estos días.
de 4 a 6:
Te estás pasando un poco en el plan de la película personal. Es una tasa de sufrimiento soportable, pero quizá hay que asumir que no es el mejor de los mundos. ¿estás pensando que ya hace falta que termine?
7 o más: 
Mmm... quizá es el momento de pensarte hacer algo. Vamos a revisar el temita para tí.

Para ser prácticos, hay dos posibilidades. Incluso, hay una tercera que es la mezcla de ambas: a) te rodean unos personajes egocéntricos tremendos. b) tú tienes una imaginación que te llena la cabeza de ideas un poco locas que deambulan empelota y sin bañarse por tu cráneo. Y la tercera vía, la más probable y frecuente: te rodea gente poco sensible y atenta a ti, acompañadas por esas ideas insalubres en tu cabeza. 
¿Porqué? por algunas simples razones: 
El primer responsable de tu felicidad eres tú mismo/a. Por supuesto, sería espectacular que nos rodearan personas interesantes y amables y dedicadasa exclusivamente a atendernos y alabarnos. Pero si eso no es posible en la dimensión ideal, el mejor camino es aceptar el mundo como es, buscarse alguna compañía mejorcita al menos a ratos y, siempre, ser feliz con lo que hay. Aceptado que las personas suelen tener otros problemas con los cuales lidiar y el sentido de la vida de los demás no somos nosotros. 
Quizá te has convertido en la responsable 1A de las fiestas y de verdad podrías hacer otras cosas mejores para ti... porque o haces gratis lo que generosamente emprendes, o no le das tanta importancia en tu vida. Y eso funciona tanto con la entrega en holocausto heróico a los demás como con la limpieza de los platos del día 25...
La opinión de las personas cercanas sobre nosotros es valiosa. Es genial escuchar los halagos... pero no es indispensable si nosotros no lo hacemos "indispensable". Es importante la opinión de cada persona, pero eso no significa que cada opinión me deba importar a mí. 
Finalmente, la Navidad puede ser, si se te da la gana, una buena excusa para volver a la infancia en la que tantas cosas no eran tan importantes como nos parecen ahora, y gozar de forma más sencilla. También sabiendo que esas personas que hoy tienes a tu alrededor, con sus problemas y sus defectos, pero también con tantas cosas buenas y virtudes son un regalo que no sabes hasta cuándo estará allí. Hoy te acompañan, así que ¡goza lo que más puedas!

Leonardo Amaya - racionalemotivo.blogspot.com




domingo, 9 de diciembre de 2012

El Zoológico personal - III

Los perros aman a sus amigos y muerden a sus enemigos, muy diferente a las personas, quienes son incapaces de amor puro y siempre tiene que mezclar amor y odio en sus relaciones objetales 
-Sigmund Freud 
Fuertecita la frase. Refleja sin embargo, la realidad de las relaciones humanas. Vamos a ser realistas: el amor puro existe sólo en algunas telenovelas bastante tóxicas e irreales. Con frecuencia le pedimos a la realidad algo que sólo existe en la fantasía. Amor puro.
Obviamente es bueno manejar los grises. El hecho que las personas no sean capaces del amor puro no las convierte en demonios infernales. Vamos a los grises: algunas y algunos serán más oscuritos y otros más claritos. Grises. Esa es la idea. En ocasiones -no pocas- suponemos que la ausencia de amor puro sólo indica oscuridad total. No, hombre, no. Hay sus lucecitas. Algunas, como un barco contrabandista. Otras, como feria de pueblo. Pero lucecitas hay. Tendrás relaciones color gris rata, y otras color gris perla.
Se trata entonces de tener claro los tonos de gris. Ir identificando los rata y las perlas. Así no nos escandalizamos por eso: simplemente aceptamos a cada cual como es, y le damos a la gente como es. Las relaciones son una apuesta siempre, y nunca sabes si reemplazas bien la gente.
Vamos por unos grupo de consejos de peluquería más avanzados:
Aprende
Quejarse y dolerse de los errores pasados no sirve para otra cosa que para amargarse la vida ahora por cosas viejas que no puedes cambiar. Pésimo negocio. Los errores del pasado sirven para no repetirlos en el futuro. Obviamente, es importante controlar el daño de los que son más recientes o han sido muy fuertes. Lógicamente, si ahora mismo estás metida o metido en un error, pues ¡a contener el daño! Piénsalo muy bien. Que no te cueste demasiada plata o demasiadas emociones. Mira con más realismo a esa persona. Comienza a considerarla como capítulo en camino de ser cerrado. Arregla los temas económicos con esa persona. Si has estado "comprando afecto" es posible que también seas un proveedor económico. Cierra esa línea de crédito y acepta aquellas cantidades que serán de dudoso recaudo. Y... mira hacia adelante. Evalúa dónde metiste la pata, y pon esos aprendizajes en negro sobre blanco.
Compras afectivas
Estas películas malas son muy frecuente. Lo sorprendente es que nuestras "alarmas" se habían encendido y las apagamos o les colocamos un balde encima para no oírlas. Aquí te cuento algunas de las situaciones que te deben hacer pensar si estás en una compra afectiva en la que tú estás perdiendo:

  1. Notas que tú pones y pones, y el otro personaje simplemente está y pide y pide. Hay dos miedos que nos atrapan en esta situación auto-devaluadora: pensar que será difícil encontrar otra persona y pensar que mejor eso que estar solos. La respuesta es simple: si estás pagando por compañía, no te enamores del puto / la puta. No confundamos dos negocios tan distintos pero tan cercanos: el amor y el acompañamiento profesional de adultos. 
  2. Te maltratan un día y otro, en pequeñas cosas: horarios, acuerdos, y tú tragas. Hay un camino para clarificar si es una compra afectiva o simplemente que el personaje o la personaja no ha despertado a la madurez elemental: acuerdos claros. Y si el acuerdo otra vez se rompe... entonces comienza a buscar remplazo o acepta vivir en ese infiernito. 
  3. Rollos de plata. Esta es una de las alarmas más claras y frecuentes. Y es una de las alarmas con las que más nos engañamos. Vamos a ver, todo mundo puede pagar alguito. Y si no, no lo confundamos. Si el personaje puede vivir 2 estrellas, no lo lleves a vivir en 5 estrellas. Que te quiera en su nivel, y tu viajas de turista a otro estrato. Alguna vez le das una muestrica, pero de tres estrellas. O si no, lo confundes / la confundes. Y te tocará tragarte, más tarde o más temprano, un sapo bastate feo. Ya lo sabes: seguro que antes te ha pasado... No tienen que ser millones: hay gente que se enreda con dineros menores. 

La importante compañía de estar solo. Aprende a estar solo. Eso ayudará para que no dependas de nadie para ser feliz. Descubre tus aficiones, explótalas. Aprende de tí misma o mismo. Crece en las relaciones con tus amigos y amigas, que serán el colchón que te evita darte con el mundo "de jeta" cuando finalmente las cosas se ponen difíciles. Y te ayudarán a sobrellevar la búsqueda de los reemplazos menos grises que el actual color rata.
Leonardo Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com

martes, 4 de diciembre de 2012

El Zoológico Personal - II

Tropezarte con la persona equivocada una vez, es un error que todos podemos cometer. Tropezártela más veces es una decisión mala, y es culpa tuya. 
Continuamos con el rollito de la vez pasada. Tengamos claro que una red de conocidos y amigos amplia no quiere decir que le "ruegues" nada a nadie -gente hay a montones- pero tampoco que te olvides de un detalle simple: las relaciones humanas requieren tiempo, inversión personal y... son de riesgo: un porcentaje de esos servirán para poco.
Honestidad
Vamos a ser claros: a nadie le gusta ser usado. Con el tiempo, se acaba notando, así que no se trata de una "tactica" personal. De hecho, ni como táctica sirve, porque la gente que realmente vale la pena no se deja usar, y cuando descubren que lo has intentado, miran para otro lado. Lo feo del asunto es que tendrán razón: te dejan de lado porque tu eres una persona lamentable. Ser honesto con la gente es una inversión a mediano plazo, pero una inversión más segura. Claro, si quieres una inversión a corto plazo, bacano, pero no te olvides de cambiar de ciudad cada tanto, porque todo mundo acabará sabiendo que clase de persona eres. Ya sabes: no pienso que haya cosas buenas o malas, sino decisiones y actos que sirven o no sirven.
Usar gente, tirar gente
Mala decisión. El reciclaje de personas es una tarea ecológica muy interesante. Los amigos pueden re-encaucharse muchas veces, porque finalmente también nosotros tenemos que hacer esa tarea de restauración personal de vez en cuando. Aún así, prepárate para pasar de algunas cuantas personas. Recuerda que los apegos, como cualquier adicción fuerte, acaban siendo tóxicos porque tú mismo te devalúas.
Cuántos
Te diría otra cosa: se consciente que las personas que nos rodean se colocan solitas en círculos: los más cercanos, esos dos o tres compinches que te conocen como eres. Luego, un grupito de 10 o 12 incondicionales, y así hasta el círculo exterior (como en el infierno de Dante) que forman parte del follaje, de esos que "conoces de saludo". Procura airear esos grupitos y ten tu programa de ascenso de millas...
Zoológico
Pues sí. Mientras más variada la gente, parece que es mejor. Hay un libro de unos añitos, pero interesante, The Tipping Point (Malcolm Gladwell, 2000) que te puede contra bastante bien porqué. En el peor de los casos, te ayuda a tener una conversación más variada. Si la gente que conoces es toda igualita... pues tendrás muy posiblemente un sólo rollo y estarás más visto que la luna.
A cada uno nos aguanta gente. También a tí.
Pues mira. Las personas cometen errores, tienen sus malos ratos y en ocasiones, temporadas difíciles. También tú. Así de simple: todos somos inmamables. Sobretodo los que piensan que no. No te olvides una frasecita muy cierta: para aguantarse un santo, se necesitan al menos dos santos. Yo en mi vida he conocido varios personajes que les dicen santos, y son más pesados que llevar una vaca en brazos.
Continuaremos!!

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El zoológico personal

La fortuna elige tus relaciones. Tú eliges tus amigos.
- Jacques Delille 
Pues sí. El networking es importante. Pero ojo, no sólo por el tema de relaciones económicas y negocios. Incluso no es lo principal. Somos animales sociales, aunque nuestras caóticas relaciones no lo muestren con mucha frecuencia. Aprendemos y crecemos apoyados en los demás (Vigotsky) Crecemos en nuestras habilidades de comunicación (Tomasello) y desarrollamos nuestra identidad (Erikson, McLean).
Diciéndolo más claro: nuestros pares con ocasión para aprender de nuevos temas, desarrollar la inteligencia emocional, expandir nuestro mundo mental. Nos hace ser menos aburridos y monotemáticos. de todo. También cosas malas: podemos sufrir por las opinions de los demás y perder el tiempo de forma inútil (porque hay formas útiles de perder el tiempo). Depende de las personas con las que nos rodeemos. Y eso, depende en muy importante medida de nosotros.
Mira a tu alrededor...
Como siempre conviene, comencemos por la realidad. Mira a tu alrededor. Si el grupo es pequeño, puede parecer muy elegante y hacerte ver como una persona selectiva. Pero, igualmente te hace dependiente de pocas personas y un poco frágil. Mientras más grande sea una red, mejor, ¿no es cierto? Pero también es importante que la red sea de calidad. Obviamente, todos tenemos algunos amigos un poco frenados, un poco con problemillas. Pero, si tu grupo a amigos parece la selección de fútbol de una clínica psiquiátrica, o la Sociedad de Candidatos a Bullying, pues imagínate. Para poder apoyar a algunos, necesitas la fortaleza de otros.
Animales. Animales sociales. 
Todos cometemos errores. Nuestros amigos, nosotros mismos. Si nos descalificásemos por el primer error, estaríamos solos en pocos días. Obviamente, se trata de ser defensivos: algunas actitudes y conductas pueden estar en nuestros "no negociables" y en esos es importante que seamos un poco intransigentes, pero aclarando de frente con el personaje o personaja comprometido: no podemos olvidar que los chismes no son fuentes válidas de información objetiva. Así que ya sabes: animalitos, todos.
Continuará... 
Leonardo Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com


viernes, 16 de noviembre de 2012

Tu relación convertida en una m... en 5 simples pasos

En general no hace falta que la mala fortuna acabe con nuestra felicidad. Lo logramos de forma bastante práctica nosotros solitos.
Vamos a comenzar por el principio: si te vas a meter con tu relación, tienes que decidir primero si vale la pena salvarla. Una simple claridad ayuda: no existe la mujer perfecta, el hombre perfecto o la relación perfecta. Sólo existen en las películas. Peeeero, las películas cuentan mentiritas. ¿sabes? supermán no vuela, utilizan unos cables. Pues lo mismo con las relaciones de las películas. Lo demás, todo imperfectico.
Puestos de acuerdo en esto, ten en cuenta que las personas mismas nos organizamos nuestros infiernos privados. Y no somos muy creativos en los modos: generalmente abonamos nuestras pesadillas con rigidez (las cosas deben ser así y sólo así) y sobredemandas, como cuando exigimos que nuestra pareja o nuestros amigos hagan todo lo posible y lo imposible por nuestra felicidad.
Estos deseos son maravillosos, pero contradicen la realidad. Raramente todo ocurrirá del modo como a nosotros se nos da la gana y es muy poco probable que las personas que nos rodean estén concentradas permanentemente en hacernos felices. La felicidad la tenemos que lograr nosotros y con lo que tenemos a mano.
Estas "moditos" nos llevan a sufrir y hacer cosas que nos conducen a complicarnos más aún la vida. Aquí te dejo cinco joyas de ese cofrecito:

1. Preguntar por respuestas que no queremos oir.
Vamos a ver. La verdad pura y dura no suele ser muy amable. Puestos a buscar verdades, es porque vas a tomar decisiones. Si preguntas algo cuya respuesta casi conoces y te va a llevar a sufrir locamente y ponerte furibundo / histérica, debería ser por dos razones: porque te gusta sufrir o porque te vas a largar de esa relación. Dudo mucho que el objetivo vital sea sufrir, y posiblemente no desees largarte porque bien sabes que las parejas usualmente sólo cambian de nombre. Si, porque todos tenemos defectos. Si los defectos del personaje / personaja son del área de los no-negociables, pues a irse. Pero no. Preguntamos, sin intención de largarnos porque albergamos el sueño loco de "realmente lo voy a cambiar". Déjame te pregunto: ¿esta estrategia te ha servido alguna vez para hacer cambiar a alguien? Y en las pocas veces que te ha servido para cambiar a alguien, ¿no piensas que podría haber sido más fácil? Pues eso: piénsatelo.
2. Busca la persona perfecta te garantizará estar infeliz con cada uno de los imperfectos que encuentres.
Resulta que las personas perfectas son muy, muy escasas. Tan escasas que no hay ninguna. Pero, nos ponemos en la tarea de encontrar al casi perfecto y estamos permanentemente añorando al perfil príncipe de los sueños. Mira las combinaciones que usualmente encuentras (déjame poner el ejemplo con mujeres):
Tipo lindo e inteligente: Complicado inmamable que no hay cómo soportarlo. Dedica más tiempo pensando en él y en como cuidar el six-pack. Se cree precioso.
Tipo lindo y descomplicado: perro lamentable que te pone los cuernos con cuanta vieja pasa.
Descomplicado e inteligente: feo a más no poder o personaje desconectado de la realidad y que no te pone atención ni si te empelotas delante de él. Tiene una relación rarísima con la novia de universidad o es gay.
3. Exígele a cualquiera que centre su vida en tí. Así te rodearás de locos cuando no estés sola / solo.
Vamos nuevamente a la realidad: Las personas suelen tener otras cosas que hacer en la vida. Los noviazgos "enzimáticos" donde están todo el día juntos arriba y abajo están en el tiempo del colegio. Las personas en las medida que crecen tienen que dedicarle tiempo a trabajar y desarrollan otros intereses. Si una persona crecidita te puede dedicar muuuucho tiempo se trata de un vago del carajo con un trabajo rarísimo (vender cosas en los semáforos casi) con menos motor interno que una lechuga.
4. Comprar afecto tiene un precio: sueles comprar gente de promociones, que se descose ese día y destiñe a la primera lavada.
Mira, no hay problema en tener un gigoló. Es decir, el tipo ideal pero como casi sin trabajo, medio alcohólico y sin oficio. Pero, como todo en la vida, viene con un precio: puede tener unos cuantos rollos mentales y ya lo sabes, esa relación no es una relación más allá de lo comercial. No le pagas como a un puto, pero casi: le invitas a comer y pagas tú. Le invitas al cine, y pagas tú. Le acompañas a comprar cosas y pagas tú.
Esta relación funciona hasta que cometes dos errores graves: 1) te confundes en tiempo y espacio y piensas que es un romance. Ups! No lo olvides: es una relación comercial amable. 2) pretendes cambiarlo. Grave error: el camino es psicoterapia, coaching o brujería. Y él no tiene cómo pagarlo y además no le interesa. No te compliques, si quieres este tipo de acuerdos por un tiempo, es bacano, pero ten claro en dónde andas.
5. Centrar tu vida en el otro te hace dependiente. Puestos a ser dependientes, que por lo menos sea un alucinógeno que te haga olvidar la realidad.
Esta es la idea tóxica número uno que está contenida en nuestras telenovelas mentales. Es como la nicotina de las series románticas. Claro, puedes soñar con tener la pareja que no haga más que pensar en tí. Pero, no te olvides que es un sueño, como ganarte la lotería o lograr no arrugarte con una crema facial. Pertenece al mundo de los deseos. Cuando lo exiges, cuando piensas que has fracasado por no conseguirlo, entonces allí sí que estás en una novela en que eres a la vez la mala, la bruja y la loca. ¿Un consejito de peluquería para salir de eso?: Ten una vida. Conserva amigos y amigas. Alimenta aficiones. Así el amor será lo que es: compañía, conversación amable y arrastrada nocturna. Una parte de tu vida, importante, sí, pero parte de.

Leonardo Amaya - racionalemotivo.blogspot.com

sábado, 10 de noviembre de 2012

Los munditos locos de cada uno

En todas las culturas hay una psicología popular, que es uno de sus instrumentos constitutivos más poderosos y que consiste en un conjunto de descripciones más o menos normativas y más o menos conexas sobre cómo «funcionan» los seres humanos, cómo son nuestra propia mente y las mentes de los demás.
- Jerome Bruner

Pues sí. Una cita un poco densa, pero muy clara. En nuestras culturas, es decir, en el mundo de significados en el que nos movemos, hay un conjunto de explicaciones, de modos de comprender el mundo, de entender a las personas, al éxito, al logro. Explica qué "deben" hacer los demás, que "debemos" hacer nosotros. Ése es el componente normativo, que nos atrapa en una red que muchas veces nos resulta invisible pero muy eficaz.
¿Porqué una red? Porque en no pocas ocasiones nos hace sufrir. Esto ocurre cuando esos "debería" son rígidos, inflexibles, y nos conducen a calificar a las demás personas o a nosotros mismos como personas malas.
Este conjunto de normas puede ser muy asfixiante, con el componente tóxico de la "normalización". Nos parece que es ése el camino. Ese sendero que nos conduce a descalificar a los demás o descalificarnos a nosotros mismos.
Aprendemos esas reglas en nuestra crianza, en forma de sentencias que escuchamos una y mil veces de amigos, de los medios de comunicación, hasta del señor de la tienda de la esquina. Y comenzamos a repetirlas sin observar su realidad, su sobredemanda, su exigencia inhumana.
Por supuesto que también hay algunas interpretaciones del mundo que nos resultan útiles. De hecho, todas son útiles: el problema es cuando las radicalizamos. Nos sirven para comprender lo que ocurre a nuestro alrededor sin complicarnos tanto la existencia. Nos sirven para comunicarnos de forma funcional con los demás. Pero, si no te generan problemas, no tiene sentido comentarlas aquí. Vamos en cambio a centrarnos en las que no nos son útiles. En la guía de las 100 ideas idiotas que nos complican la existencia. Pues eso. Nos pondremos a la tarea, pero vamos por poquitos y veamos algunos perfiles típicos:
1. La Gran Sacerdotisa: así te pones cuando estás permanentemente leyendo e interpretando las intenciones de los demás. Y te conviertes en una bruja loca.
Evidentemente hay gente con una fuerte tendencia a ser cabrona una buena parte de su tiempo. Pero, si no lo aclaras, si no enfrentas las evidencias, simplemente convertirás en una telenovela con villanos y heroínas todo tu alrededor. Y esa telenovela, está en tu cabeza. En primer lugar porque estarás viviendo en tu mundo, y atribuyéndolo continuamente a los demás. ¿Un camino? Pregunta. Enfrenta los temas con el protagonista.
2. La Super-víctima: esa personita que suele pensar que a su alrededor sólo hay personas que la hacen sufrir porque no saben comportarse con ella como deberían. 
Esto te pasa cuando te conviertes en una persona con más instrucciones que un televisor para armar-por-ti-mismo. También pasa cuando se te olvida que las demás personas tienen vida y que... frecuentemente no está el universo girando a tu alrededor. ¿Una propuesta para que dejes de ver injusticia en todas partes? Dile claramente a los demás lo que esperas de ellos y... recuerda que son libres, por tanto su vida no está centrada en tí. Ponte a buscar por tu cuenta la felicidad sin que dependa de los otros.
3. El pitoniso loco: Personaje complicadito que pretende que todos hagan las cosas a su manera porque es la "forma correcta". 
Mira con cuidado: hay muchas formas de vivir la vida. Y si pretendes que los demás la vivan a tu manera, además de injusto, te llenas de razones para sufrir sin sentido. Tus reglas no son universales.

Por supuesto que sería maravilloso que las personas vivieran centradas en hacernos felices y se concentraran en vivir nuestras reglas. Pero, la realidad es otra. Si quieres dejar de sufrir y "empelicularte" sin sentido... pues es mejor vivir en la realidad y aceptar que cada cual... vive en su mundo. Pues nada, a vivir en el tuyo.

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martes, 30 de octubre de 2012

Guía práctica para vivir en el infierno

Porque, finalmente, el infierno lo construímos bastante bien nosotros solitos



Un libro con consejos muuuuy en la línea del Blog, disponible en la Librería Nacional


GUIA PRACTICA PARA VIVIR EN EL INFIERNO
Formato: LIBRO IMPRESO
Autor: AMAYA LEONARDO
Editorial: INTERMEDIO
Tipo Presentación: Libro Impreso
Tipo Formato: Tapa Dura
Número de páginas: 180
Alto: 23.5 cm
Ancho: 15 cm
ISBN: 9789587571745


domingo, 21 de octubre de 2012

Lugares equivocados y tragedias anunciadas

No me da tanta rabia haberme equivocado, sino que me lo habían dicho cincuenta cabrones.
AA, Bogotá.
Bueno, primero los errores podemos convertirlos en oportunidades (excepto que te mueras, claro, pero no estamos hablando de ese nivel de errores). Además, siempre cometeremos errores. Forma parte de condición humana.
Ahora, los problemas no son para sufrir, sino para buscar soluciones. Si te lo advirtieron todos tus amigos, no hay nada que hacer: ya pasó. Peeeero, revisa si no tienes un problema de "oído". La primera vez que metes la pata en un hueco es un error, pero la segunda vez que caes en el mismo hueco, es una decisión. Una elección tonta, pero elección finalmente.
Sin embargo, perdemos tiempo culpándonos y revolcándonos en el pasado. Por supuesto, si tienes una extraña perversión que te hace experimentar placer con la culpabilidad, adelante. Los demás, podemos concentrarnos más en aprender de las metidas de pata y ponernos a trabajar en corregir las consecuencias que nos dejaron o aprender de ellas.
No hace falta que sean los grandes errores. Bien sirven toda esa cantidad ingente de pequeñas tonterías que nos hacen la vida imposible sin matarnos. Finalmente, así crecemos: un poco cada día.
racionalemotivo.blogspot.com.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Solas y solos: la trampa de la necesidad

Desear algo, quererlo apasionadamente no se hace una necesidad. 
Los seres humanos somos intencionales. Buscamos cosas. Nos colocamos metas. Si ellas, nuestro día a día tiene un rumbo torpe y con frecuencia nuestros actos son titubeantes. Esto lo sabemos desde Aristóteles (Libro de la Ética, II). El filósofo griego remarcaba que esa búsqueda se orienta a nuestros talentos, a aquellos rasgos de nuestra vida que podemos desarrollar para ser mejores.
Esa búsqueda reclama, además de la intención, emociones apropiadas, paciencia en los múltiples pasos que reclaman nuestras metas más elaboradas y altas, y una significativa dosis de tolerancia a la frustración. Sin estas habilidades, nuestro recorrido vital se hace perturbador y con frecuencia tomamos decisiones que nos alejan de nuestra meta.
En la vida real, lo más frecuente es que el camino más corto entre dos puntos sea una curva. No es frecuente que logremos de forma lineal y recta nuestros propósitos. En frecuentes ocasiones debemos tomar "curvas", incluso retroceder para cambiar de camino cuando el que hemos tomado no ha resultado adecuado.
Aquí entra e juego de la tolerancia a la frustración: las decisiones importantes raramente se toman con todos los datos necesarios para que la elección sea perfecta. Así que muchas veces, es una "apuesta calculada": algunos elementos de información básica y entonces asumir el riesgo.
Estas habilidades requieren en muchas ocasiones que evitemos las trampas de nuestras sobredemandas.
Querer mucho algo no lo hace necesario. No lo convierte en indispensable. Soy yo quien acepta que es "vital" y sin eso "no soy feliz". Aceptar estas ideas nos dificultan mucho controlar nuestras emociones, nos desespera y frustra cuando no lo logramos rápidamente o de forma fácil en oportunidades nos lleva a renunciar antes de tiempo o empeñarnos en permanecer en un entorno difícil o poco productivo. Es decir, finalmente, nos dificulta lograr nuestras metas.
Hay una trampa adicional: asumir algo como "indispensable" para nuestra felicidad genera que la aplacemos. Tiene mucho de una visión del "todo o nada" O tengo esto que quiero para ser plenamente feliz o no soy nada feliz. Realmente, lo ideal es que seamos ya felices mientras buscamos lo que nos haría más feliz en nuestros cálculos o en nuestras metas.
La realidad es que, además, en la vida no podemos conseguir todo y al mismo tiempo. Por lo menos, es poco probable. Nuestro día a día contiene con frecuencia decepciones pequeñas y grandes, problemas de distinto tamaño y riesgo. Pero, también contiene pequeñas y grandes ocasiones para ser felices.
Nuestro sistema límbico -una parte muy importante y activa de nuestro cerebro- está encargado de mostrarnos los riesgos, así que tendemos de cierta forma a resaltar las amenazas y los momentos complejos en el día a día. De una forma automática los exageramos. En ocasiones es útil, y en otras, perjudicial. Para eso tenemos la corteza cerebral, donde reside nuestra razón: allí ponderamos si esa alarma es importante o es simplemente se "activó" sin un motivo suficientemente importante. Y en todo caso, sufrir no es una estrategia. Una vez revisada la "alarma", ponerse manos a la obra en las pequeñas cosas que HOY pueden cambiar tu mañana es mucho más eficaz que sentarte a sufrir y esperar que el mundo cambie para hacerte feliz, que es poco probable. Tomar el timón de la propia vida, aprovechando la fiesta que siempre hay en un rincón del barco.
racionalemotivo.blogspot.com


domingo, 23 de septiembre de 2012

Un día a la vez

Lo real es el día. El pasado es historia, y el futuro existe en nuestra mente. Vivir el presente va más allá de una estrategia: es la realidad.
Con mucha frecuencia nos torturamos por aquellos aspectos de nuestra vida pasada que juzgamos equivocados. Entre estos temas, en ocasiones nos tortura el tiempo que no dedicamos a las personas significativas de nuestra vida o incluso a nosotros mismos. Un paso adelante en esta tortura con poco sentido es condenarnos a nosotros mismos, juzgarnos globalmente por decisiones que no podemos cambiar. Una buena parte de esta tendencia disfunción al proviene de formas culpabilizantes de nuestro modo de comprender la religiosidad.
El futuro nos hace sufrir porque con frecuencia predecimos eventos terribles que serían consecuencia de nuestras faltas, el "justo castigo" por nuestros errores. Evidentemente nuestros acos de hoy aumentas las posibilidades de consecuencias específicas en nuestro futuro. Pero, sufrir por eso no cambia el resultado. Lo que cambia nuestro destino es lo que hagamos ahora, lo que cambiemos hoy en nuestra conducta.
La enfermedad de una persona significativa nos recuerda que los tenemos por un tiempo limitado. Nos puede servir para tener muy presente que cada momento es único y el tiempo que estamos con esas personas es siempre limitado. No sabemos cuando ni cuanto tiempo los tenemos, pero tenemos claro que tienen un límite.
La consecuencia es lógica, pero no por eso fácil de tomar: aprovechar cada día, cada momento. Al menos una llamada, tiempo para tomarte un café con calma, para sostener una breve conversación,  así un día y otro: pequeños recuerdos que son como tesoros discretos. Y si llega la enfermedad, dedicarte a sufrir por lo que no hiciste o preocuparte por lo que pueda pasar, que o puedes controlar, no tiene mucho sentido. Dedícate tiempo a gozar esa persona, a construir recuerdos valiosos. Es lo que tienes. Y ya es mucho.m
Racionalemotivo.blogspot.com / Leonardo Amaya

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuando la enfermedad toca a la puerta - 1

Las enfermedades del alma son mucho más peligrosas y numerosas que las enfermedades del cuerpo. 
-Cicerón
Muchos de nosotros pasaremos por la situación de acompañar a una persona enferma, incluso a algunos cuyas enfermedades son incapacitantes o implican un riesgo grave para la vida. En algunas ocasiones, seremos la única persona con un poco de cordura alrededor de ella o él.
Cuidar o apoyar a alguien en una situación de fragilidad puede ser un infierno o una maravillosa oportunidad. Depende de nosotros. Que sea una ocasión maravillosa no implica que no sea costosa. Nos costará esfuerzo, nos reclamará nuestra fuerza emocional y seguramente pasaremos por momentos particularmente costosos.
Al acompañar a una persona enferma con alguna gravedad nos sirve ser conscientes de algunas de las ideas que son perturbadoras en algún grado para todos nosotros:

  • El miedo a la extinción personal, a la muerte y lo que la muerte implica. Este campo es muy significativo y duro para cualquiera. Hoy no hablaré del caso de las personas que están en una situación terminal, en la que este temor es una realidad es el futuro cercano de la evolución de su enfermedad, sino de aquellos que la enfermedad les trae a la mente con frecuencia esa real posibilidad. Todos vivimos con esta incertidumbre pero en un entorno de una enfermedad seria, aunque no sea mortal, estas ideas suelen emerger y causar ansiedad. 
  • El temor a la pérdida de la independencia. Usualmente valoramos mucho nuestra capacidad de gestionar nuestra vida por nosotros mismos. No sólo sufrimos por la pérdida de esta posibilidad, sino también del riesgo de necesitar ayuda en temas elementales y muy personales: limpiarnos, comer por nosotros mismos, etc. 
  • También la ira se hace presente. Con frecuencia, porque nos cuesta aceptar que no hay una "culpa" ni un "culpable". Está presente el "porqué a mí" y una cierta molestia con el mundo, el destino, lo que quieras. Y como la fortuna no está presente, las explosiones de molestia estallan contra las personas que están más cerca.
  • En ocasiones, aparecen ideas sobre el sin-sentido de la situación o de la propia vida. Pensar que no hay razón para continuar la batalla o incluso la vida que se lleva con algunas limitaciones (en este campo, recomiendo vivamente los textos de un conocido psico-oncólogo logoterapéuta: Harald Mori y otra notable logoterapéuta, Olga Lehmann). 
Si el cuidador se pone en el lugar de la persona sufriente que tiene delante y busca entener en la medida en que sea posible sus miedos, puede resultarle más comprensible las reacciones que hacen más compleja la situación. Entender. Comprender. Y aceptar esas reacciones como lo que son, reflejo de nuestros temores y demandas.

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martes, 4 de septiembre de 2012

Consejitos sociales durante el blower

Si no eres tú, quién. Si no es ahora, cuando. Si no es allí, dónde.Cultura popular
En ocasiones caemos en cuenta de nuestra práctica social y podemos descubrir que es limitada. Que no nos sirve. Que estamos nadando y pescando en una pecera. Ya sabemos que no es una buena práctica, porque nos hace dependientes de pocas personas e incluso un poco pesados, porque nos repetimos mucho.
Crecer en nuestra vida social es como aprender a patinar. A punta de estrellones y de dejar piel en el pavimento. Así de simple. Y como es simple, podemos trabajarle a pocas reglas muy útiles. Te las cuento:

  • La respuesta es sí. 
  • La pregunta es como. 
  • Ya hay plan y tiene hora. 
  • Yo voy. Si quieres, te pegas. 
La respuesta es sí. 
Después organizas la cocina. Después acabas ese trabajo (finalmente ya está retrasado). Luego lavas la cocina. Apúntate al plan. Si finalmente es malo, siempre te puedes ir a un bar y rematar por tu cuenta. 
La pregunta es cómo
Puedes organizar el horario. Puedes cambiar el sitio. Puedes poner algunas condiciones. Finalmente, puedes hacer lo que te de la gana. Organiza las cosas para que sea posible. 
Ya hay plan y tiene hora. 
Si propones algo, tenlo claro y dilo claro: tal día, a tal hora. Y este es el plan. Se oyen propuestas sobre los detalles, pero esta es la propuesta. 
Yo voy. Si quieres, te pegas. 
No dependas de las personas para divertirte. Si quieres ir a cine, organizas película y hora. Si vas a una exposición, igual. Y te vas por tu cuenta. Si estás dispuesta o dispuesto a eso, será menos tensionante planear cosas. Y nadie se ha muerto por irse sólo a cine. Y si es a un bar, siempre hay un vago que se pega. ten una lista amplia. Para eso, el último consejo: pesca fuera de la pecera.

Leonardo. Racionalemotivo.blogspot.com




domingo, 2 de septiembre de 2012

Terrorcitos tontos


Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo. - Publio Siro
De escritor latino (también conocido como Publilio, mira tu...) sólo se conservan su obra "Sententia" y una serie de máximas morales. Citas, mejor dicho. Pasó por todo género de aventuras, hecho esclavo, liberado por su talento, etc. 
Pues Publio nos advierte algo bastanta claro: el miedo no es una estrategia para crecer ni para vencer. Sin embargo, con frecuencia titubeamos en nuestras decisiones porque tememos equivocarnos, nos aterrorizan las consecuencias de nuestros errores, etc. 
Obviamente es mejor no equivocarnos. Y que cuando nos equivoquemos, que es inevitable, las consecuencias no sean catastróficas. Pero, nos equivocaremos. Es característicamente humano el error. No hay cómo escapar de eso. 
Además, muchas veces lo que llamamos equivocaciones es simplemente la consecuencia de tomar una decisión entre dos salidas posibles. Raramente tendremos el control total de lo que elegimos, y otras veces, seleccionaremos una opción entre varias posibles, todas ellas muy parecidas. Muy pocas veces tendremos la oportunidad de seleccionar entre una cosa horrible horrorosa y otra bella buenísima. 
En cambio, aplazar más allá de lo recomendable una decisión es un error en sí mismo. Tú mismo puedes verlo en tu experiencia: esa relación que debiste terminar antes, y te costó un buen precio aplazar el reto; ese trabajo que puliste y puliste hasta que no cumpliste la meta, y así, hasta el infinito y más allá. Esto es lo que hay: decidir entre dos opciones imperfectas e incontrolables. Lo cotidiano. 

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sábado, 11 de agosto de 2012

Princesas y princesitas

Una corta fábula: 
"Y la princesa besó tantos sapos que finalmente se convirtió en zorra". Fin. 
La vida afectiva es siempre un reto. Y como muchos retos, está lleno de pruebas y errores. Como los exámenes en la universidad. 
Hay dos trucos fáciles para no complicarse la vida: Saber que no hay respuestas correctas ni parejas correctas: hay personas reales que tienen defectos y también aspectos buenos. Y que incluso con los mejores ingredientes, en ocasiones la receta no sale. Y toca volver a empezar. 
Con frecuencia ocurre que en aras de encontrar la correcta, te dedicas a perder tiempo con las que consideras equivocadas. Y ni una, ni otra: todas son correctas o todas son equivocadas. Evidentemente, hay relaciones que no van a funcionar por que se llega al conflicto de los no-negociables. Si ves que esa persona no está de acuerdo con tus no negociables... no pierdas el tiempo. Raramente va a cambiar. Con mucha dificultad, y con mucho tiempo y sufrimiento de por medio. O aclaras tus no negociables, o cambias el negociador. 
En otras oportunidades, no están de acuerdo en lo que tienen. Cada uno maneja metas muy diversas para la relación. O ambos están de acuerdo en que es una relación para ver que pasa, o ambos están pensando claramente en el matrimonio, el perro, los niños, etc. Claro, a lo mejor está como posibilidad en las ideas de alguno. Pues es el momento de dedicarle tiempo a aclararse antes de aclararlo al otro. ¿Está prohibido decirlo? No. Pero, suele terminar mal. Es como las loterías: sabes que lo más probable con mucha diferencia es que no ganes, pero aún así lo compras. ¿Te das cuenta de lo poco lógico del asunto? Es una apuesta, sólo que mucho más cara. 
Leonardo Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com

lunes, 30 de julio de 2012

Convirtiéndote en un caos emocional

La vida es lo que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes.
- John Lennon
Podemos pasarnos una buena parte de nuestra vida en dos fases de sufrimiento: la búsqueda de la pareja ideal, y aguantándonos la pareja ideal. En ocasiones, asumimos la vida relacional con un cierto fatalismo y hacemos de una experiencia que debería ser feliz un conjunto bastante tremendo de malestares y disputas.
Con frecuencia le pedimos a la realidad y a las personas metas y logros que son bastante difíciles en el mundo actual y las personas de nuestro alrededor.
Primero, una cosa clara: puedes estar solo y ser feliz. La mejor compañía puedes ser muchas veces tú mismo y un cierto número de buenos amigos. Entre otras razones, porque lo mejor es ser feliz con lo que hay, por que esa es tu vida real. Y si lo real en tu vida es que ahora no hay nadie "especial", pues a divertirte con libertad, a salir a la calle, a consentirte en lo que te gusta, a explorar tus aficiones y gustos sin que nadie les ponga límites ni te toque combinarlo con la usualmente lamentable experiencia de los domingos familiares (sabes de lo que te estoy hablando, esos planes jartísimos y largos con la jartísima familia de tu pareja).
En ocasiones nos frena una idea que no tiene ninguna prueba: "no tengo fuerzas para ser feliz sin nadie especial a mi lado" y textos similares de telenovela mexicana / venezolana / colombiana. Pues un punto claro: no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte no es la única opción.
Pero, estar disponible es eso: estás en el mercado. Y, hay que salir a ver qué pasa. Y aquí, suele surgir otro grupo de ideas bastante tremendistas: "tengo miedo de sufrir otra vez". ¡Por Dios! ¡Salte ya de esa telenovela! En la vida, todo tiene algún pequeño costo. Tener una relación implica el riesgo de romperla y de experimentar un poco de dolor. Eso es lo que pasa en el mundo real. Pero, es un dolor soportable, no se trata de una amputación sin anestesia. Ni siquiera de un parto natural. Lógicamente, si nos encerramos en casa a llorar nuestra desgracia, pues percibiremos una vida con poco sentido. Si vas a llorar, que sea en la calle rodeado de buenos amigos y acompañado de una buena botella de Old Parr. Así hemos manejado por siglos los problemas afectivos y nos ha ido bastante bien.
Y si el personaje / personaja aparece, pues a ponerte en el mundo real: tendrás que establecer negociaciones, porque la luna de miel en la que no percibes los defectos... no aguanta mucho más de una semana. Ya lo sabes.
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sábado, 21 de julio de 2012

la insoportable gentecita insoportable

Cuanto más conozco a los hombres, más me gusta mi perro.
Diógenes de Sínope (412 - 323 aC)
Hay algunas verdades muy difíciles de tolerar. Por ejemplo, la realidad de tener un tracto digestivo, cuyo final conocemos. Incluso la frustración de no poder bebernos todo el Martini o los Mojitos que consideramos necesarios para mantener la cordura. Pero, aún con lo terrible que es esto, hay una realidad cotidiana que nos genera consecuencias inmediatas: cada uno de nosotros es una gentecita insoportable para alguien.
El que nosotros seamos más pesados que una vaca llevada en brazos no hace que nos resulte más fácil tolerar a los demás algunas veces. Pero, objetivamente, depende de nosotros. Si. Duro saberlo, pero sí. Porque es muy infrecuente que una persona sea universalmente inmamable. Lo más frecuente es que alguien los soporte. Incluso nosotros algunos días. Eso quiere decir que... no son ellos necesariamente, sino algunos de sus rasgos que entran en colisión con nuestras sobre-demandas. Esperamos que todo el mundo sea como a nosotros se nos da la gana, hagan las cosas como a nosotros se nos dan la gana, y además sonriendo. El problema es que estas condiciones no se cumplen casi nunca, o salen muy caras.
Por supuesto que somos libre para detestar a quien queramos. El riesgo es que sufrimos y nos perdemos los buenos ratos de las malas personas, porque no tengo el gusto de conocer a nadie que no tenga sus malos ratos. Tu y yo, que nos solemos creer mejores que los demás, ya lo sabes: tampoco. La vida sufriendo por los otros no es fácil. 
¿Un truco fácil? Ponle atención a las ideas que te pasan por la cabeza cuando estás elaborando un complejo plan homicida ante esa persona que al parecer te ha consumido el último recurso de control mental. Casi siempre te tropezarás con los "debería". "Él debería ser así". Y bueno, que le vamos a hacer, es una idea loca. Primero, es poco probable que nos guste todo lo que hacen los demás. Segundo, sufrir no es una estratégia para lograr esa meta. Y tercero... pues esa persona tiene derecho a ser como se le da la gana. El mismo derecho que tienes tú. Por último... pues muchas veces puedes largarte o restringir el tiempo en el tiempo que pasas con esa persona. Sin embargo, algunos puntos pueden ser mejor: 1) Interésate por los temas que tienen en común, y evita los que tienen diferencias. 2) No acudas a los momentos en que esa persona hace cosas que para tí son intolerables, por ejemplo, estas personitas que comen como cerditos a mí me ponen a mil. Así que evito comer con ellos, y ya. El resto del tiempo son gente maravillosamente mediocre, como yo mismo. 3) Ejercítate en la libertad. Léete los derechos del hombre, y verás que posiblemente te quieres saltar algunos... 4) Concéntrate en las cosas buenas de ese personaje. En muchas ocasiones, compensa los malos. Y 5) No "entres al trapo". Si hay un tema de conflicto, o lo enfrentas en el mejor ambiente, o lo entierras. Ya sabes: el objetivo de la vida es ser feliz, o por lo menos, estar tranquilo, que es una forma bastante accesible de felicidad. Allí quedamos!
racionalemotivo.blogspot.com - Leonardo Amaya

viernes, 13 de julio de 2012

Una de Emperadores

La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella 
Marcus Aelius Aurelius Antoninus 
Nuestro querido emperador Marco Aurelio era seguidor de los Estoicos. Él mismo podría afirmársele así, incluso con una pequeña y perseverante tendencia a ser notablemente cruel cuando las circunstancias lo ameritaban, y en su trabajo de Emperador del Imperio Romano, no dejaban de presentarsele oportunidades. Pero, más allá de estos rasgos un poco firmes, era reconocido como un sabio.
Pues eso. Podemos oírle un poco: nuestra vida, la experiencia de nuestra vida está relacionada al modo como la pensamos. Luego, lo ha dicho hasta el gato. (bueno, antes que él lo dijo Epicteto, pero me parece que es menos famoso). Yo mismo lo digo a cada rato, así que imagínate lo popular que es la idea.
Lo podemos experimentar cada día, por el simple hecho que ante la misma circunstancia, diversas personas reaccionan de maneras diversas, incluso uno mismo, en diversos momento vitales, una contrariedad no nos afecta, y en otros, la misma contrariedad nos convierte en un manojo de nervios y unas bombas de perturbación emocional. Además, tenemos evidencias de personas que sobrellevan problemas realmente complejos. Así que eso, la telenovela loca que te vives en varios episodios diarios no dependen del cabrón / cabrona de turno, sino del modo como evalúas la relación perturbada en que te has metido. Esa es la tarea: darte cuenta que eres tú solito, en tu cabeza, quien puedes amplificar o serenar la reacción a eventos que sí, pueden ser difíciles, algunos incluso muy complejos, pero son... tu vida. Eso es. Mientras la cambias, pues por lo menos no sufrirla demasiado. Y hoy es viernes, así que un Old Parr en honor a nuestro sistema límbico!
Leonardo Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com

jueves, 5 de julio de 2012

Quiebras emocionales y cosas por el estilo

Las tarjetas de crédito son como algunas relaciones: tienes la ilusión de que la compra es fácil y luego te llegan cuentas impagables durante meses.
(Efluvio filosófico etílico)
Las tarjetas de crédito son ilusiones peligrosas, como algunas relaciones. Compras rápido algo que consideras indispensable y luego descubres que, además de inútil es una compra cara: así te quedas con algo metido en el fondo del armario mientras puntualmente te llegan las cartas de amor del banco.
Con frecuencia, esto ocurre porque no hemos sido realistas en la balanza: de un lado, la necesidad real de ese objeto y del otro el precio. ¿estás dispuesto a pagar eso por esta cosita? Pues en las relaciones pasa también. No somos cuidadosos para saber, primero, qué queremos. Que cosa estamos buscando, de verdad, en esa relación.  De vez en cuando nos sorprendemos buscando cosas que... siemplemente no están allí. No vienen en ese paquete. Quieres una relación seria, y te metes con una payasa o un bufón. Quieres una relación ligera, y te enredas con una neurótica con plan de millas en la clínica psiquiátrica o con un tipo tan complicado, tan complicado... que viene con instrucciones.
Otras veces, queremos cosas contradictorias: quiero estar con esa persona, pero también quiero defender mi orgullo, que en mi mente loca significa esperar que ella o él caigan rendidos a mis pies sin hacer ningún esfuerzo. Pues no, con frecuencia o toca humillarse un poquito -mientras inviertes en el negocio a ver si sale- o toca bajarse las espectativas y quedarse con la promoción del mes.
Y otras veces... no somos nada realistas. Una relación cuesta. Incluso dinero. Pero siempre, tiempo, una pequeña apuesta emocional, aguantarse algún ataque cercano a la psicosis. Una pequeña variadad de manias envueltas en una primorosa cajita. Eso es lo real.
Por supuesto puedes esperar a que aparezca el hombre o mujer de tus sueños sin hacer nada. Claro que puede pasar, en Disneyland o peor aún, en Epcot Center. En la vida real, un poco menos frecuente.
Así que, algunos consejitos de peluquería:
Pregúntate en serio, qué diablos es lo que quieres. Que estás buscando.
Coloca el P&G emocional, y analiza cuánto vas a invertir en el personaje o personaja de turno.
Sácale tiempo a quererte, como profilaxis emocional. Si entregas tu vida y planes completamente a alguien puede ser muy bonito para una película con Zac Efron, pero poco funcional para ser emocionalmente independiente.
Prepara un acopio de tranquilidad debajo del colchón, porque hay mucho principe que es sapo y mucha princesa que es bruja, así que siempre es una apuesta.
Y ¡a la calle!... dejándo la tarjeta de crédito platino guardada en casa.

L. Amaya - racionalemotivo.blogspot.com






martes, 26 de junio de 2012

Odio a primera vista

No creo a las primeras impresiones, porque las mías siempre son terribles. Si el mundo fuera como lo veo en la primera impresión, sería espantoso.
Yo mismo. 
Con frecuencia tenemos prevenciones sobre las personas. Bueno, tu no quizá, pero yo muchas: estamos llenos de prejuicios, y uno de los más riesgosos es el suponernos objetivos en nuestros juicios sobre los demás. Evidentemente hay bastante cabroncete por allí suelto. De hecho, es probable que tanto tú como yo seamos bastante cabroncitos de vez en cuando. Nos pasa lo mismo que a todos, estamos tratando de vivir nuestra vida, en medio de las pequeñas tragedias cotidianas. 
Al menos por eso, podemos darle la oportunidad a muchas personas, que una "segunda mirada" generalmente no defrauda. Muchos de mis mejores amigos y amigas son personas que me parecieron detestables la primera vez. Yo también le he parecido detestable a mucha gente (y vas a ver, y no les faltan motivos). 
Pero, la razón más fuerte es práctica: no parece muy funcional perder la oportunidad de encontrarte con 10 personas geniales e increíbles sólo por evitar al cabroncete que estará mezclado en medio del grupo. 


L. Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com

jueves, 21 de junio de 2012

Des-envenenándote

Si te dan ganas de hacer algo bueno, ¡no te las aguantes!
En ocasiones te puedes encontrar en situaciones difíciles generadas por otras personas. Incluso verdaderas cabronadas, actos irresponsables o errores que te generan problemas a tí mismo. Es decir, no estamos hablando de las veces en que tú evalúas mal una situación, sino aquellas en las que realmente te han generado un problema, incluso aunque sea no intencionado.
Algunas de esas ocasiones, quizá las más problemáticas, puede que influyan en que vayamos convirtiéndonos en personas más desconfiadas, menos dispuestas a escuchar los problemas de los demás y comprometerse en ayudar. Las experiencias de decepciones y complicaciones van poco a poco conduciendo a un cierto desencanto por las demás personas.
No estamos obligados a ayudar a nadie. Pero, un mundo donde no nos damos la mano sería bastante difícil de tolerar. Tampoco ayuda para crecer como personas el pasar de largo ante un problema de otro ser humano. Lógicamente, es bueno poner medios para no colocarnos en riesgo o para que esos problemas de otros nos arrastren. Parece lo mejor colaborar siempre de forma defensiva, sin ponernos en riesgos. No siempre será posible: con frecuencia hay un precio, un poco de incomodidad, complicaciones que no se presentarían si hubieses pasado de largo... También amenazas internas, como esa insidiosa tendencia a esperar agradecimiento (suele ser venenoso esperar cosas de ese tipo).
No estamos obligados... pero nos da la oportunidad de controlar nuestras pequeñas miserias, nuestros egoísmos.
Si nos decidimos a hacerlo, entonces prepárate para:

  • Percibir como algunas veces las personas a las que ayudas no reconocen tu esfuerzo e incluso te "complican" la vida. ¡Maravilloso! es la oportunidad de confirmar que apoyas gratis, que es tu contribución a construir un mundo mejor y mejorar tú mismo, también en medio de tus propias fragilidades y tonterías. 
  • Batallar contigo mismo, controlando esa tendencia a esperar que te agradezcan, a pensar que es "justo" que te reconozcan tu esfuerzo. Si no manejas este aspecto, será un simple intercambio comercial de favores, un "doy para que me des". Pones en riesgo la posibilidad de crecer. 
  • Mantener a raya la tentación de "adoptar" al personaje disfuncional. Ayudar a las personas es también contribuir para que crezcan y sean capaces de manejar sus propios problemas. Prepárate para que incluso alguien te llegue a acusar porque no "haces todo lo que puedes". 
  • Gestionar la tentación de convertirte en el "impartidor de lecciones". Si damos nuestra mano gratis, eso no nos autoriza para que demos leccioncitas de vida y convertirnos en una especie de control moral de los demás. Los consejos no pedidos suelen ser bastante poco eficaces, además de frecuentemente molestos. ¿Te acuerdas de "ayúdame menos"?
  • Establece límites. Ayudar ya es generoso. Pero, la generosidad comienza por casa. Primero tú. 
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Elogio a la Imperfección

La imperfección de nuestras realizaciones se compadece mejor con la imperfecta naturaleza humana que la perfección.
Rita Levi-Montalcini (Premio Nobel de Medicina)
La muy admirable y destacada científica italiana, quien aún sigue trabajando continuamente a sus más de 100 años nos ofrece esta frase tan animante. [recomiendo vivamente su interesante autobiografía "Elogio de la Imperfección"].
Evidentemente quien nos dice esto es una persona que podríamos suponer no afectada por el gen de la imperfección, de la falibilidad. Y mira tú, precisamente ella, que además debió superar el reto cultural de "las mujeres no son para la ciencia".
Animante por dos motivos: para que tú mismo aceptes la realidad, cometemos errores y tenemos límites... y para que aceptes que los demás tienen los suyos. A mí con frecuencia me pasan por la cabeza ideas homicidas estructuradas cuando alguien demuestra sus límites... y se me pasa a los cinco segundos, cuando recuerdo que él como yo... tenemos derecho a equivocarnos y de hecho, no podemos evitarlo siempre. Lo que toca trabajar luego es pensar en las soluciones, en vez de concentrarnos en castigar culpables, que es bastante poco útil. Ni tú ni los otros. A buscar soluciones!
Leonardo - Racionalemotivo.blogspot.com

martes, 19 de junio de 2012

Ira loca y esas cosas

Una persona es tan grande como lo sean las cosas que le hacen enfurecer
Winston Churchill
Realmente, cuando algo nos pone furiosos poco nos importa si somos grandes o no. De hecho, y con el perdón de Wins, la preocupación por ser grande o no suele ser infrecuente en las batallas cotidianas.
Pero, bien leído tiene razón.  Podemos amargar nuestra existencia cuando bajamos el umbral de las situaciones que nos indignan. No creo que sea el ideal humano la imperturbabilidad, esa capacidad para mantenernos hieráticos ante casi todo. Se trata de "no pasarnos de rosca", armando una trifulca cuando basta con una queja al servicio de maltrato al cliente (atención al cliente, creo que le dicen), ni tomar decisiones tontas por "sacarnos el clavo". Es decir, no sufrir y no hacer pendejadas. De eso se trata.
Claro, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero, veamos algunos consejitos de peluquería:

  1. No olvidar que la ira suele provenir de una sobredemanda: esperar que el mundo y las personas sean y se comporten como se nos da la gana. Eso no es realista: las personas tienen otras ocupaciones distintas a pensar en tí. Y además, raramente logramos que hagan lo que queremos con una pataleta. La mejor manipulación es fría. Finalmente, aceptar la realidad te sirve para no ponerla peor.
  2. Tu pareja / romance / entuque / ninguna de las anteriores / todas las anteriores, suele tener sus propias preocupaciones, tanto o más idiotas que las tuyas y las mías. Así que suele estar muy ocupado en sus propias cavilaciones y dramitas como para ponerle atención a tu telenovela sobre-demandante. La mejor solución: dedícate a tí, cuídate, atiéndete. Así no dependerás de otro para lo que tiene más interés en tu vida: tu propia felicidad.
  3. Otra ocupación mejor para el cerebro es concentrarse en las soluciones en vez de sumergirte en la ira santa. ¿Que puedo hacer para lograr lo que me propongo? Claro, debes tener claro que es lo que realmente quieres... a lo mejor lo que quieres es que esa persona te ponga más atención y utilizas la forma más disfuncional: comportarte como una loca o un sicótico. Pues mira... a largo plazo, no sirve... Ya lo has experimentado seguramente. 
  4. Mucho más de fondo es repetirte hasta que te quede claro que... la gente tiene derecho a ser como es. Y, finalmente ganas más aceptándolo así. 
  5. Si finalmente no te aguantas a una persona específica, pues sácala de tu órbita. No me parece muy recomendable, sin embargo... pierdes la oportunidad de aprender a manejar las frustraciones o de incluso, verla cambiar. O... cambiar tú mismo y aprender que pelear... no factura. 
racionalemotivo.blogspot.com


miércoles, 13 de junio de 2012

Romances homicidas

Yo tengo ideas homicidas relativamente estructuradas todos los días. Después me calmo, y me doy cuenta que estaba exagerando un poco y olvidando que todos somos un poco cabrones de vez en cuando. Y otras veces, no las llevo a cabo simplemente porque es muy complicado deshacerse limpiamente de un cadáver. 
Efluvio filosófico etílico.
Todos nos hemos sentido víctimas de vez en cuando. La mayor parte de las veces, victimitas, de pequeños crímenes. En nuestras relaciones sociales y profesionales, experimentamos conductas verdaderamente cabronas de otras personas. La mayor parte de las veces, esas conductas no son más que la expresión de una realidad: que somos imperfectos y nos falta tacto para hacer las cabronadas: se pueden hacer de formas más funcionales. Otras veces, simplemente es la imposibilidad de llegar a un acuerdo. Otras, porque no logramos poner de acuerdo las demandas de dos egoísmos, el de cada uno de nosotros con la otra persona.
Si nos vamos a lo práctico, el problema esencial es que el mundo no puede ser siempre como a nosotros se nos da la gana. Las demás personas tienen vida y tienen sus prioridades, que raramente son hacer por nosotros todo lo que a nosotros se nos da la gana. Y claro, no nos gusta. Así de duro es. Esa persona no vive para tí. Tiene otras cosas que hacer. Incluso le pueden dar ganas de no salir de la casa y quedarse viendo televisión sin bañarse en vez de organizar la tarde para hacerte a tí la vida divertida plenamente, en un holocausto personal sin límite.
Lógico, nuestra cultura está llena de ideas sobre demandantes y profundamente tóxicas. En estos días alguien me decía que la esencia del amor era la dependencia del otro... Mmm a mí me parece más bien la esencia del 70% de los que necesitan psicoterapia, si no más. Claro, es que hemos visto muchas telenovelas. Perdónenme por romperles la magia: las telenovelas no son reales. Son actores, con frecuencia egoístas, pantalleros y con una que otra adicción. Les pagan por mentir de forma realista. ¿Ustedes creen de verdad que hay colegios como los de High School Musical? Tampoco parece que existe Godzilla. La vida es mucho más plana y sencilla. Te haces el viaje espectacular y mágico, y luego te tienes que embutir en el avión lleno de turistas y niños gritones.
Las relaciones son una batalla tras otra hasta llegar a acuerdos. Hay que intentar que esos acuerdos se produzcan antes del 50 aniversario. Y para eso, o te casas con una persona que esté completa y psicóticamente centrada en tí o te pones en mangas de camisa y te dispones a llegar a acuerdos básicos, que implican ceder una vez tú y otra vez el otro. Un buen entrenamiento es la pareja que tengas ahora. De verdad que es más bacano estar con alguien sin tanto rollo y tanta pelea. Si la cosa está muy complicada, pues un buen comienzo puede ser ir a terapia de pareja. No tiene mucho sentido acudir a psicoterapia cuando estás a quince días de buscar el divorcio o una motosierra para deshacerte del cadáver.
L Amaya - Racionaemotivo.blogspot.com

martes, 12 de junio de 2012

Relaciones Tóxicas

Mejor responsables que culpables...
Con frecuencia, nos ponemos en la penosa tarea de amargarnos la existencia al evaluar nuestra relación -o nuestra ausencia de relación-. Es una trampa eficaz, frecuente y muy poco útil. Lo único que suele producir es sentimientos bastante tóxicos y auto-depreciación. Sacamos la lista de los "porqué" y la usamos para estrangularnos. Y nada más. Sufrir.
Es un poco cutre, pero esto es muy parecido a lo que pasa en las organizaciones. Buscamos un culpable, lo hacemos sentir fatal, y nada más. No emprendemos nada después del castigo, por lo demás, frecuentemente inútil.
La experiencia muestra que es bueno aprender del pasado. En ocasiones, los aprendizajes no son fáciles de ejecutar, pero con frecuencia, sí. Basta que tomes la lista de los "errores", la conviertas en la lista de "aprendizajes" y hagas otra lista funcional: que voy a hacer HOY para que eso cambie.
Y el pasado? Para la memoria y la biografía de facebook si acaso. Lo que importa es... hoy.
racionalemotivo.blogspot.com

sábado, 9 de junio de 2012

Amigos y Perros

The better I get to know men, the more I find myself loving dogs. - Charles de Gaulle
A friend is a gift you give yourself. - Robert Louis Stevenson
Dos frases que parecen contradictorias, pero pensándolo con calma, son como dos caras de la misma moneda. El presidente francés nos cuenta una experiencia por la que todos hemos pasado: descubrir que la gente, y nuestros amigos cercanos también, tienen límites y defectos. Nuestras mascotas -los perros o incluso esas personas que en ocasiones actúan como si fueran mascotas- no tienen eso. Tienen una entrega supina y una actitud tan inteligente como la de una vaca coronada. Predecibles. Y eso es, con frecuencia, muy poco interesante. Los amigos, en cambio, son como uno: hechos de oro y... mierdita. Con actos muy bacanos, y otros, un poco agotadores. Gente que te llama un día y luego se olvida de tu número por meses, pero allí están (evidentemente estoy hablando de los amigos verdaderos). Aprendes de ellos, te enseñan en ocasiones sin querer y otras tú queriendo. Pero siempre, tendrás que aceptar un hecho: son humanos. Se equivocan. Tienen sus propios problemas.
Así que conservar los amigos requiere una inversión emocional. Conservar el perro, cuesta la cuenta del veterinario y la comida. Por supuesto que un perro es muy buena compañía, y claro, muchos saben que su perro es especial, tiene emociones y sabe pilotar un 747. Pero, un ser humano es mucho más. Complejo. Difícil. Con capacidad de enseñar. Y de equivocarse. Así que nos amigos suelen ser un buen complemento para el perro que ya tienes.
Buen momento para plantearte: ¡cño! hace meses que no llamo a ... y... ponte a la tarea.
racionalemotivo.blogspot.com

miércoles, 30 de mayo de 2012

Mirar caquita

Education must, be not only a transmission of culture but also a provider of alternative views of the world and a strengthener of the will to explore them.
-Jerome Bruner
Bruner es un influyente psicólogo, referente clave en psicología cultural, entre otros campos. Y hoy recuerdo este deseo que, lamentablemente no es muy frecuente. Algunos rasgos de nuestra cultura son muy buenos, y otros, una verdadera desgracia. No pocas veces nos enfrascamos en visiones limitadas, rígidas y poco funcionales del mundo. Quedamos atrapados allí, además porque nos falta la fuerza para explorar caminos y mundos nuevos.
Evidentemente, un porro o un par de galones de ron Havana Club pueden ofrecer esas visiones -y otras muchas- pero, no duran después de despertarnos en un andén desconocido con una puta vieja aún menos familiar. Así, que recomiendo otras vías (que también pueden ser acompañadas con cantidades funcionales de mojitos).
Así, que consejitos de peluquería para ebrios en potencia:

  1. Tú puedes estar atrapado en ideas muy rígidas sobre cómo son las cosas. Si te funciona, maravilloso. Pero, lo más frecuente es que ideas rígidas conducen a mundos dolorosos y complicados de manejar. Piensa: ¿me sirve este mundo? Si ves que estás perfecto y no tomas decisiones locas, quédate así y listo. Si no... sigue leyendo:
  2. Las reglas generales sobre la vida son usualmente exageraciones basadas en pocas o ninguna evidencia. Mira las evidencias. 
  3. Las ideas superconsolidadas están frecuentemente ligadas a sobre-generalizaciones o a profecías poco fiables. Examina si tienes evidencia de las tragedias que estás pronosticando, o si estás confundiendo "difícil" con "imposible".
  4. Acostúmbrate a mirar también las oportunidades. Mejor aún, comienza por pensar en las oportunidades. Luego, una dosis de realismo es buena, pero eso: realismo, no profecías de catástrofe. Dale la oportunidad al mundo de decepcionarte alguna vez, mientras gozas las muchas en las que te sorprende con cosas buenas y retos interesantes. 
  5. Muchos puntos importantes de nuestra vida cuestan esfuerzo. Bajar dos kilitos no es compatible con comerte un tanque de helado diario, pero piénsate si de vez en cuando te gozas el tanque de helado y luego te vas al gimnasio...
  6. Dale la oportunidad a la gente que te rodea, especialmente a las personas que no hacen las cosas como tú quieres. Muchas veces descubrirás que no son tus enemigos ni personas terribles: simplemente son como tú y como yo: oro y mierdita.  

Un mojito en el honor de todos!
Leonardo Amaya - Racionalemotivo.blogspot.com

miércoles, 16 de mayo de 2012

Y... ¿vale la pena ser insoportable?

Antes de autodiagnosticarte de baja autoestima o depresión, asegúrate de no estar rodeado de gente pelotuda.
- Texto viral en internet
Ser una vieja inmamable o un tipo cabrón tiene consecuencias. Así es la vida. Acabas rodeado de gente con baja energía, a quienes les falta la fuerza para mandarte a la mierda, o peor aún, por personas que se comportan igual que tú en ese tema y forman un agujero negro de maldad y mala leche.
En general, esos ambientes hacen sufrir. Por supuesto, si estás leyendo esto, es probable que no te comportes así tiempo completo: en general, las personas que hacen de ser insoportables su estilo de vida están bastante atrapadas en ese mundo, a través de una tupida red de relaciones disfuncionales. No les queda tiempo para leer tonterías ni cosas serias: están muy ocupadas en cosas más chic.
Así que, tanto tú como yo, sólo somos inmamables y cabrones a ratos. Y eso, nos hemos dado cuenta, tiene sus consecuencias. Si fuera bueno y nos rodeara de gente maravillosa, ¿para qué querer cambiarlo?
Entonces, vamos al tema. En términos muy generales y por tanto inexactos, hay tres caminitos que nos llevan a la mierdita:
- Pensar que nos hace más "elegantes" o "interesantes". 
R/ En general, la gente no es tan idiota. Se esfuerzan, pero no llegan a tanto. Alguno pensará que eres más interesante, que eres una persona importante, pero la mayoría (incluso aquellos pocos que te ven como interesante), se acabarán aburriendo del esplendor apabullante de tu brillo. Y un buen número te guardará un discreto y perseverante deseo de venganza. Cuando te caigas, ya verás.
- Pensar que así te rodearás de gente "chic".
R/ ¿Te acuerdas de tus amigos/as inmamables del colegio? Pues mírales. ¿De verdad vale la pena aguantarse eso para estar con esas personas? Pues les pasará a otros contigo.
- Pensar que "tienes que demostar quién eres".
R/ Si tienes que "hacer evidente" quién eres... pues no sé, no parecería que eso que eres sea tan "auténtico". Ser un auténtico cabrón amargado / bruja insoportable no parece ser una meta de imagen maravillosa.
- Creer que así la gente "hará las cosas como toca". 
R/ Ups... peligroso. La gente es como es, como tú y como yo, llena de defectos, pero también con muchas cosas bacanas. Esa es la realidad. Piénsate si estás viviendo en el mundo real, con gente que es oro y mierdita... Y bueno, siempre puedes intentar mirar más el oro. Es más divertido y menos asqueroso.
Pues nada... el objetivo, como siempre, es ser feliz, con una felicidad realista, pero de larga mirada. Ganar de forma loca una batalla hoy, te puede dificultar ganar guerritas más largas. Está, como siempre, en tus manos. Si se te da la gana.
Leonardo A - racionalemotivo.blogspot.com

lunes, 14 de mayo de 2012

Desatrapatándote

El hombre es un animal inserto en redes de significación que él mismo ha tejido
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Clifford Geertz citando a Max Weber.
Geertz estaba definiendo la cultura. Comencemos por allí. Sigamos con que "desatrapándote" no existe en español, y parece como un trabalenguas: el hombre está atrapado, ¿quién lo desatrapará?, aquél que lo desatrape buen desatrapador será, etc.
Pero vamos a lo que vamos. Nosotros somos responsables del mundo que hemos construído a nuestro alrededor. En ocasiones, ese mundo es bastante disfuncional y nos sirve para dos cosas: sufrir y hacer tonterías. Cada uno seleccionamos activamente juicios sobre nosotros mismos, y armamos una urdimbre con la cual podemos tirar de las cosas jartas de nuestra vida o enredarnos aún más en las trampas de la culpa o decirnos que no somos capaces.
Estamos rodeados de mitos, construidos por nosotros mismos: no soy capaz, no podré cambiar, no pertenezco a ese grupo y por eso me siento como un metido, nunca seré feliz... Leyes generales sobre el universo en las que, con frecuencia, perdemos. Otro personaje decía: no pretendo mostrar cómo los hombres piensan en los mitos, sino como los mitos actúan en la mente de los hombres sin que sean conscientes de ello (Claude Levi-Strauss). Pues eso: estamos llenos de mitos, que nosotros mismos, de forma bastante inconsciente hemos contribuído a construir.
Hay varios caminos para resolver este problemita. Primero, aceptar que operamos por mitos, de los que usualmente no somos conscientes. Segundo, que nosotros los construímos y tercero... que podemos cambiarlos a otros que sean más útiles. Si ya nos pusimos a armarlos para sufrir, porqué no los armamos para ser felices? Lógico, esto puede no ser fácil. En ocasiones, necesitaremos un poco de ayuda, terapia, counseling, mentoring, cannabis. (aunque esto último no lo recomiendo en serio).
Y un camino bueno es seleccionando lecturas que valgan la pena, que no generen culpa y que no nos pongan en mundos ilusorios. Si tus lecturas no ayudan a tu vida, cambia de vida o cambia de lecturas, me parece a mí...
Leonardo A. - Racionalemotivo.blogspot.com

sábado, 5 de mayo de 2012

Cuando el dolor toca a tu puerta

Celebrando la vida de alguien que ya no nos acompaña
La vida de personas que son valiosas para nosotros termina en algún momento, como terminará la nuestra. Algunos incluso hemos pasado por una situación vital que, aunque seguimos aquí, nos ha recordado la fragilidad de la existencia.
Ambas experiencias -la muerte de alguien cercano, o la propia experiencia- nos puede ser muy útil para recordar que lo único que tenemos entre manos es el día de hoy. Sin fatalismos, sin profecías locas: simplemente que lo real es gozar el día mientras construímos un hedonismo a largo plazo, como ha enseñado en la teoría mi profesor Dom DiMattia*, y en la práctica a tantos primero profesores y luego amigos admirables, como María Cristina Tenorio** y Anthony Sampson***, quienes me comentaban a Lacan, a Levi-Strauss, a Bruner, a Clifford Geertz al calor de un vaso caleño y tibio de un buen licor escocés. Pero, la antropología y la psicología cultural son un tema que da para otras cosas.
Y para la persona que ya no está, una invitación a celebrar su vida. En una oportunidad, en otro país, acompañé a un conocido a un evento del todo particular para nuestras costumbres: un teatro, muchos invitados significativos que habíamos conocido a esa persona... y era una especie de fiesta serena, donde conversamos -y claro, también soltamos una lagrimita- recordando nuestras experiencias y anécdotas de la vida de esa persona. A partir de allí, lo hago en otras ocasiones, cuando vienen a faltar alguien cercano. Conversamos, nos tomamos una botellita de Old Parr, y nos damos unas risas recordando las historias pequeñas y grandes de esa persona.
A mí me gustaría que mi gente cercana me recordara así: al calor de un whiskey y haciendo un homenaje kitch a mis tonterías. Bueno, no estoy esperando a morirme para que lo hagan, procuro organizarme estas celebraciones todas las semanas.
Todos tenemos esas personas cuyo recuerdo honramos con una lagrimita de vez en cuando. Estoy seguro que ellos no hubiesen querido que nos hundiésemos en la desesperación o en un drama personal sin sentido. Y si lo querían, pues que raritos estaban. Lo más seguro es que no se preocuparan por nada de eso. ¡Un whiskey en honor de todos ellos!
racionalemotivo.blogspot.com

*Dominic DiMattia, Ps.,  APA Member, PhD, AEI Official REBT Trainier, consultor internacional y antes presidente del Instituto Albert Ellis de New York. Una persona a la que realmente, vale la pena conocer.
**Psicoanalista, Psicóloga Cultural. Toda una institución en la Historia de la Psicología Cultural, también en Colombia.
***El profesor Sampson ha sido para mí la imagen del hombre culto, que no gusta de la tontería y la apariencia, y quien me enseñó a leer a tantos autores significativos de un modo amable y profundo.

jueves, 3 de mayo de 2012

Los sutiles lazos que convierten tu día en una m.

Para ser feliz, me sirve la compañía. Para amargarme el día, lo hago bastante bien solito. 
(Efluvio filosófico de un amigo en medio de una borrachera heróica)
Y tiene toda la razón. Habilidades para hacerlos la vida imposible, tenemos en abundancia. No necesitamos ayuda en eso. Vamos a ver algunas ideítas tóxicas que nos hacen imposible la existencia de forma bastante poco funcional, para que te des un puntaje.
Ponte un número del 1 al 5 de acuerdo a la frecuencia con que pienses:

  1. La gente no sabe lo que se pierde cuando no está conmigo. (Trampa sutil: ¿qué te importa lo que se pierda la gente? Tu, feliz y ya está, quien se quiera unir al plan, adelante).
  2. Esta persona no me valora lo suficiente. (Una especialización de la anterior: Tu vales por lo que eres. No tengas reparos en demostrarlo). 
  3. Mis talentos no son valorados aquí. (Más de lo mismo: primero, lo que importa es que te paguen por esos talentos. Gente que te admire... pues bacano, pero no lo exijas. Las personas estamos todas muy ocupadas admirándonos a nosotros mismos. ¡Únetenos, admírate!)
  4. Las personas no responden bien a todo lo que hago por ellos (uff.... peligroso: quiere decir que lo que haces por ellos no es gratis, sino un intercambio en el que compras afecto. Comprar afecto siempre es muy caro). 
  5. Siempre mi vida ha sido así de terrible y por este camino seguiré. (¡Perfecto! Una profecía que mata las posibilidades de cambio. Si tienes el don de ver el futuro, ¿porqué no lo aprovechas mejor y te adivinas el número del Baloto?)
Evidentemente este "test" tiene la profundidad teórica de una encuesta de revista de peluquería, pero bueno, de algo sirve: 

Menos de 8 puntos: ¡Bien! Bastante funcional. Pero es el momento de pensar si debes atender un poco a la gente que te rodea. 
De 9 a 14 puntos: Mmm... es hora de dejar de pensar en tanta tontería e irte a dedicarte tiempo a tí mismo / misma. Fútbol y whiskey / Masaje y comprar ropa.
De 15 a 20: ¡Ups! ¿Seguro que quieres sufrir tanto por tanta gente tonta? Es hora de revisar a fondo cuánto pones en manos de los demás tu propia felicidad. Darte una pasadita por tu terapeuta de confianza es una buena idea.
De 21 a 25: Sufres y posiblemente tomas muchas decisiones por causa de ideas que no son funcionales. Por fortuna, es relativamente fácil revisar esas sobre-demandas y condenaciones personales que nos hacen la vida difícil. Ir a terapia no es para la gente loca (aunque también, claro). Es para ser feliz. Esa es la meta. No se trata de entender porqué sufres: se trata de cambiar lo que entiendes que te hace sufrir. No pienses en el problema: piensa en las muchas soluciones que tienes a mano. 
Esta encuesta NO está patrocinada por tu peluquería de confianza, pero lo parece. 
racionalemotivo.blogspot.com



viernes, 27 de abril de 2012

"Metiendo la pata" y las cagaditas diarias

Para aguantarse a un perfecto, hacen falta dos perfectos. 
Hay algunas realidades absolutamente cotidianas. Una de ellas, que tenemos una tendencia continua de buscarse motivos para sufrir. Y muy cerca a esa, una cierta, obsesiva e irracional tendencia de pretender la perfección. La verdadera calidad humana, es la calidad parcial. La calidad total, déjala para las teorías y los libros de psicología ficción. Somos imperfectos, tenemos límites y cometemos errores.
Claro que es importante procurar mejorar, ser más competentes en nuestro trabajo y buscar hacer las cosas bien. Pero, incluso con esas excelentes ideas e intenciones, cometeremos errores. Algunos, de forma continuada.
De los errores, podemos aprender. Y poco más. Mirar nuestros errores del pasado para condenarnos y para sufrir, no tiene ningún sentido. Si puedes mejorar, para qué preocuparse. Y si en eso, puedes mejorar poco, porque lo has intentado y aún no lo consigues, pues tampoco tiene sentido pasarlo mal. Por esa simple razón, porque eres humano.
En otras ocasiones, intentamos olvidarnos del tema y negar nuestro pasado. Puede servir... pero no muchas veces, porque precisamente es tu pasado. Parece que es un poco más funcional mirar tus errores, aceptarlos como equivocaciones, observar qué puedes aprender de ellos... y no decir nada de tí además de reconocer que eres humano.
Así que si decides tomar la pala para desenterrar cadáveres de tu historia, pues asúmelo como un pequeño cursito de arqueología interior. Ríete un poco, tapa otra vez, y concéntrate en hacer lo que mejor puedes hoy.
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domingo, 22 de abril de 2012

Pequeño inventario de ideas locas sobre las relaciones

Puestos a sufrir, que al menos valga la pena. 
Ya sabemos que el trabajo es un entorno que puede estar lleno de alegrías. También que el trabajo genera una que otra preocupación. El resto del tiempo, es nuestro tiempo social: el que dedicamos a nosotros mismos (que es la persona más importante que conocemos), a los demás (los amigos con los que procuramos quejarnos de todo lo demás) y el tiempo que dedicamos a nuestras relaciones afectivas más intensas... y por tanto con mayor posibilidad de dar grandes alegrías o grandes dolores de cabeza.
Si nuestra vida afectiva está bien, ¡genial! Tengo una amiga con una mentalidad un poco especial que me decía: una buena relación es aquella que está entre dos relaciones fracasadas.
Pero, como no podemos controlar la fortuna, la buena suerte, etc., lo que podemos mirar son las pequeñas cosas con las que nos amargamos la existencia mientras buscamos una relación, mientras la vivimos, y mientras logramos que el otro o la otra se aburran de nosotros. Vamos a ver alguna pequeña galería de la disfuncionalidad, para ver en qué andamos:

  • Necesito a alguien para ser feliz: Idea loca, madre y señora de todas las locuras, sufrimientos y relaciones tóxicas. Primero, por razones prácticas: si necesitas que alguien te haga feliz, estás en la puerta de construir relaciones de dependencia. Y depender afectivamente de alguien es una bomba de tiempo. Por supuesto, genial que alguien te acompañe, te ayude para ser más feliz. Pero eso: para ser más feliz. Porque nadie puede cargar con el fardo de hacer feliz a otro. Esta es una de las cosas tremendas que enseñan las películas románticas y que llevan a la gente de cabeza. Bacano que tengas a alguien, pero para ser feliz, lo mejor es empezar a aprender siéndolo sólo. Puedes. Te sirve. ¿Consejito de Peluquería? Dedícate tiempo, descubre y disfruta tus aficiones. Genial que se te una alguien al plan, pero eso: que se apunte ¡porque ya el plan es bueno!
  • Nadie que valga la pena me va a querer como estoy: ¡Ups! Idea loca y contraevidente. Mira a tu alrededor, y te darás cuenta de las extrañas parejas de cama que hay. Y si la gente no te quiere como eres, mal camino fingir. Ése / esa sí que no vale la pena. 
  • No siento esa pasión de antes...: Gran amenaza... y pensamiento mágico. Para sentir cosas, vete a acupuntura o métete un hongo de esos de Villa de Leyva y verás como sientes cosas. En la vida diaria, en las jornadas sin psicoactivos, uno se va cansando y acostumbrando. Si necesitas "sentir cosas", es el momento que te detengas un rato y te preguntes qué es lo que estás buscando. Porque en el peor de los casos ¡lo encuentras!
  • Ya no es la misma persona que conocí: Ciertamente. A no ser que de repente de esté dando de noche por aullar a la luna, lo más probable es que... esté cambiando. Resulta que las personas cambiamos. ¡Afortunadamente! En lo que usualmente cambiamos poco es en los defectos. Esos sí que tienen una persistencia que no tiene nombre. 

Pero bueno, si te das cuenta con cabeza fría que ya basta, y que vale la pena arriesgarse a encontrarse con otro / otra igual, pues es bueno intentarlo: y entre los dos errores, aprovecha para aprender a conocerte, a disfrutar el tiempo que te gusta, a pensar en tí. Antes de lo que pienses, alguien se puede apuntar al plan. Y si se demora, ¡pues ya lo estás pasando bien!
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domingo, 15 de abril de 2012

¿Se puede ser feliz los lunes?

No todos podemos ser actores porno. A la mayoría nos toca trabajar de formas menos divertidas. 
Yo mismo.
Sorprendentemente, cuando estamos en el colegio, soñamos con estar en la Universidad. Luego, en mientras estudiamos la carrera, añoramos los tiempos del colegio y esperamos con ansia huir de las aulas. Luego, durante muchos años, trabajamos con la mente añorando el pasado o esperando la jubilación cuando, finalmente, haremos lo que queremos. Y los jubilados, con alguna frecuencia sufren por haber dejado el lugar donde sufrieron tanto trabajando.
No parece que sea una especie de síndrome de Estocolmo, esa curiosa situación psicológica que vincula afectivamente con aquellos que nos han hecho sufrir. Parece más bien el sindrome de la nalga inquieta, esa tendencia social a pensar que otra silla distinta a la que tenemos ahora seguramente es mejor.
Por supuesto es una buena meta buscar el entorno de trabajo ideal para nuestras aficiones. Con frecuencia ese camino es lento, dispendioso y lleno de recodos y curvas. Otras veces, esa meta es un poco más difícil, porque finalmente no todos podemos ser DJ's ni actores porno. Además, con el tiempo logramos que nuestras aficiones se conviertan en nuestro trabajo, e incluso que nuestro trabajo sea una de nuestras aficiones. Inclusos trabajos tan difícilmente retantes como la limpieza de sitios de crianza de marranos o encargados de atención al cliente.
Como casi siempre... la respuesta está en ser realistas y reconocer que lo único real es lo que tenemos hoy, y o somos felices con eso, o nuestra vida será un infierno pequeñito y continuo. Pero, hay también otras cosas que podemos hacer para hacer un poco más funcional esta meta:

  1. Explota tus aficiones. A lo mejor pasas de ser un cocinero de fin de semana a un feliz chef de lunes a viernes. 
  2. Dedícate tiempo. La persona más importante que conoces eres tú mismo. Así de egoísta es la vida. Si no te dedicas tiempo tú mismo... quizá nadie te lo dedique. 
  3. Ordena tus días. Trabaja a las horas que son... incluso cuando tus horarios sean largos, y luego, descansa los días que son. Seguramente te habrás dado cuenta que si trabajas todos los días con la misma intensidad, realmente trabajarás con poca intensidad, porque nadie aguanta. Eso de trabajar sin descanso suele tener consecuencias. Lo mínimo, que le haces la vida imposible a la gente que te rodea, y esa gente se desquitará, incluso de una forma tan cruel como casándose contigo.

Y nada más, feliz lunes!
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jueves, 12 de abril de 2012

Decidiendo con una sana irresponsabilidad

Decide lo que quieres. Decide lo que estás dispuesto a pagar por eso. Establece tus prioridades y ponte a trabajar. 
H. L. Hunt (Petrolero y activista político) 
Raramente en nuestra vida las decisiones son fáciles. Elegir entre las puertas flameantes de un infierno en vida y las alegrías sin fin de una orgía con gente divertida no es lo de todos los días. La vida sería muy distinta si las opciones cotidianas fueran tan fáciles. Lo más frecuente es elegir entre dos cosas más o menos horribles o dos panoramas más o menos buenos.
Estos dilemas están relacionados con la demora en tomar decisiones. Para que lo sepas de una vez: no hay decisiones perfectas. Todas las decisiones, incluso las óptimas, cuestan algo. Es como la vida misma: nada es gratis. Y si te dicen que lo es, sospecha. Por algún lado te van a cobrar.
Hay un miedo tonto que con frecuencia nos atenaza: es la pregunta del ¿y si me equivoco? ¿este error no me marcará de por vida? Pues mira, sí. Empezando los tatuajes hechos cuando estás borracho. Pero, la vida continúa y uno es perfectamente capaz de reconstruirse. Incluso te puedes borrar ese tatuaje de pirata que te hiciste una noche en plena farra.
Así que... a decidir. Piensa lo que quieres, piensa cuánto te va a costar cada opción, decide y ponte a trabajar en lo que sigue. Esperar más de la cuenta sólo extiende el sufrimiento.
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sábado, 31 de marzo de 2012

Dar de lo mejor de tí

I giovani non sono naturalmente egoisti, così come i vecchi non sono naturalmente saggi. [Los jóvenes no son naturalmente egoístas, así como los viejos no son naturalmente sabios]
Susanna Tamaro (Escritora Italiana)
Cuando miras las noticias, te puede abrumar la cantidad de malas acciones, corrupción, crímenes y egoísmo. En cierta forma, parecería que las noticias seleccionan lo peor de la experiencia humana. Pero, cuando miras a tu alrededor, te encuentras también a muchas personas dejan brillar algo grande que supera los límites de nuestras pequeñas nimiedades y defectos que todos tenemos.
Para gozar esa experiencia, nos toca arriesgarnos, bajar un poco la guardia defensiva para dejarnos sorprender por la gente... y desconectarnos de la  tendencia cultural de "negociar" con nuestras buenas acciones, comprar afecto o gratitud.
Pocas veces al la semana tienes la ocasión para hacer algo verdaderamente generoso con alguien, con un desconocido, con alguna persona que no puede agradecerte. Esos son los mejores momentos de mi semana. Depende de tí que logres aprovecharlos y ser parte de esa gente que cada tanto es capaz de resplandecer.
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miércoles, 28 de marzo de 2012

Ira loca y frustraciones desesperadas

Aprender de ayer, vivir el hoy, esperar por el mañana
Albert Einstein
Miren lo poeta que puede alcanzar a ser un físico. No se imagina uno las vicisitudes necesarias para pensar esto (o el brandy indispensable). Muy realista la frase.
De vez en cuando nos ocurre uno de esos días en que varias cosas no salen como nos gustaría. Mira que no digo "salen mal", porque ese es un juicio excesivo que raramente es cierto. En ocasiones, nuestra sensación es una cierta rabia con el mundo injusto y terrible que nos ha tocado vivir.
Albert Ellis recordaba algo clave para la vida sana: el mundo es injusto. Acostúmbrate. Es el puro realismo. Si el mundo fuese justo, no habría espacio en la cárcel, para poner un ejemplo solamente. Pero, no te olvides que en muchas ocasiones nosotros hemos salvado el pellejo precisamente porque el mundo no siempre es justo: ¿te acuerdas ese examen que merecías perder, y no perdiste? ¿Esa persona con la que estuviste en riesgo de casarte y afortunadamente no lo hiciste? Pues eso: el que sea injusto el mundo en algunas ocasiones nos conviene.
Hay una amenaza un poco más sutil, y es la cierta tendencia que tenemos de hacer predicciones terribles y sufrir por ellas, mientras no hacemos nada positivo y ponemos todos los medios para que se cumpla esa desgracia. Primero, raramente las desgracias son totales. Y segundo, está en el futuro, y por tanto, aún no ha ocurrido y tenemos pocas evidencias que vaya a ocurrir. Así que puestos a hacer profecías, profetízate algo bacano.
¿Y qué hacer mientras tanto? Sembrar. Cuando te "pre-ocupes", es mucho más funcional ponerte a hacer algo para el futuro. Desde llamar a esos amigos que tienes abandonados hasta completar tu currículum para empezar a buscar otro lugar de trabajo, si es lo que quieres.
¿El consejito de peluquería? Que ese "no se qué" que te cause la frustración se convierta en una decisión de levantarte de la silla donde estás llorando tus desgracias, y ponte a hacer algo mejor. Tú sabes que hay muchísimas mejores cosas para hacer en vez de estar sufriendo sin sentido.
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