lunes, 3 de octubre de 2011

Auto-sabotaje afectivo

Un mito peligroso: pensar que una relación se construye a partir de que puedas aportar algo a otra persona.
Efectivamente. Con frecuencia nos preguntamos: ¿que ofrezco yo al mundo? ¿cómo le estoy ayudando a fulano? Es una meta bonita, un ideal. Pero, en las relaciones, se trata de un encuentro para que dos se acompañen en ser felices, y no de un arreglo de psicoterapia mutua. Es decir, una relación no debería ser, en principio, un medio para resolver carencias, corregir rollos personales y afectivos.
Veamos:
1. ¿No te has preguntado porqué sueles elegir parejas disfuncionales? Quizá influya mucho el hecho de pensar que "debes" aportar algo. Y que mejor que aportarle a una persona llena de rollos emocionales, traumas, defectos psicopáticos, adictos, etc... No. La gente no debe quererte porque le "aportes" algo, sino por ser quien eres. Si le aportas, que bacano. Buena cosa, pero no una compra afectiva.
2. Si has escuchado alguna vez la demanda: "Tu no me estás ayudando a ser feliz" y te has sentido culpable... es probable que estés asumiendo una responsabilidad que no es fácil de llevar. Ninguno de nosotros puede hacer feliz a otro. Si ésa persona no se decide a ser feliz, no lo será. Y procurará la ganancia de ser la "enferma designada" que llora todo el día y se queja de su vida... usualmente sin ninguna razón objetiva para eso.
3. Con alguna frecuencia, esto se debe a que pensamos que no tenemos rasgos personales dignos de ser amados. Debo decirte que si eso te pasa, te convienen unas sesiones de psicoterapia. Si eso pensamos de nosotros mismos, comenzamos a "comprar" afecto: hacer cosas para que los demás nos quieran. Cuando eso nos pasa, frecuentemente nos encontramos quejándonos de lo injusta que es la gente con nosotros: "yo que he hecho tanto por el/ella". Usualmente, las compras afectivas no sirven, porque nos convertimos en las mamás y los papás de la gente que nos rodea. Y uno, ya tiene una mamá y un papá con los que lidiar. No es sano, y genera adolescentes a tu alrededor.
4. Comprar afecto no compra afecto real. Cuando haces muchas cosas por las personas, pensando que te hace mejor, en general genera en los demás un sentimiento de culpa: debemos portarnos bien con fulano/fulana, porque ¡Es una persona muy buena! Se convierte en una obligación, y nadie ama a otro por obligación, al menos no en el largo plazo. La culpa es una emoción disfuncional que perturba a la gente. Si generas culpa... ya verás cómo te caen problemas.
Y los consejitos de peluquería para la culpa? Más adelante! racionalemotivo.blogspot.com 

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