domingo, 30 de marzo de 2014

Sobre el trabajo y otras tareas infernales

Un día cualquiera en la Universidad, oí una frase llena de carga filosófica:
No sé porqué se me ocurrió meterme en la Universidad, si hubiese podido ser simplemente una zorra feliz (comentario de una estudiante, en temporada de exámenes)
Escribo en un día domingo. Y desde la ventana veo un piso de la Bolsa de Valores de Colombia de la calle 72 en Bogotá con sus luces encendidas. O alguien está trabajando ahora, o hay una fiesta a la que no me han invitado. Muy posiblemente la verdad es menos festiva: hay gente trabajando. También hay otros que están poniéndose al día para alcanzar a entregar todo lo que tenían pendiente para mañana. De forma cruel, algunas empresas colocan la junta el lunes en la mañana. Sí, algunos estarán preparando los informes donde se colarán errores que sólo brillarán con el esplendor del sol cuando estén primorosamente impresos y visibles en el power point ante toda la junta. Otros estarán atrasados en su semana cuando aún no ha comenzado incluso. Y peor, se ponen a leer este blog con todo lo que tienen pendiente.
Pues vamos a ver si hacemos algo productivo, breve y que nos ayude a continuar el trabajo que falta. Comencemos con unas elegantes verdades como una piedra:

Verdad como una piedra #1: ésta es la realidad

Todos podemos aspirar a tener un trabajo que amemos. Pero, no siempre en nuestra vida lo tendremos. Quizá lo alcancemos durante periodos largos, pero siempre habrá alguna oportunidad o un tiempo en el que nos tocará morder un mal trabajo o los aspectos más aburridores de nuestro trabajo. incluso el DJ tiene malos días y la stripper desarrolla alergia al tubo.

Verdad como una piedra #2: alguna vez toca pagar la fiesta

Todos los trabajos, incluso los que amamos intensamente, tienen momentos aburridores y "jarticos". A lo mejor amas ser pediatra, pero la experiencia del consultorio de pediatría a media tarde es dramático. ¿sabes porqué? porque la diarrea es una situación frecuente en niños. Dejo lo demás a tu imaginación. Yo adoro ir a mis clases en la Universidad (las mismas que algunos de mis alumnos odian) pero, yo detesto calificar. Aborrezco el sistema electrónico para subir las actas de notas. Pero, me toca pagar la fiesta: toca pasar las notas, y calificar. Y si volvemos a la stripper, pues me imagino que todo el día con ese clima y tan poca ropa debe ser fatal para las infecciones respiratorias. 

Verdad como una piedra #3: nadie te dijo que venías al circo

Si señor, hay que diferenciar la diversión del trabajo. Incluso en los mejores entornos laborales, hay una alta tasa de migración de talento. Con el tiempo, te aburres hasta de la langosta en nidos de calamares, y empiezas a extrañar el pan duro que se olvidó en una esquina de la cocina. Claro, lo ideal es que conduzcas tu vida hacia un trabajo que te guste, o al menos que no lo odies de forma encendida. 

Verdad como una piedra #4: Aunque te guste, te vas a cansar

Si señor. Adoro la consultoria, las salas VIP y la consulta. Pero, al final de una noche de trabajo, uno se cansa. Luego de años soñando con tomar un avión cada tres días, entonces descubres que prefieres dormir toda la semana en tu casa. Si, nos cansamos. Hacer las cosas bien es agotador siempre. Tengo algunos amigos en el campo de la farsándula, y alguno me contaba en estos días que estaba agotado con una filmación en la que llevaban tres días. Lo peor es una escena que estaban filmando y en la que se tomaron 16 horas, no era propiamente de candidatura al Oscar. Era algo así como cantar una frase tonta y bailar rodeado de una cantidad de extras y extros, modelos y modelas (millones y millonas, como diría un dictador idiota) detestables. y si piensas en la stripper, también. 

Verdad como una piedra #5: mientras más lo piensas, más te amargas

Pues eso. El poder multiplicador de la caca mental es infinito. Si piensas todo el día en las cosas terribles que en tu dramática mente habitan, pues comienzas a sufrir, te conviertes en un personaje hosco y tu vida toma rasgos miserables. 
Además, te agotas más rápido, te odian los que te rodean -porque te tornas un personaje que es como el foco de toda oscuridad-.

¿Y entonces?

Pues entonces, la salida es fácil. Si estás en el trabajo perfecto, acepta que te toca pagar la fiesta de vez en cuando. Si estás en el trabajo no tan perfecto, recuerda orientar tu esfuerzo para que logres ir adelantando el camino a uno mejor, y mientras, goza la fiesta en lo que puedas, mira las cosas buenas y pasa un poco de las malas, porque no las puedes cambiar o porque cambiarlas no te resuelven la vida. Y si estás en lo profundo de la inmunda, en el trabajo de tus pesadillas, recuerda que al menos te pagan, y concentra todos tus deseos de venganza en construir un campo feliz allí donde puedas, mientras te vas moviendo para lograr salir de allí. No te conviene aplazar tu felicidad a cuando estés en las condiciones perfectas...
Y nada más! ¡¡¡Feliz lunes!!!

LA
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