domingo, 8 de marzo de 2015

Bombones envenenados

En la vida real, el camino más corto entre dos puntos no es una recta, sino una curva. 
En la vida raramente los caminos fáciles acaban finalmente siéndolo.
Cuando debemos tomar decisiones importantes, con frecuencia se nos presentan alternativas que aparentan ser el camino más fácil. Y entonces, con frecuencia, es importante distinguir las verdaderas soluciones de los "bomboncitos envenedados": las salidas aparentemente simples, lo "mejor", la salida más fácil.
Las tareas importantes de la vida cuestan esfuerzo. Y no sólo una vez: con frecuencia debemos hacer "inversiones" que contribuyen a construir lo valioso de nuestra existencia: nuestras relaciones, el avance en nuestro trabajo, las metas de cooperación, etc. Las crisis son las ocasiones en las que se nos presenta claro el costo de lo significativo.
Por ejemplo, en las relaciones de pareja, tirar una relación sólida a la basura ante una complicación, aunque sea grave, deja de lado una realidad: que las relaciones son exigentes. hay un "otro" con su mundo, sus necesidades, sus historias, su pasado. Y coordinarlo con tu mundo, tus metas, tu pasado... requiere esfuerzo y ajustes.
Ante los retos profesionales o las dificultades que se presenten, un bombón envenenado puede ser la "oportunidad" de cambiar nuestro recorrido por algo menos exigente... Y entonces, "vendemos" en promoción nuestro sueño, lo que hemos estado construyendo. Cambiar nuestro recorrido profesional, ante una temporada profesional compleja, deja de lado el esfuerzo que antes hemos depositado. Por supuesto que algunas veces los cambios radicales son una salida necesaria. Pero, es una decisión tan seria que debemos tomarla con mucho peso. Quizá, en ambas decisiones, botamos a la basura cosas muy importantes.
Evidentemente hay relaciones que terminan, así como hay ocasiones en la vida en las que debemos replantearnos nuestro camino profesional. Pero, estas decisiones difíciles se suelen tomar bastante mal cuando estamos en medio de una crisis. El miedo es un factor muy peligroso como elemento para una decisión importante.
Lo que nos atemoriza puede ser importante para analizar y menos para decidir: si temes la soledad, quizá valoras más la compañía de quien sea antes que a tus valores y tu identidad, que es lo que dejas de lado cuando te quedas con la persona incorrecta por miedo a la soledad. Ése sí es un punto clave porque quizá debes evaluar lo que te significa estar sin alguien, y esa puede ser la solución: entender que debes trabajar mejor lo que consideras valioso y lo que no, reconsiderar si estás colocando demasiado en la balanza.
En el caso de los "bombones envenenados", quizá estas olvidando que todo lo que vale cuesta. Si realmente estás construyendo una relación importante en tu vida, hay que considerar lo que la convivencia cuesta. No puedes pretender que alguien valioso no te demande algunas negociaciones personales. Si pretendes en una relación poner todas las condiciones, quizá no estás siendo justo y posiblemente tu relación fracase, porque alguien que se valora no aceptará ponerse en promoción. Y si eres tú quien acepta todas las condiciones del otro, o estás viviendo en el mito "todo por amor" o... simplemente no te valoras lo suficiente. Quizá incluso no te conoces lo bastante para saber que también tienes valores. Y si tú no crees en tí, ¿cómo vas a esperar que los demás lo hagan?
También debes valorar lo que eres. Entender que tú eres tu propia marca. Si te "pones en promoción" quizá "te vendas" un poco más, pero quizá el precio que pagues por venderte sea muy alto, y acabes regalándote. Las promociones sirven en casos muy contados cuando se refiere a lo valioso por sí mismo. No hay problema que ese shampoo ahora cueste 25% menos. Lo que te debes preguntar es si luego, cuando vuelva al 100% las personas prefieran comprar otro. Sirve cuando vendes al mayor, pero las personas nos "vendemos" siempre al detal.
Un "bombón envenenado aparece con la apariencia de una ventaja. Es muchas veces un camino que parece más fácil a primera vista. Pero, a la larga, es más costoso. Quizá pagas demasiado por el atajo... y ese atajo, no valía tanto la pena. Porque los atajos, finalmente, pueden que te lleven a un lugar al que no te interesa ir. Sí, más rápido, pero a un sitio que no te interesa.
@LeonardoamayaMD

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