lunes, 30 de marzo de 2015

Ira, quejas airadas y otras pataletas inútiles

Albert Ellis proponía una frase que es muy realista:
"El mundo es injusto, acostúmbrate a eso"
Muchas veces luchamos contra esa realidad. Claro que nos gustaría un mundo mejor, donde las personas no enfrenten la injusticia, no deban tolerar conductas egoístas de los demás y todos piensen en el bien ajeno. Si, sería muy lindo. Pero no es así. No se trata de una visión negativa, también somos capaces de altruismo y no es extraño encontrar personas que actúan desinteresadamente. Sin embargo, las incompatibilidades de intereses personales y la realidad de las dificultades de la vida nos recuerdan que no es lo más frecuente.
Oponernos a esa verdad causa un dolor verdaderamente inútil. Porque sufres, y no pasa nada. Las cosas seguirán igual. Evidentemente vale la pena esforzarse por un mundo mejor: pero sufrir no es método. No sirve para que las cosas cambien. Simplemente, sufrir, quejarnos y retorcernos no produce ningún cambio. No se trata de renunciar a la construcción o a la denuncia de mejores condiciones. Se trata de aceptar una verdad más simple:
Sufrir no es un método. Incluso es probable que perturbarte te conduzca a actuar en una forma aún más contraproducente.
Te pongo un ejemplo.
Imagínate un jefe o colaborador hostil, que en una reunión hace un gesto burlón luego de tu exposición de una propuesta. Su acción es injusta, porque, si tiene dudas sobre tu trabajo, hay medios para contribuir con de un modo proactivo al cambio. Pero que proactivo ni que ocho cuartos. Un cabroncete. No tiene derecho a una agresión personal. No ha sido física, no es gravísima, pero es una acción inadecuada y molesta, y sin duda, injusta.
Ok. Imaginemos que tu asumes que esta ofensa es muy grave, que se suma a otras y que es una situación intolerable. Si asumes estos pensamientos, es muy probable que pierdas el control de tus emociones, te molestes y lo expreses, e incluso, que tomes la decisión de irte de la reunión, interactuar menos con esa persona, o quizá allí mismo reconvenirle por sus actos.
Pues esta persona se ha mofado de forma discreta, y quizá sólo para ti ha sido evidente. Es probable que los demás consideren que tu reacción ha sido excesiva, desproporcionada. Alguien puede pensar que eres tú quien manifiesta poco profesionalismo por ser "tan sensible". Acabas perdiendo. Te has sentido muy mal y finalmente, no sólo no ha pasado nada, sino que quien parece intolerante y con alguna perturbación no es él, sino tú. Tampoco cambia.
El realismo ayuda a que no nos exaltemos emocionalmente y podamos manejar estas situaciones, por lo demás inevitables, de forma más funcional.
¿Que es la realidad, aunque sea injusta?
Lo real es que hay personas difíciles. Hay individuos cuyos estilos de liderazgo corresponden a edades primitivas de la humanidad. Hay gente que es bastante mal educada y no tiene los mínimos estándares de conducta. Hay personas que su crianza no les ha permitido tener mejores herramientas de negociación. No los justifica, pero es lo que hay.
Te pongo otro ejemplo.
Imagina que te molestas y perturbas porque la persona de atención al cliente con la que has interactuado por teléfono ha sido displicente y poco colaboradora. Dime, ¿esto es la excepción, o lo que es estadísticamente más frecuente? ¿Te sirve de algo molestarte y discutirle? A lo mejor te sirve aparentar estar molesto: en algunas ocasiones te ayudará a conseguir algo mejor en tu negociación. Pero, gritar, dejar que la ira te domine como Otelo en sus mejores tiempos, es demasiada inversión. Finge. Miente. Pero no te alteres. Y para no alterarte, acepta lo real: lo más probable es que la persona que te atiende tiene bastantes carencias profesionales y su trabajo es también para ella, un verdadero suplicio. Debería mejorar, podrías enviar una queja. Recuerda: la mayor parte de las veces que las personas se alteran por una situación, finalmente no hacen nada para que esa situación cambie. ¡Mira en tu propia historia!
¿Cuantas cartas de quejas has colocado? ¿Cuantas acciones legales has emprendido? Lo más probable es que sólo gritaste y te alteraste. La mayor parte de las personas que amenazan con emprender una acción de queja, real y efectiva finalmente no lo hacen y se contentan con simplemente gritar. Y así, la mayor parte de las veces no pasa nada porque no queda ningún testimonio.
Y si nos vamos a un entorno más complicado, como nuestras relaciones afectivas y románticas, has hecho algo? Ha cambiado tu pareja con los gritos y trifulcas? Casi nunca. Y si lo consigues, el precio suele resultar alto, porque va empeorando la calidad de tu interacción y cada vez tus "shows" pierden más eficacia. No te digo nada que no sepas: mira tu propia experiencia. Hay formas más fáciles, y para lograr emplearlas, debes estar en calma, y para estar tranquilo, toca aceptar la verdad, lo que es. Si, aceptar que ocurren cosas injustas. No se trata de validarlas ni de omitir nuestro esfuerzo por que cambien: se trata simplemente de utilizar métodos menos costosos emocionalmente... Porque son más eficaces.
@LeonardoamayaMD

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