miércoles, 9 de julio de 2014

Citando a Felipe Santos: de "tusas" locas y cosas así.

Aunque te quiero, ya no quiero verte
Felipe Santos @felipesantosm

En estos días, estaba revisando frases de la gente que sigo en twitter. Y me encontré este lingote de sabiduría del cantante Felipe Santos. A quienes no lo conocen, les recomiendo comenzar por este video: http://youtu.be/ngQLO94aikQ. Cuando quiero conmoverme por tragedias que NO me han ocurrido, lo oigo una diez veces seguidas.
Vamos a seguir con la frase sabia. Aunque te quiero, ya no quiero verte. Mejor dicho, el camino a una "tusa" loca. Querer y estar atrapado por una persona en la que estamos en una relación disfuncional, tóxica y loca.
Tú lo sabes bien y quizá lo has vivido. Esa personas con la que logras una química demencial: dos buenos componentes quizá, pero que juntos generan un ácido corrosivísimo, un veneno de muerte lenta o una sustancia ansiógeno-depresiva que te llena hasta el último capilar.
Pero, sigues allí. Quieres seguir con él o ella, "darle una oportunidad". Y cuando te lo planteas, te advierten del peligro tus amigos cercanos, tu madre, el portero del edificio, tu terapéuta y hasta una señora que viene de hacer mercado y te ve de lejos las intenciones suicidas. Tú mismo te das cuenta y te saltan todas las alarmas. Tu propio cerebro te dice: "hey, eso va a doler", como cuando te montaste por primera vez en patines en una pendiente hacia abajo.
Incluso más drama: YA te ha dolido bastante antes, cuando rompiste, cuando estuviste sin él o ella, cuando pensaron darse una oportunidad, cuando se la dieron, cuando volvieron a romper... y ahora que piensas hacer la tontería de pegarte de frente contra una pared que ya conoces.
En esas ocasiones, te vienen a la cabeza cositas tóxicas como éstas, un...

Pequeño inventario de la tortura auto-infringida y suicida

"Pero es amor"

No. Son varias cosas: la adicción química que genera el enamoramiento. Puede ser también la costumbre. Puede ser el miedo a estar solos un tiempo. También puede ser una mirada desbalanceada de la realidad: observar lo bueno y dejar que la fantasía del "amor" suavice lo malo.
No conozco a nadie que sea una bola total y absoluta de maldad. No pienso que existan: incluso Hitler quería a sus perros, hasta que los mató. Los mató por amor, hay que decirlo. Las personas somos una bella mezcla de oro y mierdita. Cosas bacanas, defectos abominables y todo lo que hay en el medio. Así que es normal que el recuerdo de las cosas buenas de una persona nos golpee y... nos olvidemos de las cicatrices y magulladuras de las malas.

"El amor lo supera todo"

Por favor... ¿de verdad te vas a dejar autoengañar por eso? Nos gustaría, sería un buen mito y quizá el tema de fondo de una película super lloricógena y romantitóxica. Tu sabes bien que no. El amor no supera muuuuchas cosas. Supera algunas poquitas, muy específicas. Incluso algunas grandes. Pero todo, no. Sí, te gustaría. Sí, es un mito lindo. Sí, es un ideal. Yo también sueño con cosas ideales, como bajar de peso sin dejar que comer como un tiburón ballena en temporada de focas, pero no. Ese no es el mundo real. Piensa en el casting, si tiene que haber un perturbado mental en tu relación, procura ser tú. 

"Esta vez sí lo vamos a lograr"

Mmm... Esto pertenece al grupo de la ludopatía. Si te gusta ir a Las Vegas, y acabar sin camisa, ok. Es una apuesta, y como toda apuesta, implica asumir un riesgo: en ocasiones alto. En otras, muy alto. En algunas apuestas, una verdadera locura. Pues, no te olvides que en las apuestas, la Casa tiene ventaja, y tú no eres la Casa. 

"Voy a poner todo de mi parte"

Esto lo podríamos llamar "sobre-inversión". Es parecido a tener un negocio que está en crisis, y colocas unos cuantos millones. Se pone peor, y metes allí tu hipoteca. Se hace crítico, y entonces apoyas con tus ahorros. Pues eso. Piénsatelo con calma si vale la pena de verdad...

"No puedo vivir sin él o ella"

Si alguna vez lo has pensado, esta idea te ha llevado al borde del abismo y has dado un paso adelante. Usualmente a uno le da un poco de vergüenza caer en una trampa tan vieja, pero así somos. Claro que nos duele, claro que es difícil en algunas ocasiones, pero sabes que sí puedes vivir con esa persona. En algunas oportunidades simplemente te da pereza lo de salir a hacer un nuevo casting... Pero vivir, vivir, sí lo logras. Algunas veces, la frase es mejor: ¡Debo vivir SIN esa persona! 

"Nunca volveré a encontrar una persona igual"

¡Menos mal!

"En estas cosas, hay que seguir el corazón"

Tú sabes que no. Hay que seguir la corteza cerebral, y no te olvides que el corazón es un músculo hueco lleno de sangre. Deje así. 
@LeonardoamayaMD

lunes, 23 de junio de 2014

Facebook, stalkers y la limpieza de primavera

Borrar o no borrar: he aquí el dilema... (Que pena con Hamlet)
Facebook es en ocasiones como ese armario de la cocina donde tienes cosas valiosas que habías olvidado, venenos que ni sabías que tenías, incluso te encuentras con la mala experiencia de incluso una rata muerta. También están -el armario y facebook- llenos de cosas viejas que pensaste alguna vez usar, etc. Y como en el armario, de vez en cuando toca ordenar el teléfono y facebook.
Algunas cosas las borrarás -y botarás- porque realmente no la usarás nunca, y si la vuelves a necesitar, entonces te buscas otra nueva. Otras te conviene botarlas porque son tóxicas. Por ejemplo, esa pareja antigua que de vez en cuando espías y te hace sufrir otra vez. Otras cosas y personas es bueno sacarlas porque te estás llenando espacio... y haciendo perder el tiempo. Ésas son las que pueden doler, porque siempre hay esquinitas de la esperanza, pero seamos prácticos: ¿De verdad piensas que te vas a poner otras vez esos jeans? ¿Realmente piensas que esa persona va a dar más de lo que ya dio?
Algunas cosas las dejas porque para qué sacarlas: son aquellas personas que no aportan mucho a tu vida, pero son gente buena que tarde o temprano te gustaría tratar más. En el armario viene a ser como ese reloj clásico que no te vas a poner hoy, pero que de vez en cuando acaricias y te trae recuerdos.
Vamos a ver si te sirven estos consejitos prácticos, para comenzar la semana en la peluquería:

A quién sacas, y porqué lo sacas

El objetivo de la vida es ser feliz. Y a falta de felicidad, estar tranquilos. Y para estar traquilos, toca tener una cierta dosis de mala memoria. Así, si estás de acuerdo con lo que te acabo de decir, Sacas a quien te duele ver. Sacas a la persona que te hiere cuando te encuentras en la calle o cuando la ves en una foto. A lo mejor con el paso del tiempo no te afectará, y entonces, podrás actuar como un espía y hurgar en la basura de los demás (en facebook, me refiero). Pero quizá entonces, tendrás otras cosas que hacer y ya no te importará. 
Al principio duele un poco, porque solemos conservar el dolor de lo que no fue. Las telenovelas nos han ayudado mucho a eso, a llenarnos de pendejadas irreales que nos hacen sufrir. Para ser claro: lo que duele, fuera. Y bloqueo y todo. Pero ojo, lo que duele y ya no tiene sentido, lo que duele y no tiene futuro. 

A quién dejas, y porqué lo dejas

Evidentemente dejas a las personas que son valiosas. Dejas a los que han sido valiosos y ahora están lejos o la relación no pudo seguir más adelante, pero no te duele ni hay algo turbio que prefieres olvidar. Guardas recuerdos que de vez en cuando ayudan en la vida, ojeando los años pasados.
Guardas lo que tiene esperanza realista, la gente de la ciudad que querrás visitar y esos amigos grandes que están quizá a 8 horas de avión pero a dos latidos del corazón (¡Huy! que poético). Pero lo guardas su esos recuerdos te sirven de apoyo para seguir adelante, con tu vida tal como esas personas siguen con sus vidas.

Controlando los impulsos locos

En ocasiones, sacas gente porque te dan impulsos locos que no tienen sentido. Cuando son personas con errores de casting graves: esa gente que sabes que no está cerca de ti, de tu mundo, de tus posibilidades y sin embargo intentas cambiar la realidad. Si no te genera impulsos locos de mirar, curiosear, comunicarte, etc., las puedes dejar, como un adorno exótico que no pega mucho en tu casa pero le da algo de kitsch. Peeeero, si esa persona no tiene sentido o en este momento no parece tener ningún futuro, y, condición 2, te da por hurgar en la basura... pa' fuera y bloqueado. 

El pequeño espía que todos llevamos dentro

Espiar tiene su encanto, y facebook nos permite hacerlo en muchas ocasiones. Si es algo lúdico, es decir, una pequeña diversión enferma que no es delictiva ni afecta la salud, adelante. Pero, si hurgas en la basura, tocando las ratas podridas de tu pasado o la caquita de diversos otros animales... búscate un mejor plan. Pa' fuera, bloqueado.

Vamos a lo básico-básico

Hay algunos criterios que son difícilmente discutibles. Nos ayudan a tomar esas decisiones difíciles que son... tan fáciles de aconsejar pero tan complicadas de vivir. Te cuento:

  • Ir a lo básico: ser feliz. Este es el criterio clave. Si estás de acuerdo con esto, ya te resultará más fácil determinar uno que otro que debe irse. Si algo no funciona, lo llevas al taller una o dos veces. Pero si no se logra... a la basura y entonces a buscar algo que esté en promoción. 
  • Ir a lo básico: evitar lo tóxico. ¡Otro punto clave! Pasa con algunas serpientes, pasa con las personas: esas caras que quieres, no quieren, puedes, no pueden, y así hasta que te entonteces y dejas de valorarte y comienzas a regalarte... y entonces, te quedas en tu versión barata. Ya lo sabes, deja pasar el problema, y si no, deja pasar al problemático. 
  • Ir a lo básico: no perder el tiempo. La política que aprendimos en el colegio: lo que no sirve, que no estorbe. En ocasiones nos quedamos detenidos emocionalmente en una relación que no funciona, que no avanza, que es... una pérdida de tiempo porque ni sales del mercado, ni te metes en la canasta. Ya lo sabes: no están en el mismo momento, cosas así. Pues es probable que el personaje ni considere el plan... porque pareces en promoción. Y lo peor: tú te has puesto en promoción y así te tratan. 
  • Ir a lo básico: hay que reponer el mercado de vez en cuando. ¡Super básico! Uno no queda atrapado en la misma gente de un día para otro: va ocurriendo poco a poco cuando dejas de buscar, cuando dejas de moverte. Y pasa como con las verduras: se acaban o se pudren, y entonces, a volver al mercado y dejar el resto en el tanque del reciclaje. 
  • Ir a lo básico: los buenos amigos también se equivocan. Una medida de prudencia: se saca a uno que otro, pero un aseo general en el que limpias más del 15% habla más de tus propios problemas para elegir a la gente que de la gente misma que sacas. Es un problema de como estás diseñando tu casting... porque resulta que también a la gente hay que darle alguna oportunidad. Pero, no tantas. 
  • Ir a lo básico: la gente viene y va de tu vida. Pocas personas son eternas, y esas, incluso tampoco lo son. Acéptalo. Alguna vez vas a sufrir, y algunas veces es mejor sufrir un poco. No lo conviertas en un drama, es una tarea administrativa. No se trata de insultar a los que alejas por un tiempo, se trata de limpieza de verano. 
  • Ir a lo básico: no es un drama. Es lo normal. La gente pasa, tú tienes algún duelo, otros llegan. Esa es la vida, todos pasamos por allí, en ocasiones con duelos que se resuelven con la ayuda del Dr. Buchanan's Master, en otras, con el Dr. Máster en psicología. Pero duelos, todos. Eso es la vida, el mundo no se termina.
@leonardoamayaMD


martes, 17 de junio de 2014

Budismo de oficina - 3

Libérate de la necesidad de ganar
Ésta necesidad sí que es la madre de todas las rabietas y rollos en la oficina. Todos hemos alimentado más o menos un ego que se hincha como sapo en muchas ocasiones.
Vamos a entendernos, no significa no establecer unos estándares, unos precios de acuerdo a cierta tareas, sino a esa tendencia a sentirnos ofendidos y declararnos en drama cuando no ganamos en una proposición, cuando alguien no está de acuerdo con nuestra postura, etc.
Mira, si el objetivo es llegar a una solución, en muchas ocasiones será la suma de varias posturas válidas y el acuerdo de intereses diversos. Y si se trata de ganar una propuesta, pues el objetivo no es tu satisfacción emocional y reconocimiento, sino la firma de un contrato y la consignación en un banco. Así de simple.
Déjame me salgo un poco del tema: también pasa en la vida en pareja, en las situaciones afectivas. Entramos en histeria porque no logramos una determinada cosa. Entonces, quedamos como una persona perturbada candidata a la "doble H": hospitalización psiquiátrica y Haloperidol en el café de la mañana. El tema es lograr lo que quieres, no que te "den la razón". Y sin embargo, nos enganchamos en la cosa loca de batallar por ser la mente más clara y veraz de este lado del Atlántico.
Mira que la idea es clara; no se trata de renunciar a ganar, a lograr metas, a batallar por tus objetivos. Se trata de vencer la necesidad: el "debería ser" "siempre me deben dar la razón" "yo en esto no me equivoco" y así hasta el infinito y más allá. Vámonos a la pregunta básica: ¿te ha servido alguna vez? ¿quizá hay formas más fáciles y menos conflictivas de lograr lo que buscas? Pues eso: la mejor rabieta es la falsa: la que armas porque estratégicamente te conviene. Y la mayor parte de las veces, sin rabieta es mejor. Pues eso.
@leonardoamayaMD

martes, 10 de junio de 2014

Un para qué

El que tiene un para qué, aguanta cualquier cómo
V. Frankl, citando a Nietzsche (1).
Pues mira. Nada menos que Nietzsche. Pero, la voy a comentar de un modo mucho más al estilo de los consejitos de peluquería que con la profundidad y fortaleza de "El Hombre en Busca de Sentido". Si no te lo has leído, es un buen momento de plantearte comprar el libro.
Vamos por partes. En las organizaciones, se suele planear con un esquema semejante a este:
  • Objetivos
  • Metas
  • Acciones
Se trata de trabajar fuertemente en definir cuál es el propósito alto, qué se quiere llegar a ser. Muy seguramente este objetivo, si está bien pensado, es amplio, grande y difícil de lograr. Así que requiere mucho trabajo, y metas intermedias. Entonces, se trabaja en definir las metas, un poco más concretas y evaluables en periodos más cortos de tiempo, por ejemplo, semestrales. Para alcanzar esas metas, hace falta llevar a cabo acciones repetitivas, continuas, una y otra vez durante un cierto ciclo.
Evidentemente no se trata de organizar la vida como si cada uno de nosotros fuese una planta de producción de químicos, pero, ese "para qué", grande, la razón que pensamos da un sentido integral a nuestra vida, sí que ayuda.
Una cosita importante: ese "para qué" debe ser tuyo, personal: organizar tu vida dependiente de otro es una bomba de tiempo. Planes vitales como "mi matrimonio ideal" te garantiza sufrir bastantico. Es importante el matrimonio, que he puesto como ejemplo, pero no depende de ti. Hay un otro bastante influyente, y estás colocando el sentido de tu vida en una relación, no en un logro personal.
Otra cosita importante: la vida cambia, y puede que en algún momento significativo vital uno redefina aspectos esenciales de su camino. Quizá hoy estás en ese momento. Por supuesto, una decisión de ese calibre se toma con calma, pensada, y sin comentarla mucho... vale la pena en ocasiones hacer algunos "ajustes" más o menos significativo. Mira, que no somos un tren siempre por el mismo camino.
Pues eso, seguiremos hablando de metas.
@leonardoamayaMD

1) Para los puristas, la frase exacta dice "porqué" y "como":
Hat man sein warum? des Lebens, so verträgt man sich fast mit jedem wie? — Der Mensch strebt nicht nach Glück; nur der Engländer thut das

lunes, 2 de junio de 2014

Budismo de oficina - 2

No te sientas ofendido
Es inevitable tener roces profesionales. Esta es la realidad. Bueno, la única forma de no tenerlos totalmente es que no trabajes, no salgas de tu casa y no te encuentres con los colegas, pero no me parece una expectativa vital maravillosa.
Incluso como independiente, tienes que escuchar la voz de tus clientes, que efectivamente son tus jefes. Evidentemente puede ser un poco mejor que tener un jefe exclusivo, pero es igualmente retante escuchar las retroalimentaciones.
Siempre cometeremos errores, somos humanos y esa es una posibilidad cotidiana. Algunas veces, nos daremos cuenta nosotros mismos, y en otras, los demás nos lo advertirán. Incluso puede ocurrir que una persona a la que le hemos hecho un favor nos haga una evaluación o tengamos una situación difícil con ella. Es inevitable. Los ingleses usan una expresión bastante gráfica: "no hay buena obra que no quede sin su castigo". Seamos sinceros un poco: hay ocasiones en las que hemos cometido errores que merecen no sólo la corrección sino la reprobación de otros. Esa es la fragilidad personal. Otra frase que me sirve mucho a mí mismo para manejar la frustración de mis propias equivocaciones apoya la idea de "mal de muchos, consuelo de tontos". Yo procuro ser, en ese sentido, un tonto feliz. La frase es clara: no hay personas inocentes, sólo personas poco investigadas.
Vamos a lo básico. Sufrir por el comentario de alguien sobre nuestro trabajo no sirve de nada. Si el comentario evidencia una falla nuestra, puede ser una excelente oportunidad de aprendizaje. Y moriremos de viejo aprendiendo, si nos disponemos a aprender. De hecho, la única garantía que tenemos para evolucionar en nuestra profesión es el aprendizaje continuo, y como sabemos desde el colegio, el aprendizaje duele.
Si el comentario es inexacto o incluso una visión poco cercana a la realidad, pues menos nos sirve sufrir. Sufrir ni sirve para nada (excepto si te gusta, y por ejemplo, usas una indumentaria de cuero y un látigo. Tienes todo el derecho, pero no se parece al sufrimiento de oficina. Al menos no a las oficinas más frecuentes).
En algunas ocasiones, una persona con la que sostenemos una interacción profesional hará algo directamente molesto, como agredirnos un poco con su estilo de interacción. Te puede pasar en un aeropuerto, en una tienda, etc. Algunas veces servirá para que evalúes el "casting" de los sitios a los que vas o de las personas con las que te encuentras. En otras, será simplemente parte de la experiencia vital.
Otras veces, las personas cercanas pueden hacerte comentarios que te resultan incómodos y dolorosos, pero son personas a valiosos en tu vida por otras razones. Se trata, como diría el Ing Alejandro Tovar, de lo que te salió en la tapa. Todos, tu y yo también, tenemos actitudes y palabras que resultan difíciles para algunas de las personas con las que interactuamos.
El fondo, es que somos nosotros quienes nos "sentimos" ofendidos de forma extrema cuando exigimos al mundo que sea atento, cariñoso, comprensivo y delicado en todo encuentro con nosotros, y eso, no es real. Entonces, nos frustramos. El problema es que en la medida en la que dejamos que esta tendencia defensiva nos domine, nuestra tolerancia a la frustración social se va al piso. Tolerancia en este sentido se refiere a la aceptación incondicional de la realidad: así son los demás, y así es la vida profesional. Por supuesto que podemos desear y hasta cierto punto demandar unas ciertas características de trato, pero incluso con las mejores personas y en los mejores entornos, las discusiones y las diferencias forman parte de las realidades de todos los días, y un mundo en le que sufres por eso, se hace muy complicado.
Unos truquitos de peluquería:
  • Medita. Usando el método que quieras, incluso la contemplación de la calle, del arte, o de la puerta misma de tu habitación. En serio. 
  • Acepta la realidad. Ponte la tarea de recordarte que esto es la verdad, lo real.
  • Mejora el casting: dedícale tiempo a pulir el perfil de las personas con las que te tratas más frecuentemente. Eso, por lo menos baja el nivel de la tensión promedio. 
  • Aprende. "Traduce" los comentarios o actos incómodos o indelicados de los demás en ocasiones de aprender. 
  • Agradece: al universo y a las propias personas que son el contraste dulce de la realidad ácida. 
  • Ten una vida: cultiva tus aficiones, tus hobbies que te alimentan y para los que sólo estás tu. 
  • Ponte música ambiental en tu cabeza. Hay algunas interacciones que se aguantan simplemente porque mientras te dicen cosas, tu oyes música tibetana en tu mente, cuencos y bambúes. 
Continuará!
@leonardoamayaMD






lunes, 12 de mayo de 2014

Budismo de oficina, el ego y esas cosas tóxicas

Buddha en la oficina: las 7 reglas del ego. 
¡Bienvenidos a Buddha para todos! Y que me perdonen los budistas serios, con la gran ventaja que los budistas verdaderos nunca se sienten ofendidos (es decir, si te molesta lo que sigue... posiblemente eres un budita falso).
Las siete reglas para la liberación del ego nos sirven para todo. De hecho, si logras vivirlas más o menos de forma cotidiana, tu vida será muy, pero muy tranquila. Como Albert Ellis, el creador de la Terapia Cognitiva tomaba de la filosofía lo que servía, ¡no nos extraña que tenga mucho de TREC!
Pero vamos a las 7:

  1. No te sientas ofendido
  2. Libérate de la necesidad de ganar
  3. Libérate de la necesidad de tener la razón
  4. Libérate de la necesidad de ser superior
  5. Libérate de la necesidad de tener más
  6. Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros
  7. Libérate de la necesidad de tu fama
Ellis hablaba de la necesidad de liberarnos de los "must be": de estar apegados de forma loca a nuestro modo de ver el mundo y pretender que sea como "debe ser", esto es, como a nosotros se nos da la gana. Resulta que el mundo no es controlable. No puedes lograr que sea como tú quieres. Y si regresamos a nuestro amigo Buddha, vamos a verlo hoy en el campo maravilloso y a la vez horroroso de las actividades profesionales.

No te sientas ofendido

La primera razón, porque no sirve para nada. Sufres, y posiblemente dices cosas que no deberías decir. No pocas veces es cierto que tu interlocutor quería ofenderte (mayor razón para no sentirte ofendido, no darle gusto al cabrón) pero otras muchas ocasiones no se trata de eso, sino de expresiones de miedo, temor, deseos de acumular poder, etc. Y mientras menos desarrollada la persona, más básica la frasesita.

Libérate de la necesidad de ganar

La vida misma es un entorno de luchas por el poder. En las empresas, esos rasgos medio salvajes se nos colocan a flor de piel y las maniobras de poder son de un básico que para qué te digo. Pero, esas batallitas se dan en pequeñas escaramuzas ridículas aunque crueles. Lo que importa es el largo plazo, si quieres ganar cada batalla o si te sientes ofendido porque alguna pierdas, te distraes de la meta final. Lo que importa es la última piedra, o el siguiente paso tuyo. Acuérdate de tus metas: a dónde quieres ir después de ese lugar. Eso es lo que importa. Lo demás, las pequeñas guerritas, son un trámite, y mientras más calmado las manejes, mejor. 

Libérate de la necesidad de tener la razón

Vamos a ver, que te de la razón uno de esos personajes de tu empresa, ¿realmente vale la pena? Lo que importa es ganar el punto, aunque piensen que estés equivocado. De hecho, los políticos suelen usar una estrategia bastante práctica en este campo: "hacerse los maricas". Se trata de entender que tener la razón es realmente poco útil muchas veces. Lo que importa son las soluciones y tu propio camino. 

Libérate de la necesidad de ser superior

Esa sí que es una batalla inútil. La primera razón, porque aunque todos reconozcan que eres superior, es poco probable que alguien te lo diga: le estás pidiendo una actitud muy desarrollada. Decir una alabanza realista o reconocer a una persona que admiramos requiere que tengas un camino personal bastante elaborado. Si tú ya llegaste allí, ¡que bueno! Pero no es sensato que lo pidas a todos. 

Libérate de la necesidad de tener más

La verdad pocas cosas son necesarias. Y en ocasiones, sufrimos mucho y damos guerras bastante inútiles por insensateces. Piensa de verdad en lo que es importante. Y lo demás, si te lo dan en promoción. 

Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros

Mira, lo importante no es lo que has logrado, sino que tú fuiste capaz. Eso es lo realmente importante. Los cargos van y vienen, y lo que queda está en el fondo. Me acuerdo de una frase de Colin Powell, de su libro My American Journey, de hace algunos años: no dejes que tu posición esté tan cerca de tu autoestima que cuando ella se vaya, la otra se marche con ella. 

Libérate de la necesidad de tu fama

¡Ups! Esto sí que es clave. No puedes controlar lo que otras personas dicen de ti, ni de lo que piensen otros de ti. La opinión de algunas personas claves sí que es importante en nuestra vida, pero es precisamente porque esas personas son importantes para nosotros: escógelas bien. Para los demás: "tu opinión es muy importante, pero eso no quiere decir que sea importante para mí. 
Y pues eso, a vivir el mundo de la oficina... y gozar lo que se pueda. 
@leonardoamayaMD


martes, 6 de mayo de 2014

El mundo del trabajo y otras pesadillas...

Estás en una verdadera crisis cuando el domingo te animas porque el día siguiente es lunes
—Comentario escuchado en un ascensor
El trabajo causa varias situaciones vitales importantes. Usualmente, llena con más o menos alegría tu cuenta bancaria. Ocupa buena parte de tu día. Es fuente de algunas alegrías muy significativas y... del dolor de cabeza, el agotamiento, la úlcera péptica, ideas homicidas estructuradas, etc.
Jean Paul Sartre decía "el infierno son los demás", y si hay un lugar donde es más probable que las llamas del averno sean más abrasadoras, es en una oficina. Hay una razón básica: compartes un espacio generalmente estrecho y estresante con personas que tienen poco que ver contigo y con tu historia y con las que muy probablemente no querrías haber conocido jamás. Sin embargo, esta es una exageración un poco dramática.
El trabajo es una ocasión interesante para notar que tu vida tiene un cierto sentido y productividad. Resuelves problemas, pones en ejercicio tu ingenio y te "obliga" a que el cerebro produzca algo. Vamos a ser sinceros: el domingo promedio nuestra corteza cerebral, cumbre de la evolución biológica de la especie humana, produce menos que la secreción babosa de un caracol de matera.
Sin embargo, Sartre dicit: el infierno son los demás. Y eso que no conoció algunos compañeros de trabajo. Y ya sabemos que no sufrimos por lo que pasa sino por cómo vivimos lo que pasa: cómo pensamos sobre lo que pasa. Vamos a repasar esta pequeño catálogo de las ideas locas que hacen de tu empresa un infierno:
1) "Esa vieja es una bruja y me maltrata". Bueno, esa vieja bruja es tu jefa, seguro tiene un hijo adolescente inmamable y le han dado el marido por cárcel. Es decir, evidentemente sería muy bacano que te tratara con cariño y pensara en tu crecimiento personal, pero no estamos en el mundo mágico de Disney sino en una empresa con carácter multinacional y calorcito local. Llena de nuestras "películas" latinas. Tu jefa tiene muchas otras cosas en que pensar. Así de simple, como tú. Y de hecho, es muy probable que tú seas la bruja despiadada o el cretino insoportable de otros, simplemente porque también tú tienes tus propias batallas.
2) "Cabroncete de mierda". Bella expresión dedicada a la persona que te evalúa y te hace seguimiento. Pues otra vez la realidad. También tú eres el ogro que hace seguimiento de otros. Y además... en las empresas toca tomar decisiones. Tú mismo tomas decisiones. Y varias de ellas son decisiones que afectan a otras personas, que incluso no han actuado mal. Con frecuencia te toca hacerle la vida un poco difícil a alguien simplemente porque toca. Así de simple.
3) El equipo de todos los infiernos. Si, en ocasiones nuestro equipo de trabajo es la selección de fútbol del demonio. Pero, eso es lo real: somos personas con intereses muy distintos intentando trabajar en común porque así "toca". Tenemos que colaborar con personas que en ocasiones vemos como nuestros enemigos. Nos toca manejar personas que tienen a su vez que manejar criterios y normas construidas por otros que no viven en este planeta o que son directamente candidatos a hospitalización psiquiátrica.
¿La solución? Vivir en la realidad: la norma de la piedra, que se puede resumir en "esto es lo que hay". Luego, el criterio del día: Vamos a procurar pasarlo bacano con lo que hay. Y la fórmula de felicidad: gozar lo que depende de mí, y lo que no puedo gestionar, aceptarlo como lo real. Pues eso, faltan varios días para el viernes. ¡A gozar tu luz fluorescente azul!
@leonardoamayaMD


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